miércoles, 4 de diciembre de 2019

EL PODER PUEDE CORROMPER A LOS LÍDERES, LA COMPASIÓN PUEDE SALVARLES


Rasmus Hougaard, JaquelineCarter y Louise Chester en el boletín de American Association for Physician Leadership del pasado 28 de noviembre plantean que las investigaciones del neurociéntifico Sukhvinder Obhi, que ha encontrado que el poder altera la actividad de las neuronas espejo y, por tanto, la capacidad de entender y asociarnos con otros, pueden explicar las conductas de muchos altos ejecutivos.

David Owen, médico y parlamentario británico ha llamado a este fenómeno el “síndrome de la soberbia” y lo define como un desorden de la posesión de poder, particularmente de poder asociado a un éxito desbordante, mantenido durante varios años, por el que el afectado termina careciendo por completo de empatía, tanto en su pensamiento como en su toma de decisiones. No es que el poder hace que las personas quieran dejar de mostrar empatía sino que el asumir mayores responsabilidades y presiones nuestro cerebro se reconfigura de forma que dejamos de preocuparnos por las personas tanto como antes. Pero este fenómeno puede revertirse o puede ser evitado.

La compasión es la clave. Mientras la empatía es la tendencia de percibir y sentir las emociones de los demás la compasión implica la intención de contribuir a la felicidad y al bienestar de los otros. Es, por tanto, más proactiva, por lo que podemos convertirla en un hábito. Al hacerlo podemos contrarrestar la pérdida de empatía que va asociada al poder y facilitar un mejor liderazgo y conexiones humanas en el trabajo.

Los autores, basándose en su trabajo con miles de líderes, proponen una serie de actuaciones para fomentar la compasión. Éstas son:

I.- APLICAR LA COMPASIÓN A CUALQUIER SITUACIÓN

Un proverbio chino dice” No existe un camino hacia la compasión; la compasión es el camino”. Actuar con compasión en cualquier interacción que tengamos y preguntarnos cómo podemos beneficiar a los demás es el camino hacia la compasión. Ésta es algo que creamos al aplicarla a cualquier interacción.

De esta forma se puede convertir en la brújula que dirija nuestras intenciones, atención y acciones. Cada vez que nos relacionemos con una persona podemos preguntarnos qué podemos hacer que le beneficie de forma que se convierta en un mantra que guíe nuestras intenciones en todo momento y en  cualquier reunión.

II.- BUSCAR OPORTUNIDADES PARA MOSTRAR COMPASIÓN

John Chambers, CEO de Cisco, ha organizado un sistema para asegurase de que es informado dentro de las 48 horas siguientes de que un empleado sufra una pérdida importante o enfermedad severa para redactar personalmente una carta de apoyo a esa persona. De esta forma ha inculcado de arriba abajo la importancia del valor de la compasión en toda la compañía.

Independientemente de que seamos altos ejecutivos o no debemos convertir en un hábito la búsqueda de oportunidades diarias para mostrar compasión hacia alguien que lo necesite.

III.- DEDICAR DIARIAMENTE UN MOMENTO PARA LA MEDITACIÓN

La compasión puede ser cultivada a través de una serie de prácticas. Diversas investigaciones han encontrado que sólo con unos minutos de práctica diaria nuestras mentes pueden reconfigurarse para sentir una mayor compasión y que con un entrenamiento regular podemos experimentar un sentimiento de propósito más fuerte, más emociones positivas y sentirnos más felices y serenos. También altera las rutas neuronales en nuestro cerebro de forma que reaccionamos ante el sufrimiento de los demás con compasión espontánea en lugar de con desánimo y angustia.

Una metodología a seguir puede ser:

1.-  Reservar cuatro minutos.

2.- Sentarnos cómodamente, relajarnos y centrar nuestra atención en nuestra respiración para serenar la mente.

3.- Cuando estemos calmados pensar en alguien querido o conocido que esté experimentando desafíos.

4.- Ser muy conscientes de los desafíos y de cómo se debe sentir la persona que los está experimentando.

5.- Al espirar imaginar que liberamos todo lo que esa persona necesita: calor humano, fuerza y compasión. Dejar salir todo lo que es positivo e imaginar que la otra persona lo recibe.

6.- Al continuar espirando compasión con cada inhalación imaginar que removemos el sufrimiento, dolor, remordimientos o daño de esa persona pero sin que lo incorporemos nosotros. Imaginar simplemente que estamos eliminando su dolor.

7.- Cuando estemos preparados abandonar a la persona y retornemos la atención hacia nuestra respiración.

8.- Cuando estemos preparados abandonar el ejercicio y reflexionar sobre cómo nos sentimos.


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