N. Anand y Jean – Louis Barsoux en la edición de marzo – abril de Harvard Business Review plantean que
los equipos bajo presión con frecuencia caen en mecanismos disfuncionales para
hacer frente a las situaciones que están profundamente enraizados en la
psicología humana.
El grupo pasa a actuar
como una manada o jauría, buscando instintivamente formas de aliviar la ansiedad
colectiva de sus miembros. Puede asignar de manera inconsciente roles no
deseados a uno o varios miembros del grupo esperando contener así la ansiedad o
caer en otros comportamientos distorsionados en un esfuerzo de controlar la
ansiedad.
La mayor preocupación
de cualquier manada es su propia supervivencia y los equipos de trabajo no son
una excepción cuando actúan como tal. Cuando la ansiedad colectiva se torna
insoportable el equipo debe hacer algo para contrarrestarla. Pero, en lugar de
enfocar la situación de forma racional, con frecuencia atribuye el origen de
sus problemas a una persona. Este fenómeno de descarga es similar al observado
por la psicoanalista infantil Melanie Klein en psicología individual: desechar
aspectos que no nos gustan o incómodos de nosotros mismos y asignarlos a otras
personas.
Los equipos con
frecuencia atribuyen roles a las personas basándose en su percepción de su
personalidad o en características demográficas, especialmente edad, género y
raza.
Una vez el rol ha sido asignado
y aparentemente aceptado el equipo se siente aliviado, ya que piensa que le
permite seguir para delante a corto plazo. Pero encerrar a alguien en un rol
disfuncional sabotea la dinámica del equipo a largo plazo y ejerce una gran
presión sobre la persona elegida para absorber o manejar la ansiedad del grupo.
El psicoanalista Wilfred
Bion identificó, por primera vez, patrones extremos de evasión y negación
mientras trabajaba con los soldados sujetos a un fuerte impacto emocional que
volvían al Reino Unido procedentes del frente en la Segunda Guerra Mundial.
Observó que aunque estos mecanismos reducían la ansiedad evitaban que el
verdadero trabajo para superar su situación emocional se realizase. En otras
palabras: las defensas naturales del equipo estaban comenzando a sabotear su
misión.
El trabajo de los autores
con equipos corrobora los hallazgos de Bion sobre los patrones en los que caen los equipos sometidos a un estrés excesivo.
Los cuatro más comunes son:
I.-
EL SALVADOR ÚNICO
Cuando un equipo se
siente muy ansioso por su futuro o busca dirección o protección puede ceder su
autonomía a un salvador, inconscientemente replicando las relaciones de
dependencia de la infancia.
Una dependencia fuerte
puede ser útil para el alineamiento y capacidad de respuesta ante una crisis,
pero si asignamos a alguien el papel de salvador estamos abandonando nuestra
propia iniciativa y esto es arriesgado para un equipo, creando un escenario
preparado para el fracaso del salvador que probablemente tendrá dificultades
para contener el estrés del grupo y para satisfacer las expectativas del mismo.
El clima emocional en
un equipo con un único salvador está marcado por la indefensión e inseguridad.
Los miembros esperan a ver cómo reacciona el salvador en lugar de trabajar en
crear soluciones ellos mismos. Una señal de este problema es la existencia de
un patrón de comunicación en el que todo pasa por el líder, con solo
interacciones superficiales entre el resto de los miembros.
Si no son evaluados los
salvadores pueden llegar a sobreestimar sus capacidades, desarrollando un
sentimiento de privilegio, derecho e invulnerabilidad que les lleva a sobrepasar
límites y esto puede resultar en su expulsión. Lo que puede parecer auto –
sabotaje es en realidad el producto de una configuración de salvador único.
II.-
EL DUO DINÁMICO
Una forma relacionada
de dependencia es la que se produce cuando dos personas son designadas como
salvadoras. El mayor riesgo es que ambas se deslumbren por su sensación de
poder y vayan perdiendo paulatinamente su contacto con la realidad, aislándose de los demás y creando una gran
codependencia, desconfiando del resto del equipo.
III.-
MODO LUCHA
Los equipos ansiosos en
ocasiones persiguen lo opuesto a la dependencia y desarrollan unas expectativas
irreales de autonomía y unidad. Los individuos buscan refugio dentro de las
fuertes fronteras del equipo, que se cierra en sí mismo y discute solo aquellos
temas con los que se sienten cómodos sus miembros. Puede n centrarse en un
enemigo común, real o percibido, como puede ser la alta dirección o una
organización competidora. En lugar de trabajar para encontrar una forma de
salir de sus dificultades culpa a ese “enemigo” de sus problemas internos y
moviliza a sus fuerzas de acuerdo con esta idea. El clima emocional es de
urgencia pero el equipo está luchando en batallas equivocadas.
IV.-
MODO HUIDA
Un equipo en modo huida
también tiene expectativas exageradas de autonomía y unidad pero evita la
ansiedad tratando de escapar de un enemigo común. Estos equipos se caracterizan
por su resignación, miedo y retirada. Los equipos se muestran preocupados por
señales de cambios en el ecosistema o en la organización y tareas importantes
son pospuestas o ignoradas.
Cuando se encuentran
atascados en uno de estos cuatro patrones los miembros de un equipo pierden sus
facultades críticas y sus capacidades individuales. Parecen estar absorbidos en
una misión vital pero vaga, discutiendo materias periféricas como si fuesen de
gran trascendencia y mostrando poca tolerancia ante cualquier señal de
retroceso. El grupo recuperará el control total de sus capacidades solo cuando
sea consciente de que el origen de su ansiedad se encuentra dentro del equipo y
no fuera de él.
Determinadas pistas
pueden ayudarnos a detectar si un grupo ha adoptado un patrón disfuncional y a
detectar cuál de ellos es. Por ejemplo podemos utilizar las siguientes
preguntas, agrupadas en los siguientes apartados:
1.-
Quién suele hablar y de qué:
a).- ¿Domina una sola
persona la conversación normalmente? ( salvador único)
b).- ¿Son las mismas
dos personas las que mantienen las discusiones activas? (duo dinámico)
c).- ¿Todas las personas hablan al mismo tiempo? (
modo lucha)
d).- ¿Las discusiones
evitan abordar los temas importantes? (modo huida)
2.-
A quién miran y se dirigen los oradores:
a).- ¿Se centran
siempre en la misma persona? (salvador único)
b).- ¿Al hablar el líder se centra siempre en la misma
persona? ( duo dinámico)
c).- ¿Los oradores miran a los otros miembros del
equipo con intensidad? (modo lucha)
d).- ¿Evitan los oradores el contacto visual con otros
miembros del equipo? (modo huida)
3.-
Quién interrumpe o cuestiona a quién:
a).- ¿Interrumpe una persona de forma rutinaria? ( Salvador
único)
b).- ¿Solo está una persona autorizada para
interrumpir al líder? (duo dinámico)
c).- ¿Se interumpen entre sí los miembros? ( modo
lucha)
d).- ¿Evitan los miembros cuestionarse unos a otros? (modo
huída)
4.-
Cómo afronta el equipo los grandes problemas:
a).- ¿Parece que solo
una persona es responsable de la resolución de los problemas del equipo?
(salvador único)
b).- ¿Parece que dos
personas son responsables de la resolución de los problemas del equipo? (duo
dinámico)
c).- ¿El grupo evita
los problemas y la hostilidad se vuelca sobre un enemigo percibido? (modo
lucha)
d).-. ¿El grupo culpa
de los problemas a una amenaza percibida pero evita la confrontación? (modo
huida)
Los líderes normalmente
luchan por reconocer y enfrentarse con estos patrones patológicos por tres razones:
1.- Son difíciles de
evitar ya que es imposible conseguir mitigar siempre la ansiedad, por lo que
todo equipo sucumbirá eventualmente a los mecanismos de afrontamiento
descritos.
2.- Son difíciles de
detectar ya que es complicado ser a la vez observador y participante en el
equipo y suelen existir explicaciones más sencillas y cómodas sobre lo que está
ocurriendo: “todo es culpa del director de recursos humanos….”
3.- Son difíciles de
solucionar. Sencillamente abordando los síntomas a través de coaching, team
building, ejercicios experienciales o intervenciones formativas puede,
temporalmente, mejorar las actitudes y el desempeño, pero las causas raíz seguramente
persistirán. Para escapar verdaderamente de estos patrones problemáticos los
equipos deben adoptar nuevos procesos y nuevas formas de pensar y actuar, lo
que requiere más esfuerzo que unas simples intervenciones.
Los equipos en estas
circunstancias pueden beneficiarse de la experiencia de especialistas en
dinámica de grupos que pueden ayudar a que emerjan las ansiedades subyacentes e
identificar las tareas que el equipo está evitando. Si no tienen a su
disposición estos expertos los equipos pueden utilizar la siguiente metodología,
consistente en la utilización de sociogramas, para diagnosticar y revertir estas dinámicas
dañinas.
Un sociograma es la
representación gráfica de las uniones e interacciones dentro de un equipo. Cada
miembro del equipo dibuja un diagrama sencillo mostrando la forma en la que
percibe a las personas de su equipo y a las relaciones entre ellos, siguiendo
unas instrucciones básicas. Cada miembro es representado por una burbuja,
etiquetada con sus iniciales y con un tamaño acorde a su peso en el grupo. No
se permiten palabras en el diagrama. La distancia entre las burbujas indica los
agrupamientos entre los miembros y su cercanía entre sí. El ancho de las líneas
que las conectan implican la intensidad de sus interacciones y las flechas la
influencia o dirección de la comunicación. El ejercicio debe ser espontáneo e
intuitivo por lo que no debe durar más de un minuto en completarse.
Los miembros, después,
discuten los sociogramas uno a uno, con la persona cuyo dibujo está siendo
comentado sentada en silencio, mirando a otra parte. De esta forma se promueve la
libre asociación y la exploración sincera entre los participantes y se evitan
la autojustificación y autodefensa de los creadores de los dibujos. Todos y no
solo el líder comparten su perspectiva sobre los diversos sociogramas, que
revelan acoplamientos y otros subgrupos en el equipo, así como quién tiene
mucha influencia y quién está aislado. Las discusiones se pueden centrar en las
dependencias entre los miembros o en quién tiene voz o puede cuestionar al
líder, o en los roles, coaliciones y competencia entre los miembros.
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