miércoles, 1 de noviembre de 2023

CÓMO MANEJAR A GENTE ESTÚPIDA

 


Manfred Kets de Vries en INSEAD Knowledge del pasado 19 de octubre plantea que la mayor parte de las personas en algún momento actuamos de forma estúpida. Pero los individuos verdaderamente ignorantes exhiben una falta de introspección y se aferran a sus opiniones independientemente de lo irracionales que éstas puedan ser.

Estas personas muestran una confianza en sí mismos inamovible y con frecuencia son ajenos a sus propias deficiencias. Crean justificaciones retrospectivas para validar sus creencias y mantenerse fieles a ellas y cuando se les presentan oportunidades de crecimiento personal y cambio parece que son incapaces de liberarse de sus hábitos arraigados.

Intentar razonar con individuos cabezotas puede resultar muy frustrante. Como decía Mark Twain: “Nunca argumentes con personas estúpidas, ya que te arrastrarán a su nivel y te derrotarán con su experiencia”. Argumentar contra la estupidez parece que solo sirve para reforzarla. Estos individuos florecen con el poder y el control, defendiendo sus posiciones y negando su estupidez a pesar de los posibles numerosos contraargumentos.

A pesar de estos desafíos es todavía posible conducir a estas personas hacia comportamientos más sensatos. Para ello debemos comenzar por comprender las raíces de la estupidez:

Desde una perspectiva psicológica la estupidez con frecuencia se considera como un resultado de sesgos cognitivos o de errores de juicio. Muchos psicólogos destacados atribuyen creencias irracionales y acciones estúpidas a nuestras limitaciones cognitivas. Investigaciones sobre la cognición humana y la toma de decisiones han mostrado por qué estos sesgos persisten: revelan que los humanos no somos seres racionales puros sino que pasamos de un razonamiento rápido e intuitivo a uno racional dependiendo de la situación.

Los neurocientíficos destacan, también, que los lóbulos frontales de la mente, responsables del pensamiento racional, pueden ser dominados por la amígdala, un sistema más primitivo de procesamiento de amenazas, La distinción entre toma de decisiones  lenta y rápida implica que en situaciones de emergencia, que requieren decisiones rápidas, el procesamiento lento y deliberado de la información con frecuencia se deja de lado.

Numerosos prejuicios cognitivos pueden ayudar a explicar algunas de las decisiones sin sentido que tomamos las personas. Por ejemplo los individuos podemos caer en sesgos de confirmación por los que solo favorecemos la información que confirma nuestras ideas preexistentes. Otro sesgo es el del exceso de confianza por el que sobrestimamos nuestras capacidades, conocimientos y exactitud de nuestras creencias o el de la disponibilidad heurística por el que nos apoyamos en la información que nos viene fácilmente y rápidamente a la mente cuando tomamos decisiones.

Aunque estos sesgos cognitivos no implican de forma inherente estupidez, si son se corrigen pueden implicar riesgos significativos. Pero si los individuos los reconocen, pueden mostrarse más dispuestos a participar en discusiones productivas y a analizar sus propio comportamiento. En lugar de intentar persuadir a través de un discurso racional podemos animarles a que examinen estos sesgos.

El autor recomienda:

1.- Promover el pensamiento reflexivo

Las personas ignorantes deben aprender a decodificar adecuadamente la información que se encuentran, incluyendo aprender a discernir si sus propias observaciones están basadas en evidencias. La tarea a abordar consiste en fomentar que se comprometan con un pensamiento más reflexivo sobre estos temas y se esfuercen en comprobar los hechos y en analizar la transparencia de los datos que manejan para ayudarles a detectar las inexactitudes en sus creencias equivocadas.

2.- Fomentar un mayor autoconocimiento

Las acciones estúpidas pueden contemplarse como un desafío a la lógica o el resultado de una pobreza de pensamiento. El autoconocimiento puede ser el antídoto más eficaz., ya que cuando adquirimos un cierto grado del mismo podemos reflexionar sobre nuestro comportamiento estúpido de forma más objetiva y podemos aceptar que aunque tengamos la creencia persistente de que los demás son estúpidos, nosotros somos los que realmente nos podemos considerar estúpidos.

3.- Mantener a las personas ancladas en la realidad

En determinadas situaciones la estupidez puede ser interpretada como una manifestación de auto - idolatría, sobre todo en individuos que muestran rasgos narcisistas. Demasiado centrados en sí mismos estos individuos con frecuencia muestran un desinterés por las opiniones de los demás. Estas personas necesitan tener una perspectiva de la vida más real y cultivar su capacidad de autoevaluación. A través de la autocrítica pueden llegar a desarrollar empatía, que es un buen remedio para la estupidez.

4.- Utilizar la sátira como herramienta

La sátira tienen el potencial de estimular la reflexión y el pensamiento crítico, idealmente si no causa ninguna ofensa. Este método poco convencional para lograr que las personas cuestionen sus presunciones se centra en criticar los conceptos y las acciones en  lugar de atacar a los individuos de forma personal. El reto principal consiste en ayudar a las personas a reconocer sus limitaciones ideológicas con respeto y empatía. El razonamiento constructivo, la evidencia y la comunicación clara pueden persuadir a los individuos a considerar puntos de vista alternativos.

5.- Dejar que aprendan de la manera más dura

Otro enfoque para abordar la estupidez es a través de intervenciones paradójicas. En lugar de recomendar a los individuos que eviten determinadas actividades especialmente estúpidas podemos animarles a que se impliquen en ellas. Aunque puede ser un últimos recurso  debido a los riesgos asociados, la esperanza está en que cuando sus acciones les conduzcan a resultados desastrosos su propia estupidez sea evidente para ellos y puedan aprender de la experiencia y ser conscientes de que su perspectiva puede nos er enteramente correcta.

Aunque les pueda resultar complicado distinguir entre los correcto y lo erróneo, puede ser más fácil llegar a diferenciar entre elecciones sensatas y estúpidas. Las consecuencias adversas pueden ser una llamada de atención que les instile un cierto grado de duda sobre la sabiduría de sus creencias.

6.- Liderar con el ejemplo

Un líder efectivo requiere poseer una combinación de inteligencia, conocimiento, sabiduría, empatía y compasión. Cualidades adicionales que cualifican a los líderes para tomar decisiones bien informadas para la mejora de la sociedad incluyen la capacidad de pensamiento crítico, habilidades de resolución de problemas, la maestría en la gestión de situaciones complejas, la habilidad para colaborar con otros y de distinguir entre lo sabio y lo estúpido. Aunque este líder no siempre va a ser capaz de evitar que las personas caigan víctimas de creencias irracionales pueden marcar un ejemplo que contraste fuertemente con la conducta de los líderes estúpidos.

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