miércoles, 15 de abril de 2020

9 SESGOS FRECUENTES EN LA TOMA DE DECISIONES EN LA PANDEMIA DEL COVID-19



Thomas Davenport en MIT Sloan Management Review del pasado 8 de abril plantea que la toma de decisiones es fundamental en tiempos de crisis y el momento actual es evidentemente un ejemplo. Pero es también más complicada en situaciones de estrés y cuando el futuro es incierto, como está ocurriendo en la actualidad. Una de las razones es que los sesgos cognitivos suelen aflorar en entornos altamente cambiantes y de  elevado nivel de estrés influyendo en la toma de decisiones de forma nociva.
Daniel Kahneman y Amos Tversky y otros investigadores sobre el comportamiento humano han identificado gran cantidad de estos sesgos cognitivos que afectan al proceso de toma de decisiones, normalmente de forma negativa.
En relación con la toma de decisiones frente a la crisis del COVID- 19 el autor destaca los siguientes como los más comunes:
1.- El sesgo del estatus quo. Implica que nos cuesta modificar lo que teníamos previsto ante nuevos acontecimientos. La situación actual sigue siendo óptima y cualquier variación sería una pérdida. Por ejemplo: “He planificado este evento, por lo tanto debo mantenerlo”.
La forma de evitarlo es preguntarnos: “¿En el momento actual planificaría este mismo evento/viaje/reunión, etc, teniendo en cuenta la situación que estamos viviendo hoy? En la mayoría de los casos seremos conscientes de que adaptarnos a la nueva situación ( cancelar o modificar nuestros planes) es lo que es correcto hacer y no será tan duro hacerlo.
2.- El sesgo político. Influye en la forma en que las personas interpretan la información y toman decisiones. En Estados Unidos, por ejemplo, algunas  cadenas de noticias reaccionaron con este sesgo: Fox inicialmente argumentaba que el COVID- 19 era un engaño y que iba contra el presidente Trump mientras MSNBC y CNN dedicaban mucho tiempo a criticar las políticas de la administración Trump ante el COVID- 19.
En momentos como este nos puede ayudar el admitir, aunque nos cueste, hechos como el que los demócratas en Estados Unidos no tienen nada que ver con el virus o que aunque Trump en un inicio negaba la seriedad del problema parece que sta´en la actualidad comprometido a tomar medidas.
Para evitar caer en este sesgo debemos dedicar más tiempo a las noticias basadas en hechos y no a las columnas de opinión.
3.- El sesgo de la confirmación. Es uno de los que aparecen con más frecuencia a la hora de tomar decisiones. Surge porque dedicamos, normalmente, más tiempo y prestamos más atención, a la información que apoya nuestros puntos de vista. En el caso de la pandemia actual se apoya en lo que se ha llamado “infodemía COVID – 19”, que consiste en la desinformación en el contenido de las redes sociales. Por ejemplo, si tenemos algún prejuicio contra China, nos sentiremos cómodos con los comentarios  en las redes que enfatizan el origen chino del virus.
La clave para evitar este prejuicio consiste en buscar fuentes que puedan contradecir nuestras opiniones y que estén bien documentadas como puede ser las ofrecidas por el Centro para el Control y prevención de Enfermedades (CDC).
4.- El sesgo de la heurística disponible. La pandemia actual es una situación compleja y que presenta muchas facetas por lo que muchas personas inicialmente se centraron en el seguimiento de las personas famosas contagiadas. Pero la disponibilidad de información sobre afectados famosos puede mostrar factores atípicos de la pandemia y hacer que prestemos menos atención a patrones más importantes sobre su difusión.
Para evitar caer en este sesgo debemos centrarnos en los datos técnicos sobre la situación en lugar de en las anécdotas.
5.- El efecto de la formulación. Uno de los factores que tienen mayor influencia sobre una decisión es la forma en que se enmarca el asunto sobre el que se va a decidir. En el momento actual, por ejemplo, en Estados Unidos la forma en que se gestiona la pandemia parece estar enmarcada en la siguiente pregunta: “¿Salvar la economía o cerrar todo?”, con el presidente, al menos inicialmente, inclinándose hacia la primera opción y los científicos por la segunda.
Las formulaciones binarias 1 o 2 no suelen ser las óptimas porque excluyen la posibilidad de otras alternativas o que en lugar la opción sea una y en otro sea diferente.
Lo ideal, si es posible, consiste en considerar múltiples opciones para la misma decisión.
6.- El sesgo de lo popular. Diariamente, durante la pandemia, estamos viendo como numerosas ideas surgen y dominan las conversaciones y otras caen. La naturaleza de estos diálogos sobre el tema del momento es que crecen rápido y llenos de errores hasta que las reflexiones fundamentadas los eliminan.
7.- El sesgo de la atribución hostil. Cuando los demás no se muestran de acuerdo con nosotros en un tiempo de altos niveles de estrés tendemos atribuirles intenciones hostiles contra nosotros. De esta forma incrementamos los niveles de estrés de todos los afectados.
Para no caer en él y ya que no conocemos los detalles de la situación y motivaciones de los demás debemos asumir que tienen buenas intenciones, salvo que tengamos claras evidencias de lo contrario.
8.- El sesgo del rechazo de la probabilidad. Los campos de la salud pública y de la epidemiología son probabilísticos, así como cualquier intento individual para evadir un microbio. Ningún tratamiento o intervención puede hacer descender la probabilidad relevante a cero o incrementarla al 100%, solo se puede lograrlo hasta unos límites, pero muchas personas se sienten incómodas ante un pensamiento relacionado con probabilidades y prefieren los juicios absolutos. En el caso del COVID- 19 una dificultad añadida es la escasez de datos fiables sobre cómo se transmite, su tasa de mortalidad en pacientes infectados y sobre cuál es el tratamiento más eficaz, por ejemplo.
A nivel individual el único comportamiento razonable, excluyendo la cuarentena total,  consiste en tratar de reducir la probabilidad del contagio adaptando las medidas recomendadas.
9.- El sesgo de la normalidad. Consiste en la creencia de que las cosas continuarán siendo como en el pasado lo que conduce a la incapacidad o falta de deseo de planificar ante posibles circunstancias que no se pueden ver en la actualidad. Aunque en el pasado hemos sufrido pandemias globales la mayor parte de los líderes políticos y empresariales han ignorado la posibilidad de otra epidemia relacionada con un virus, por lo que los sistemas sanitarios no estaban preparados, no se contaba con el stock adecuado de equipamiento médico y no existían planes de contingencia.
Este sesgo seguramente es el que es más importante que recordemos en el futuro más allá de la crisis actual. Cuando todo acabe debemos analizar con detalle cómo y a quiénes afecto este sesgo en sus pensamientos y decisiones.
Kahneman señala que el conocer cuáles son los sesgos que intervienen en nuestra toma de decisiones no implica necesariamente que el que nosotros a la hora de tomarlas podemos identificarlos. Si podemos pedir a personas de nuestra confianza que nos los señalen.



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