Nadav Klein, Ellio Gattegno y Rachel Eva Lim en INSEAD Knowledge del pasado 9 de junio plantean
que la amabilidad puede ser algo más que hacer cosas agradables por los demás o
hacerles felices.
Ya han pasado los días
en los que la crueldad y dureza eran sinónimos de hacer negocios. En la
actualidad la amabilidad es ensalzada por muchos como una virtud importante en
el entorno laboral. Diversos investigadores han destacado su potencial para
impulsar el bienestar de los profesionales en entornos de trabajo híbrido y su
contribución para obtener resultados positivos y muchas compañías están ya
expresando su compromiso con valores asociados a la amabilidad.
Definida simplemente
como hacer cosas amables por los demás es universalmente apreciada. Pero la
recomendación de ser amable, puede ser como la de hacer ejercicio, buena en
principio, pero poco práctica si no se considera el ámbito y la dosis: cómo y
cuánto debemos ser amables en el trabajo, con qué frecuencia, tenemos que ser
amables hasta llegar casi a la inmolación o es suficiente con ser un poco
amables para recoger los beneficios de la amabilidad.
Klein, en un artículo anterior,
comentaba investigaciones académicas realizadas en diversos países que ponían de
manifiesto que la amabilidad tiene unos límites y que los beneficios para la
reputación y sociales de la amabilidad tocan techo en un punto en el que las
acciones y comportamientos se encuentran con las normas aceptables en el
entorno laboral: actuar como un ser humano decente y habremos llegado al punto
óptimo en el que los beneficios de mostrarnos amables exceden los costes
personales.
Los autores, ante esta
realidad, sugieren como formas más
beneficiosa de actuar con amabilidad en el trabajo, que expandamos la
definición del término amabilidad para incluir acciones de liderazgo que
beneficien a las personas a corto y largo plazo. Estos tipos de amabilidad son:
1.- Amabilidad interpersonal
Esta clase de
amabilidad se define tradicionalmente como ser agradable con los demás, como
cuando nos ofrecemos a ayudar en un proyecto, hacemos un cumplido o llevamos un
café de su marca favorita a un compañero. Sirve para crear un espíritu de camaradería
y para elevar el bienestar de aquellos que nos rodean.
Aunque es importante
tiene sus límites, ya que la felicidad no es el único resultado que deseamos de
un empleado. Es una emoción positiva que es relativamente corta de duración, ya
que las personas rápidamente nos adaptamos hasta a los hechos más inspiradores.
Existen dos beneficios a más largo plazo que puede ofrecer la amabilidad si
ampliamos su ámbito.
2.-
Amabilidad práctica
Implica hacer lo que
podamos para ayudar a que los demás hagan sus trabajos mejor. Esto se puede
lograr pensando en las oportunidades y recursos que nuestros equipos tienen
para hacer su trabajo y distribuirlos de forma eficiente ( cambiar a las
personas de trabajos en los que no encajan , buscando otros más apropiados o
marcar metas desafiantes con el apoyo suficiente para alcanzarlas, por ejemplo).
En su núcleo, la acción
básica de liderazgo implicada en la amabilidad práctica es el dar un feedback
sincero y no evitar ofrecer el negativo si es necesario. Su resultado no es
necesariamente la felicidad, sino empoderar a los miembros de nuestro equipo
para que desempeñen su trabajo de la mejor manera posible en función de sus
habilidades.
Existe una
contradicción entre hacer que los individuos sean felices a corto plazo y
ayudar a las personas a tener éxito en sus trabajos a largo plazo. Los líderes
deben dominar esta contradicción si quieren mostrar amabilidad práctica, que
ayuda a las personas a incrementar no solo sus resultados sino, también, su impacto
al poder conseguir más cosas y sentirse más plenos al tener más dominio y
libertad en sus carreras.
3.- Amabilidad para el
desarrollo
Su perspectiva es a más
largo plazo. Consiste en ayudar a las personas a adquirir habilidades para
poder subir de nivel. Aquí el centro son las personas, mientras en la
amabilidad práctica está en los trabajos que desempeñan.
Primero requiere
identificar cuál es el siguiente nivel para cada persona ( en algunos casos
puede ser una promoción y en otras un cambio hacia otro departamento, por
ejemplo. El siguiente paso es ayudar a conseguir llegar al nivel deseado,
ofreciendo la oportunidad de adquirir las competencias necesarias, delegando
tareas apropiadas, cuando estén preparados, por ejemplo.
Implica, también,
actuar como mentor, tomando en serio las carreras y futuros éxitos. Requiere incorporar
sus metas al tiempo que ofrecemos nuestro input, ganando su confianza y respeto
e impulsándoles cuando veamos que se están retrayendo. Es una forma de amabilidad
más demandante que el limitarnos a hacer cosas agradables por ellos. Pero las
recompensas son mayores, no solo para los empleados, sino para los líderes
también.
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