Juan Betancourt en
SmartBrief on Leadership del pasado 13 de febrero plantea que desgraciadamente
un porcentaje elevado de profesionales recién incorporados a las organizaciones
las abandonan en los primeros meses y
que, podemos evitarlo y retener a los profesionales de mayor talento mejorando
las habilidades de liderazgo.
Según una encuesta
realizada por GoodHire el 82% de los trabajadores pensaban que abandonarían un
trabajo debido a un mal jefe o a fricciones relacionadas con el jefe. Y, si
dejamos que el talento se vaya no solo la moral del equipo se resentirá sino
que tendrá un gran coste para la organización.
Afortunadamente es posible
no tener que decir adiós a buenos miembros de equipos, solo tenemos que aplicar
ciertas estrategias de retención:
1.-
Conocer la motivación de cada
profesional y aclarar la visión
Cuando creamos una
dinámica en el equipo que permite a sus miembros el aportar una diversidad de
pensamiento y las experiencias únicas de sus antecedentes estamos creando los
fundamentos de un sentido de pertenencia que fomenta la retención de los nuevos
miembros.
Podemos ayudar a
generar este sentido de pertenencia si hablamos con ellos y les decimos con
claridad dónde están, lo que se espera de ellos y lo que tiene que hacer y
luego quitarnos de en medio. Conversar con cada empleado sobre dónde están
ayuda a ir generando la confianza y sentimiento de pertenencia necesarios para
poder ejecutar la visión.
2.-
Hacer que pensar “fuera del tiesto” sea divertido
Como líderes de equipos
debemos entender y gestionar una variedad de estilos de trabajo. De esta forma
podremos maximizar la toma de decisiones individual y colectiva al apoyarnos
en el estilo natural de trabajar de cada
persona.
Podemos descubrir sus
estilos de trabajo mediante una sesión de brainstorming en la que los
profesionales asuman diferentes sombreros de pensamiento. Por ejemplo a un
miembro del equipo se le encarga que desarrolle nuevas ideas aunque sean
impredecibles o extravagantes, mientras a otro le corresponde adoptar un rol
más reflexivo para evidenciar los riesgos de las diferentes ideas.
Al asignar a los
miembros del equipo distintos “sombreros de pensamiento” podemos vencer el
pensamiento grupal al mostrar que cada estilo de trabajo tiene fortalezas en
cada situación. Con el tiempo podemos ayudar a los empleados a expandir sus
habilidades pidiéndoles que aborden diferentes estilos de trabajo para ampliar
su repertorio de habilidades.
3.-
Abandonar la formación igual para todos
El enfoque de que la formación
similar encaja para todos ya no vale. La buena noticia es que ofrecer formación
continua para todos no lleva mucho tiempo , especialmente si equilibramos la
inteligencia artificial. Por ejemplo podemos tener un nuevo profesional que
debe enviar un correo semanal al jefe de ventas pero que no sabe cómo le gusta
a éste recibir información. Con una herramienta de entrenamiento basada en la
inteligencia artificial que utilice datos psicométricos previamente recogidos
para ofrecer sugerencias, el nuevo empleado podrá redactar correos eficaces que
serán comprensibles y valiosos para el jefe de ventas.
Este enfoque apoyado en
la inteligencia artificial se puede extender a todo tipo de comunicaciones
ayudando a los nuevos profesionales a que sus contribuciones sean más útiles
desde el principio. Cuando ayudamos a los nuevos empleados de esta forma, con
formación personalizada en tiempo real les estamos facilitando su progreso y
sus éxitos.
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