domingo, 23 de enero de 2022

LENGUAJE DIGITAL CORPORAL

 


Erica Dhawan en “Digital body lenguaje. How to build trust and connection no matter the distance” decodifica las nuevas señales y signos que han reemplazado al lenguaje corporal tradicional en un mundo digital.

Ninguno de nosotros necesitamos un título de especialistas en lingüística para saber que las formas en las que comunicamos un significado actualmente son más confusas que nunca. La comunicación contemporánea se apoya en la actualidad, fundamentalmente, en cómo decimos algo más que en lo que decimos. Este es el lenguaje digital corporal.

Los correos electrónicos, las  videollamadas o los mensajes instantáneos son formas visuales de comunicación. Actualmente casi un 70% de las comunicaciones que se establecen entre los equipos son virtuales. Un profesional suele enviar de media 30 correos y recibe 96. Según el “Journal of personality and social pshycology” en el 50% de las ocasiones el “tono” del mensaje es malinterpretado y según el New York Times el 43% de los trabajadores norteamericanos dedicaban antes de la pandemia algún tiempo a trabajar en remoto, porcentaje de tiempo que se elevó  drásticamente durante la pandemia Covid – 19. Otro estudio mostraba que el 25% de los participantes referían que socializaban más frecuentemente on – line que presencialmente.  Una encuesta realizada por Pew en 2015 encontró que el 90% de los dueños de móviles los llevan consigo frecuentemente y un 76% admitía que lo desconectaban rara vez o nunca. Las personas dedicamos de media casi 116 minutos diariamente a las redes sociales.

Daniel Goleman fue el primero que popularizó el concepto de inteligencia emocional en la década de los 90 del siglo pasado. Ésta se refiere a nuestra capacidad para leer las señales que envían otras personas y a nuestra habilidad para responder adecuadamente mientras somos capaces de entender y apreciar el mundo desde otras perspectivas.



En la actualidad inteligencia emocional y empatía son dos conceptos de moda que están en todas partes. Los líderes nos han vendido la idea de que ver las situaciones claramente desde otras perspectivas puede transformar los estilos de liderazgo, las culturas organizacionales y las estrategias de negocio. La empatía, parece ser que, fomenta la moral, promueve la innovación, moviliza el compromiso y la retención e incrementa los beneficios. Todos podemos estar de acuerdo en que necesitamos más empatía en el mundo.

Pero,  pesar de todo nos encontramos ante una crisis de malentendidos en el trabajo, en parte porque leer las emociones en el entorno laboral digital actual es complicado. Cuando surgió el concepto de inteligencia emocional la era digital se encontraba en su infancia, mientras ahora muchas organizaciones y comunidades existen exclusivamente detrás de una pantalla. Por tanto la forma en que establecemos contactos se ha modificado t consecuentemente la manera que interactuamos y trabajamos con nuestros compañeros, clientes, comunidades o audiencias.

La pérdida de las señales corporales no verbales es una de las causas menos consideradas del sentimiento que experimentan frecuentemente  los trabajadores de falta de compromiso y de desvinculación. Esto ocurre no porque las personas no quieran mostrar empatía sino porque con las herramientas actuales no saben cómo hacerlo.

La mayor parte de los entornos laborales actualmente minimizan las condiciones necesarias para promover una comunicación clara, lo que conduce a la falta de confianza generalizada, al resentimiento y a la frustración. Existe una mayor distancia física entre los equipos y menos interacciones cara a cara, con lo que se presentan pocas oportunidades de leer el lenguaje corporal. Además, cada pocos meses las cosas parecen ir con más rapidez lo que no nos deja más opción que irnos adaptando a la nueva normalidad. Nos volvemos más inconscientes, aceptamos mejor las interrupciones y distracciones y nos mostramos más indiferentes ante las necesidades y emociones de los compañeros de trabajo. Esta desconexión digital nos lleva a malinterpretar, desechar o ignorar señales y pistas lo que crea nuevas oleadas de disfunción en las organizaciones.

Esto ocurre en parte porque como hemos comentado, las señales no verbales representan el 60 – 80 % de la comunicación cara a cara. El antropólogo Edward T. Hall llama a estas señales, como por ejemplo: postura, proximidad, sonrisas, pausas, bostezos,   tono, expresiones faciales, contacto visual, gestos con las manos y volumen, el “lenguaje silencioso”.

Al no poder contar con él nuestra capacidad de comunicar se ve comprometida. Si recordamos como un apretón de manos tras un trabajo bien hecho nos hacía sentirnos valorados, vemos como en la actualidad cuando los miembros de los equipos trabajan en distintos departamentos, oficinas y países un apretón de manos resulta casi imposible. También tenemos que si una persona está cerca de nosotros y nos hace una pregunta le respondemos inmediatamente y sabemos cuándo una conversación ha llegado a su conclusión natural,  pero no sentimos esa obligación  a la hora de contestar a los correos, con lo que si a un requerimiento urgente lo respondemos cinco horas tarde normalmente dejaremos a quién lo ha hecho sintiéndose ignorado y resentido.

Las pantallas han hecho que alteremos nuestro lenguaje corporal tradicional. Cuando echamos un vistazo a nuestros móviles  o mandamos correos durante reuniones de trabajo, por ejemplo, tendemos desconectarnos de lo que nos rodea y podemos procurar terminar demasiado pronto una reunión, no percibimos las expresiones fáciles, sonrisas o interés de nuestros compañeros.

La tecnología, asimismo, nos ayuda a crear máscaras. Hoy todos tenemos la opción de esconder lo que realmente sentimos y pensamos. Escoger enviar un correo o un mensaje puede enmascarar sentimientos molestos pero también puede generar gran cantidad de malinterpretaciones y ambigüedades. Para las personas que quieren mantener sus pensamientos y sentimientos camuflados las pantallas son muy útiles.

La autora, ante esta situación, sugiere que, para poder mantenernos auténticos y conectados aunque exista una pantalla entre las personas, debemos comprender las señales que estamos emitiendo con nuestro lenguaje corporal digital para poder gestionarlas y crear mensajes claros y precisos.

Algunos ejemplos de cómo el lenguaje corporal tradicional se puede trasladar al lenguaje digital corporal son los siguientes:

LENGUAJE CORPORAL TRADICIONAL

LENGUAJE CORPORAL DIGITAL

La cabeza se inclina hacia un lado lo que implica que la persona está escuchando atentamente.

 

Enviar un comentario detallado verbalmente o en la bandeja de chats durante una vídeo llamada cuando alguien expresa una idea, en lugar de decir solo “estoy de acuerdo”.

 

Acariciamos nuestra barbilla o hacemos una pausa de unos pocos segundos para señalar que estamos pensando en lo que se acaba de decir.

Dedicar unos pocos minutos extra antes de responder a un texto mostrando respeto por lo que está escrito en el mismo. Escribir una respuesta larga y detallada a un correo que muestre reflexión.

Hacer una pausa durante una llamada para absorber lo que se ha dicho en lugar de responder de manera instantánea con lo primero que se nos ocurre.

 

Sonreímos, lo que es contagioso y nuestra sonrisa ilumina las zonas del cerebro ligadas a la felicidad. Esta es la razón por la que las personas a las que sonreímos tienden a devolvernos la sonrisa y a sentir una mayor conexión con nosotros.

Utilizar signos de exclamación y emoticones, pero sin excedernos.

Finalizar un correo por ejemplo deseando un feliz fin de semana.

Reír durante una reunión por vídeo.

 

 

Asentimos con la cabeza de forma que parecemos más interesados y accesibles.

Responder con rapidez a un mensaje mostrando interés al hacerlo añadiendo comentarios sustanciales.

 

Para poder comprender el nuevo ideal de comunicación tenemos que conocer las 4 leyes del lenguaje corporal digital:

1.- VALORAR VISIBLEMENTE

La primera ley se basa en el hecho de que las señales que tradicionalmente utilizamos para demostrar nuestra apreciación de los demás como una sonrisa, un apretón de manos o una nota escrita a mano de agradecimiento, o son invisibles en la comunicación digital o requieren mucho esfuerzo o tiempo para su implementación.

Valorar visiblemente significa que somos sensibles ante las necesidades de los demás o ante sus agendas, que somos conscientes de que leer los correos que recibimos con detenimiento y atención es el nuevo arte de escuchar, reconocer la incomodidad de los otros sin tener la necesidad de arreglarla y resolverla, sino limitándonos a estar allí, sin prisas.

Inevitablemente valorar visiblemente conduce a mayores niveles de respeto y confianza. Siendo el respeto el hecho de que los demás se sientan apropiadamente valorados, incluidos y reconocidos. Implica revisar nuestros emails  antes de enviarlos, no demorar mucho la contestación de los correos recibidos, no cancelar reuniones en el último minuto y escuchar cuando los demás hablan en una videoconferencia.

Valorar visiblemente también implica reconocer que soluciones que pueden funcionar en un determinado contexto pueden no hacerlo en otros y dedicar el tiempo y el esfuerzo para comunicar el equivalente de una sonrisa o un agradecimiento a través de canales digitales.

2.- COMUNICAR CUIDADOSAMENTE

Esta ley se refiere al esfuerzo continuo  que hay que realizar para minimizar los riesgos de malentendidos y malas interpretaciones al ser lo más claros posible con nuestras palabras y lenguaje digital corporal.

Comunicamos cuidadosamente cuando establecemos expectativas y normas claras sobre los canales que utilizamos, sobre lo que incluimos en nuestros mensajes y sobre quién forma parte de nuestra lista  de destinatarios.

Al hacerlo ayudamos a  eliminar la confusión ya que, también, implica que los equipos y profesionales se mantienen adecuadamente informados y que se realiza un seguimiento permanente para apoyar sus esfuerzos, evitando duplicidades.

3.- COLABORAR CON SEGURIDAD

La tercera ley se centra en garantizar la libertad para tomar riesgos conscientes con la confianza en que los demás van a apoyar la decisión.

Implica gestionar los miedos, incertidumbres y preocupaciones que caracterizan a los actuales entornos laborales y entender que cuando las situaciones se complican los empleados están allí para apoyarse y trabajar juntos para evitar fracasos. Supone, también, priorizar la reflexión para reducir el pensamiento grupal, por ejemplo designando a un miembro del equipo que trabaje en remoto moderar una reunión presencial para crear un sentimiento de inclusión, reduciendo, al tiempo, los prejuicios que podemos tener en relación con los miembros de los equipos que están físicamente presentes en el lugar de la reunión o utilizar el chat virtual en una reunión por vídeo para recoger las opiniones de los miembros de los equipos en lugar de escuchar primero a los que manifiestan sus ideas con voz más alta y están de acuerdo unos con otros.

4.- CONFIAR COMPLETAMENTE

Esta última ley se cumple solo cuando las otras tres se han implementado ya que implica que existen unos niveles muy elevados de fe en la organización y, por tanto, los profesionales dicen la verdad, mantienen su palabra y son fieles a sus compromisos.  Significa que existe una cultura abierta de equipos donde todos saben que son escuchados y  pueden pedir ayuda a los compañeros.

Cuando creamos seguridad psicológica en los equipos se prioriza cualquier cosa que implica apoyo y cualquier cosa que lo impida se aborda y corrige.

Confiar plenamente no significa que esta confianza incondicional se aplique a todos, especialmente a personas con las que hemos tenido experiencias negativas o no resueltas en el pasado. Si implica, en cambio , que todos se sienten seguros de decir lo que piensan, de introducir perspectivas controvertidas o de manifestar que algo no funciona para ellos sin temer que con ello se están creando nuevos enemigos.

Dhawan recomienda que si queremos comunicar:

CONFIANZA

COMPROMISO Y ATENCIÓN

ENTUSIASMO

URGENCIA

Lenguaje corporal tradicional:

Mantener las palmas de las manos abiertas, no cruzar las manos ni las piernas, sonreír y asentir con la cabeza

 

Lenguaje corporal tradicional:

Inclinar el cuerpo mientras la otra persona está hablando, descruzar los brazos y piernas, sonreír y asentir, establecer contacto visual directo

Lenguaje corporal tradicional:

Hablar rápidamente, elevar la voz, expresar nuestro entusiasmo físicamente moviéndonos o tecleando con  nuestros dedos en la mesa.

 

Lenguaje corporal tradicional:

Elevar la voz, hablar con rapidez, realizar gestos exagerados.

Lenguaje corporal digital:

Utilizar lenguaje directo y claro, finalizar los correos con un gesto amistoso

(dime si necesitas algo más o espero que esto te ayude, por ejemplo), imitar el uso de emoticones o de puntuación  informal del remitente.

 

Lenguaje corporal digital:

Responder a tiempo, enviar mensajes que contesten a todas las preguntas o afirmaciones de mensajes previos, mandar un simple: recibido  si el mensaje no requiere una respuesta más larga, utilizar emoticones positivos.

 

Lenguaje corporal digital:

Utilizar signos de exclamación, priorizar los tiempos de respuesta rápidos, mandar muchos mensajes a la vez sin esperar respuestas, usar emoticones positivos.

Lenguaje corporal digital:

Utilizar lenguaje directo y frases que terminen con muchos signos de exclamación, optar por una llamada o una reunión en  lugar de un mensaje digital, saltar las introducciones, emplear lenguaje formal, mandar el mismo mensaje simultáneamente por múltiples canales.

 

 

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