Páginas

domingo, 29 de junio de 2025

CÓMO SOBREVIVIR EN LOS CONFLICTOS I: HACER UNA PAUSA

 


William Ury, en “Possible.How we survive and thrive in an age of conflict”, plantea como hemos visto en una entrada anterior que existe   un “camino de lo posible”, compuesto de tres victorias a lograr durante el mismo. para superar los conflictos.

I.- IR AL “BALCÓN”

La primera consiste en considerar que, quizás, el mayor poder que tenemos cuando nos enfrentamos a situaciones difíciles es el de escoger no reaccionar e ir “al balcón”.

El “balcón” es un lugar de calma y perspectiva desde el que podemos mantener la mirada en el “premio”. Es muy importante ser conscientes de la vital importancia que tiene el lograr influir sobre nosotros mismos, sobre nuestros pensamientos y emociones, si queremos ser capaces de influir en los demás.

Transformar un conflicto es un proceso de dentro a fuera. En el camino hacia lo posible, el trabajo que hacemos dentro de nosotros, debe preceder al trabajo con los demás. Para enfrentarnos a los conflictos actuales necesitamos “ir al balcón”, no solo para controlar nuestras reacciones naturales, debemos utilizarlo, también, para expandir nuestra perspectiva.

Vamos “al balcón” cuando ejercitamos tres poderes naturales que poseemos. Cada poder es una capacidad humana innata, algo que puede ser que ya sepamos cómo ejercerlo, pero que necesitamos desarrollarlo y fortalecerlo.

El primer poder es el de hacer una pausa, parar y reflexionar antes de actuar. En lugar de reaccionar, nos concedemos un momento para serenarnos para poder contemplar la situación con mayor claridad.

El segundo poder es el de hacer zoom hacia dentro de nosotros mismos, para centrar nuestra atención en lo que realmente queremos, analizando en profundidad cuáles son nuestros intereses y necesidades.

El tercer poder es el de hacer zoom hacia fuera, para centrar nuestra atención en lo que está pasando en el exterior.

Estos tres poderes tienen una secuencia lógica. Hacer una pausa interrumpe nuestra mente reactiva para que podemos hacer zoom hacia dentro y recordar qué es lo que realmente deseamos. Hacer zoom hacia fuera nos ayudará a ver cómo podemos alcanzar lo que deseamos. Una vez que activamos un poder podemos continuar usándolo y de forma continuada hacer pausas, zoom hacia dentro y zoom hacia fuera, según necesitemos. Cuanto más ejercitemos estos poderes, más rutinarios se convertirán.

Eventualmente el “balcón” se convertirá no solo en un lugar al que visitar ocasionalmente, sino la base de operaciones desde la que podemos ver continuamente el entorno en su totalidad y mantener nuestra mirada fija en la meta. El “balcón” se convierte en un verdadero superpoder que nos permite liberar el potencial total que tenemos dentro de nosotros para transformar los conflictos. Es nuestra primera victoria en el camino hacia lo posible: una victoria dentro de nosotros.

1.- Pausa

Es un poder que todos tenemos: hacer una pausa para serenamente escoger el paso siguiente.

Dónde terminemos va a depender de dónde comencemos. Si tenemos éxito a la hora de transformar los conflictos difíciles a los que nos enfrentamos hoy, será porque comenzamos con una pausa transformadora. Hacer una pausa significa sencillamente parar para escoger, reflexionar antes de hablar o actuar. Separar el estímulo de la respuesta, creando un espacio que nos permite realizar una elección bien meditada y cambiar nuestro estado mental de reactivo a proactivo, permitiéndonos que actuemos intencionadamente en servicio de nuestros intereses.

En todo conflicto, en cada momento, podemos elegir. Al ejercitar nuestra capacidad de elección podemos empezar a recuperar el control de nuestros conflictos, nuestras relaciones y nuestras vidas, ya que en casi cualquier disputa, sea del tipo que sea, familiar, de negocios o hasta de carácter bélico, el patrón es el mismo: una reacción seguida de una reacción seguida de otra reacción y así indefinidamente.

Puede parecer paradójico pero la mejor forma de mantenernos centrados y comprometidos consiste en dejar de estarlo por un momento. Debemos comenzar deteniéndonos. Justo cuando estemos tentados a a reaccionar atacando, evitando o apaciguando, hacer una pausa. Solo porque la otra parte nos esté provocando, no significa que debamos reaccionar y "morder” .En situaciones de alta presión con partes opuestas, debemos hacer una pausa y mostrar curiosidad, primero por nuestras propias reacciones y luego por las de los demás. Reaccionar ante la animosidad con curiosidad.

La forma más fácil de hacer una pausa es muy sencilla: recordar respirar. En situaciones conflictivas frecuentemente olvidamos respirar o lo hacemos de forma rápida e ineficaz. Hacer dos respiraciones profundas ( dentro y fuera) ayuda a calmar al sistema nerviosos. La respiración disminuye los niveles de cortisol (la hormona de estrés) en nuestros cuerpos y haceque descienda nuestro ritmo cardiaco y tensión arterial. Respirar puede cambiar nuestro estado de ánimo.

La Dra Jill Bolte Tylor, neurocientífica, mantiene que se produce un fenómeno que llama “la regla de los noventa segundos” : en solo minuto y medio las sustancias bioquímicas qu e regulan el miedo y la ira se disipan enteramente y podemos encontrar el equilibrio emocional para poder elegir conscientemente la respuesta que sirve mejor a a nuestros intereses. Si no facilitamos a nuestro cuerpo estos 90 segundos para procesar la emoción, ésta se puede atascar y liberarse más tarde como una reacción de la que nos podemos arrepentir. Dedicar un momento al silencio puede ser muy útil en momentos tensos.

Cuesta trabajo observarnos a nosotros mismos. El autor lo considera que es como cultivar nuestro científico interno, ya que nos convertimos en investigadores y estudiosos de nuestras propias sensaciones, emociones y pensamientos. Al reconocerlos podemos poner alguna distancia de ellos y ya no somos el sentimiento en sí mismo, somos quienes estamos experimentando eses sentimiento. Con curiosidad y empatía podemos aprender a aceptar los sentimientos incómodos que en un inicio intentamos suprimir. Al prestar una atención amistosa, los sentimientos y pensamientos comienzan a disminuir y nos volvemos más atentos y presentes.

En conflictos polémicos como las batallas políticas polarizadas que observamos cotidianamente es fácil “quemarnos”. Indignados por las provocaciones de los demás nos enfadamos y aparece la ansiedad, encontrándose nuestro sistema nervioso en un estado de alta excitación. Pero es difícil mantener estos niveles elevados de enfado y ansiedad durante mucho tiempo y nos sentimos superados. Puede ser que caigamos en el extremos opuesto: un estado emocional depresivo, resignación y desesperanza, que nos lleva a desconectar. Es fácil que oscilemos entre los dos extremos hasta que terminemos agotados. Entre ambos extremos se encuentra la “zona emocional óptima”, descrita por el psiquiatra Daniel Siegel como la “ventana de tolerancia”.

En esta zona óptima nos sentimos más serenos, más asentados, más relajados y en control. Continuamos sintiendo las mismas emociones fluctuantes pero no de forma  tan exagerada. En lugar de sentirnos controlados por nuestras emociones, podemos comenzar a regularlas y a funcionar de manera más eficaz y a gestionar los factores estresores del conflicto con mayor competencia.

Para mantenernos en esa zona óptima Ury recomienda implicarnos en actividades regulares que nos ayuden a hacer pausas y a  relajar nuestro sistema nervioso, para ir construyendo resiliencia y así poder mantenernos en la zona óptima y recobrarnos más rápidamente cuando tengamos que salir de ésta. Entre las actividades recomendables que nos van a ayudar a gestionar el estrés emocional y las presiones del conflicto tenemos: hacer ejercicio, escuchar música, meditar y practicar mindfulness y orar. También ayuda pasar tiempo con amigos cercanos o familiares o con un coach o consejero.  A través del ensayo y el error podemos descubrir lo que funciona mejor para nosotros. El autor comenta que para él los mejores momentos para pensar surgen mientras camina. Andar le ayuda a aclarar su mente, dejando espacio para la creatividad y percepción,  equilibrando  sus estados de ánimo,  ayudando a  construir resiliencia emocional.

Al ser muy complicado recordar la necesidad de hacer una pausa cuando estamos en medio de un conflicto Ury recomienda crear lugares y momentos intencionadamente para hacer una pausa, construyendo, así, un balcón. La planificación por adelantado ayuda.

Construir un balcón puede significar simplemente diseñar un descanso planificado o una serie de pausas, en lo que puede ser una reunión o encuentro complicado, o puede ser decidir con antelación que la primera reunión se va a centrar en el entendimiento mutuo y que las cuestiones más críticas se van a discutir en un segundo encuentro tras una noche de descanso. Puede, asimismo, implicar la incorporación de un paseo dentro de una tensa sesión de trabajo donde los participantes puedan entrar en contacto con la naturaleza y caminar juntos. Una pausa planificada puede actuar como red de seguridad en una reunión complicada.

Construir un balcón puede, también, consistir en reclutar una persona de confianza a la que podemos llamar para que nos ayude siempre que sintamos que nos estamos volviendo reactivos. Por ejemplo los negociadores en caso de secuestro con rehenes nunca negocian solos porque saben lo sencillo que resulta sentirse emocionalmente superados cuando la vida de personas está en riesgo. Prefieren trabajar con compañeros que se convierten en sus “balcones” .

En definitiva, construir un “balcón” en un conflicto, significa escoger y diseñar un espacio físico en el que todas las partes puedan hacer una pausa. Construir un “balcón” fuerte y robusto con antelación puede ayudar a contener las reacciones naturales de las personas y abrir nuevas posibilidades que, de otra forma, no surgirían.

El proceso de transformar un conflicto comienza con tranquilidad: con una pausa. Hacer una pausa es el primer paso esencial en el “camino de lo posible” , es el momento en el que realizamos la elección fundamental a la hora de gestionar un conflicto: hacerlo de forma constructiva o destructiva. Es la llave que nos permite escapar de la prisión del conflicto destructivo.

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario