miércoles, 20 de septiembre de 2017

QUEMAR EL LIBRO DE LAS REGLAS Y LIBERAR EL PODER DE LOS PRINCIPIOS


Eric Mc Nulty en Strategy+Business Blogs del pasado 13 de septiembre plantea que no existe una fórmula mágica para apaciguar a las fuerzas del desequilibrio que giran alrededor nuestro pero que los líderes, sin embargo, pueden ayudar a sus colaboradores a hacer frente a esas borrascosas situaciones mediante la creación de pilares de certidumbre en aquellas áreas sobre las cuales pueden ejercer control. En particular una organización y sus líderes pueden apoyarse en sólidos principios que guíen de forma consistente sus pensamientos y acciones a lo largo del tiempo.

Los principios, en contraposición a las reglas aportan a las personas algo firme sobre los que apoyarse y al mismo tiempo les ofrecen la libertad de tomar y acciones decisiones independientes que les conducen hacia un objetivo compartido. Los principios marcan el camino mientras las reglas son directivas y ordenan hacia dónde  y cómo ir. Los primeros son una muestra de confianza las normas no.

Según el autor han pasado ya más de tres décadas desde que Lou Gerstner transformó IBM utilizando una idea rompedora: dirigir por principios en lugar de por procedimientos, pero todavía muchas organizaciones no han avanzado mucho para abandonar el enfoque basado en las reglas, que dice a los profesionales lo que pueden y lo que no pueden hacer. Indudablemente tienen que existir regulaciones y otras limitaciones legítimas, pero con demasiada frecuencia las reglas que diseñaron para solucionar los problemas del pasado pero se mantienen mucho tiempo después de que el problema que las originó hay cambiado.

El resultado es la desconexión entre la necesidad y la capacidad de satisfacerla y conduce a situaciones como, por ejemplo, “No está en mi descripción de funciones y no estoy autorizado a tomar esa decisión” o “Ya se que no tiene sentido pero estoy haciendo lo que me han dicho que haga”. Los clientes y los trabajadores se sienten frustrados y la eficiencia y el compromiso se resienten. 

Otras organizaciones, por el contrario, movidas por el incremento de la evidencia entre las relaciones entre el propósito, los beneficios, el compromiso de los profesionales, junto a la necesidad en aumento de agilidad organizacional están tomando la ruta de los principios. Estos no son la panacea como ha demostrado, por ejemplo, el cuestionamiento público de los principios de liderazgo de Amazon después de que el New York Times mostrase un ambiente de trabajo brutal en la empresa.
Mc Nulty recomienda para ayudar a nuestra organización a diseñar sus propios principios que comencemos por:

1.- Pensar en los aspectos positivos de la organización. Profundizar e indagar para llegar a las raíces de los comportamientos, condiciones y otros factores que intervienen para lograr que las cosas funcionen bien y seleccionar principios que reflejen y estimulen esta energía positiva. Debemos preguntarnos: “¿Qué pasa cuando mis profesionales están en el máximo de rendimiento? ¿Demuestran iniciativa? ¿Se sienten libres para actuar de acuerdo con su mejor juicio?

2.- Estar preparados y dispuestos para mantener los principios aunque las cosas se pongan feas. Las acciones hablan, siempre, más alto que las palabras.


3.- Informar sobre los principios. Deben ser públicos y si es posible visibles en numerosos lugares de la organización. Animar a los colaboradores a que se refieran a los principios al explicar las razones por las que toman determinadas decisiones. Cuanto más consigamos que los principios formen parte de la vida cotidiana mayor impacto tendrán. 

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