domingo, 14 de septiembre de 2014

LA IMPORTANCIA DE LA COMUNICACIÓN NO VERBAL. EL ARTE SUTIL DE LIDERAR GRUPOS



Nick Morgan, uno de los principales expertos en coaching sobre comunicación y  fundador de Public Words Inc, en su último libro “Power cues. The subtle science of leading groups, persuading others andmaximizing your personal impact”, de reciente publicación, revela cómo podemos inspirar, lograr el compromiso, conectar con los demás de forma más positiva, ganar cualquier negociación y consecuentemente liderar adecuadamente.

Morgan plantea que investigaciones recientes muestran cómo las personas estamos programadas para responder a las señales no verbales de los demás que generan emociones. Actualmente podemos  identificar cuáles son las  que  determinan cómo nos relacionamos entre nosotros y analizar las que nos permiten controlar nuestra propias comunicaciones y las de los que nos rodean. Las principales, ya que nos van a servir para consolidar nuestro papel como líderes responden a las siguientes preguntas:

I.- ¿Cómo influimos en los demás, cuáles son nuestros gestos más característicos, cómo ocupamos el espacio físico?, ¿Cómo nos mostramos en las conversaciones, reuniones, presentaciones?, ¿Qué actividades son eficaces y cuáles no?,… En definitiva cómo somos cuando conectamos con los demás: ¿Enérgicos  y al mando?, ¿Amistosos y cálidos?, ¿Somos temidos o confían en nosotros?, ¿Nos evitan o nos buscan?,… Tenemos que empezar a comprender el efecto de estas impresiones si queremos empezar a convertirnos en líderes carismáticos.

II.-¿Qué emociones transmitimos a través del lenguaje corporal en los momentos, conversaciones, reuniones o presentaciones importantes? Implica que tenemos que empezar a controlar  nuestras comunicaciones no verbales para conseguir proyectar la imagen que queremos.

La mayoría de nosotros no somos carismáticos porque no somos capaces de dirigir adecuadamente nuestras emociones, por lo que cuando nos relacionamos con los demás tenemos gran cantidad de temas en nuestras mentes y una serie de emociones diversas. El resultado es un revoltijo que no puede ser carismático.

III.- ¿Qué mensajes inconscientes estamos recibiendo de los demás? Nos sirve para ser capaces de conocer lo que los demás están pensando, en ocasiones antes que ellos mismos sean conscientes de esos pensamientos. Esto ocurre porque las actitudes emocionales y las decisiones se toman de manera inconsciente al principio, luego  se muestran con gestos para terminar llegando la mente consciente.

IV.- ¿Nuestra voz transmite poder y liderazgo? La voz es una de las formas principales de conectar e influir en los demás.

V.- ¿Qué señales sinceras emito en mi trabajo y en situaciones sociales? Tenemos que aprender a controlar los gestos que muestran esos mensajes o las emociones que controlan esos gestos. 

VI.- ¿Nuestra mente consciente nos está limitando o nos impulsa hacia delante? Debemos esforzarnos para reemplazar aquellos mapas mentales que nos están perjudicando por aquellos que nos van a ayudar a avanzar y a tener éxito.

VII.- ¿Estamos transmitiendo historias que tienen un alto impacto y tienen la capacidad de inspirar y movilizar a los demás? Los grandes líderes saben contar buenas historias. Saben que tienen que con ellas pueden enganchar a sus seguidores y que es un método eficaz para mostrar ideas y valores que van a permitir que sus mensajes sean oídos y recordados.

Nick Morgan propone una serie de pasos para alcanzar un alto grado de maestría en nuestras comunicaciones, que nos van a servir para dar la respuesta adecuada a las preguntas anteriores:

I.- HACER UN INVENTARIO DE NUESTROS PROPIOS GESTOS PARA SER CONSCIENTES DE ELLOS.

Tenemos que reflexionar sobre cómo nos comunicamos, para conocer de forma precisa cuál es nuestro perfil de comunicación para conseguir entender, persuadir, liderar e  inspirar a los demás, cautivando con nuestro carisma y compartiendo con ellos nuestra visión.

Entre las ideas equivocadas sobre la comunicación Morgan destaca:

1.- En una presentación o discurso hay que comenzar diciendo lo que vamos a contar, contarlo y terminar con un resumen de lo que hemos dicho. La repetición no funciona en nuestro mundo actual acelerado. Tiene que disfrazarse o presentarse de forma ingeniosa si queremos que capte la atención de la audiencia.

2.- El Power Point en una presentación es una ayuda inestimable porque somos seres visuales, al ser el sentido que tenemos más desarrollado. La realidad es que puede servir de distracción. Cuando estamos delante de un orador que utiliza una  presentación   realizada con Power Point, miramos primero a éste, porque estamos más interesados normalmente en las personas que en las imágenes y sólo cuando nuestra atención comienza a divagar nos fijamos en la presentación. Leer ésta y mirar a las personas son dos actividades que se encuentran localizadas en distintas partes de nuestro cerebro, por lo que resulta ineficiente estar cambiando continuamente de una a otra. Cuando miramos al orador percibimos unas señales y cuando nos ocupamos de las imágenes captamos otras, al estar cambiando constantemente perdemos información.

3.- El apretón firme de manos es fundamental cuando conocemos a alguien nuevo. Es más importante la actitud con la que nos presentamos en la reunión. Cómo nos movemos, lo que transmitimos con nuestra postura, la expresión en nuestra cara y cómo vestimos tiene un mayor impacto en una relación que un apretón de manos.

Nick Morgan plantea que en toda acción de comunicación se producen dos conversaciones. La primera es aquella de la que somos conscientes que es la que tiene relación con el contenido verbal. La segunda es la no verbal y no solemos ser conscientes de ella. Cuando ambas están alineadas podemos prestar atención a las palabras porque el lenguaje corporal apoya el contenido, pero si cada una está enviando un mensaje diferente siempre creeremos la transmitida por el lenguaje corporal. Las dos conversaciones van unidas. Esta es la razón por la que gesticulamos y movemos las manos cuando hablamos por teléfono aunque sepamos que no nos está viendo nuestro interlocutor. Aunque nos sorprenda en muchas ocasiones, en las que suele coincidir que lo que pretendemos transmitir es importante para nosotros,  comunicamos primero con los gestos y posteriormente con las palabras.

Cuando dos personas se conocen muy bien las palabras son todavía menos importantes y los gestos adquieren una mayor trascendencia.

Muchos de nuestros diálogos con otras personas y como hemos visto la mayoría de los más importantes tienen lugar de forma no verbal y frecuentemente son inconscientes. El gesto viene primero y transmite la mayor parte de las emociones.

Las dos conversaciones no tienen por qué tener una conexión inmediata obvia. Con frecuencia lo hacen, pero en otras ocasiones se produce más tarde, como por ejemplo en el caso en el que una persona tiene que transmitir una mala noticia a otra. Los gestos intentan mandar señales de apoyo, cariño y solidaridad, mientras las palabras pueden ser devastadoras. En este caso aunque las dos conversaciones están conectadas van por rutas paralelas. La comunicación suele comenzar con un gesto o mirada de compasión y apoyo, que va a alertar al receptor de que va a recibir malas noticias.

Los gestos preceden al pensamiento consciente y pueden llegar a moldearle y guiarle ( resulta complicado hablar con las manos atadas por detrás de la espalda, por ejemplo). Son una parte importante del proceso de comunicación porque transmiten señales directamente de nuestra mente  inconsciente   a la de los demás sobre lo que realmente estamos pensando, sintiendo y sobre lo que pretendemos en relación a nuestro interlocutor.

Lo primero que queremos conocer cuando alguien se acerca a nosotros es si es un amigo o un enemigo. Evaluamos de forma inconsciente su postura, actitud, que hacen con sus manos,…, para intentar averiguar cuáles son sus intenciones con respecto a nosotros: ¿Nos van a agredir o van a ser amistosos,…?

Normalmente somos  conscientes de las señales que nos transmiten sólo cuando las consideramos extrañas o alarmantes o cuando la persona que las emite es muy importante para nosotros y queremos detectar cuál es realmente su estado de ánimo.

Todo lo anteriormente expuesto avala la necesidad de que los líderes dominen los dos tipos de conversaciones pero especialmente la segunda, ya que puede confirmarnos como líderes o sabotear nuestra autoridad sin que apenas nos demos cuenta. Entenderla es clave para el liderazgo porque no se puede ignorar, por lo que el primer paso que tenemos que dar es identificar lo que estamos diciendo con la comunicación no verbal. Hacer un inventario de cómo ocupamos el espacio, cómo estamos de pie, cómo nos sentamos, cómo nos movemos y cómo interactuamos con los demás. Si estamos sentados solos si nos mantenemos  erguidos o no, si cuando estamos de pie ocupamos todo nuestro espacio o nos acurrucamos en las esquinas o si nos movemos con confianza o furtivamente. También es importante detectar cuál es nuestra actitud con los demás: nos animamos cuando estamos con ellos o nos mantenemos a la defensiva,…

El autor plantea la necesidad de  que seamos conscientes, sin juzgar lo que hacemos y propone recoger en un diario nuestras actitudes físicas y emocionales de forma objetiva (dedicando por ejemplo una hora al día durante una semana a dicha observación).

Cuando hayamos completado esta primera fase es el momento de empezar a analizar en profundidad nuestro lenguaje no verbal. Podemos comenzar por preguntarnos si somos personas seguras, para lo cual podemos ver en cuantas ocasiones en nuestro diario hemos incluido respuestas que demostraban nerviosismo, ansiedad  o inseguridad.  La segunda fase, una vez conocido nuestro nivel de seguridad consiste en conocer cuál es nuestro nivel de intuición. ¿Sabemos  normalmente lo que piensas los demás o nos sorprenden con frecuencia?, ¿ Notamos que existe una diferencia entre la facilidad con la que adivinamos los pensamientos de las personas en nuestro círculo cercano y la dificultad de hacerlo si se trata de personas que no conocemos bien?,…

La siguiente etapa, tras conocer nuestras habilidades para la intuición, nos lleva a preguntarnos cuál es nuestra capacidad de ser carismáticos. Buscar en nuestro diario cuántas veces hemos reflejado que hemos sido el centro de atención en una reunión, si cuando hemos hablado nos han prestado atención o no, si hemos dominamos las reuniones sin esfuerzo,…

Morgan recomienda cumplimentar el siguiente cuestionario para ayudarnos a conocernos un poco mejor. Para ello debemos responder a cada pregunta con verdad o falso y asignar un punto por cada pregunta cuya respuesta sea verdadero y 0 puntos si es falso.

1.- ¿Soy consciente de cómo estoy sentado durante una reunión de trabajo?

2.- ¿Cuando comienzo una discusión soy consciente de cómo utilizo las manos?

3.- ¿Cuándo estoy entrevistando a alguien me fijo en su lenguaje no verbal y no sólo en sus palabras?

4.- ¿Detecto cuando alguien está fingiendo?

5.- ¿Detecto cuando alguien me está mintiendo?

6.- ¿En una reunión con mi jefe soy consciente de cuando éste ha decidido que va a terminar sin necesidad de que me lo diga?

7.- ¿Me fijo más en el transcurso de una negociación en el lenguaje corporal de mis interlocutores o en sus propuestas?

8.- ¿Soy capaz de detectar  que mis colaboradores están descontentos antes de que me digan algo al respecto?

9.- ¿Logro mis objetivos en las reuniones? ¿Consigo imponer mis ideas?

10.- ¿Consigo, sin dificultad que cuando hablo todos me escuchen?

11.- ¿Con frecuencia adivino lo que los demás van a decir, antes de que lo digan?

12.- ¿Logro que mi voz se escuche hasta en locales muy amplios?

13.- ¿Mi intuición es fuerte y puedo leer la mente de los demás con facilidad?

14.- ¿Cuándo acudo a una reunión no tengo ningún problema para detectar el estado de ánimo de las personas que asisten a la misma?

15.-¿Me compenetro con facilidad con las personas al conocerlas?

Puntuación:

1-5: Es necesario profundizar en el análisis del lenguaje corporal.

6-10: Nivel medio de consciencia.

11-15: No existen problemas para detectar las conversaciones no verbales.

  

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