domingo, 21 de enero de 2024

¿QUÉ HACER CON UN BULLY EN EL TRABAJO?

 




Laura Hills en “The problem employee. How to manage the employees nobody wants to manage”, que estamos comentando, plantea que el bullying en el trabajo no es un fenómeno nuevo, pero ha sido en los últimos años cuando se ha comenzado a hablar abiertamente del problema, cuando se ha empezado a ver lo importante que puede llegar a ser y cuando se ha empezado  a explorar su efecto tanto a nivel de los individuos como de las organizaciones.

Un bully listo y habilidoso es capaz de desplegar y elaborar un complejo conjunto de comportamientos para abusar de los demás. Cualquier patrón habitual de conducta intencional y socialmente cruel se puede considerar como bullying.  Por tanto, puede incluir amenazas directas y acciones pero también tácticas más sutiles de engaños, distorsiones de la verdad, tergiversaciones y de direcciones o instrucciones equivocadas.

Al hablar de bullying en el entorno laboral nos referimos a las acciones repetidas e irracionales de un individuo o grupo de empleados hacia un compañero o grupo de trabajadores. Este tipo de comportamientos crea en la víctima un sentimiento de indefensión e injusticia y mina el derecho de los individuos a mantener su dignidad en el trabajo.

El término bullying es muy similar a agresión, pero existe una diferencia entre ambos: la agresión se refiere a un solo acto mientras bullying implica ataques repetidos contra el objetivo, por lo que se caracteriza por un patrón repetido de conducta. No se debe emplear ante un jefe duro o demandante si éste se muestra justo y respetuoso y está motivado por obtener el más alto desempeño, marcando  unas expectativas altas pero razonables. Los comportamientos se tornan en bullying cuando un jefe pone en peligro, intimida, humilla, menosprecia o trata sin respeto a su empleado. 

Es, asimismo, distinto del acoso, ya que éste se puede considerar como una forma de discriminación ilegal, definida por una conducta ofensiva y no bienvenida, que es lo suficientemente seria como para afectar de forma adversa a las condiciones y términos del trabajo de una persona perteneciente a un colectivo protegido ( por razones de raza, sexo, credo, orientación sexual, etc). En el caso de la conducta de bullying ésta no se limita a colectivos protegidos, puede estar dirigida a cualquier persona.

Los comportamientos asociados a bullying pueden ser evidentes o pueden ser sutiles. En este último caso muchas personas no son conscientes de que están siendo sometidas a bullying. Por tanto es importante reconocer este tipo de conducta. El Centro Canadiense para la Seguridad y la Salud en el Trabajo sugiere que ejemplos de bullying en el entorno laboral incluyen: la humillación intencionada, los gritos, la intimidación, el desprecio o la minusvaloración de las opiniones o contribuciones de una persona, burlas o chistes ofensivos, abuso físico o amenazas, diseminación de rumores maliciosos y cotilleos o dar información falsa sobre una persona, o establecer plazos de entrega imposibles para que la persona fracase, intrusión en la privacidad de una persona en forma de acoso, espionaje o molestias, retención de información necesaria  o transmisión de información errónea, retirada de áreas de responsabilidad sin causa o explicación para intentar que la persona se sienta inútil, bloqueo de las solicitudes de formación, permisos o promociones sin causa justificada, castigos no merecidos, críticas constantes a la persona, asignación de tareas poco razonables y distribución de cargas de trabajo desfavorables a una persona, aislamiento o exclusión de la persona socialmente de forma intencionada y desautorización deliberada del trabajo de la persona.

El Instituto para el Análisis de Bullying en el Trabajo   estadounidense informa que el 35% de los trabajadores en Estados Unidos han sido víctimas de bullying. Parece que el género es un factor y que por ejemplo las mujeres bullies tienden a actuar contra otras mujeres en un 80% de los casos. El 62% son hombres y el 38% mujeres, pero la mayoría de los objetivos de los bullies son mujeres: 58%.

Los objetivos de los bullies suelen ser personas que son percibidas como amenazas por el bully. Suelen  ser amenazas subjetivas y no tienen que ser reales. En muchos caso las víctimas suelen ser individuos con un alto nivel de competencia, y que son más queridos, y poseen más habilidades sociales e inteligencia emocional que sus bullies. Suelen ser personas honestas y éticas. En ocasiones pueden ser personas que exponen prácticas ilegales o fraudulentas. No suelen responder a las agresiones de forma agresiva.

Los objetivos de este tipo de conductas terminan experimentando problemas físicos y mentales significativos, como estrés, desorden de estrés postraumático, autoestima reducida, problemas musculares y óseos, fobias, alteraciones del sueño y digestivas, incremento de depresiones y tensiones en su vida personal.

Estos comportamientos suelen tener un coste elevado que se puede  integrar en cuatro categorías:

a).- Rotación: costes de reemplazar a los profesionales que se marchan tras haber sido sometidos a bullying (selección y formación).

2.- Productividad: la pérdida de productividad y la alteración en los esfuerzos de trabajo mientras la víctima y sus compañeros que  observan lo que está ocurriendo tratan de afrontar los incidentes asociados a esta conducta.

3.- Buenas intenciones: la pérdida de la buena disposición y de la lealtad cuando los incidentes son conocidos por los clientes o pacientes, por ejemplo.

4.- Seguimiento: costes asociados a los tratamientos médicos y de salud mental y de las potenciales acciones legales.

En un entorno de bullying los trabajadores no pueden hacer su mejor trabajo, pueden volverse menos creativos y comunicativos y tienden a ofrecer menos feedback y a ayudarse unos a otros, llegando a retraerse emocionalmente de sus compañeros y clientes.

El compromiso de los líderes es el componente más importante de un programa antibullying. La autora propone estas sugerencias para ayudar a prevenir y gestionar este tipo de conductas:

I.- A LOS LÍDERES

1.- Promover el respeto. Fomentar el que todos en la organización se comuniquen entre sí de forma respetuosa y liderar con el ejemplo.

2.- Afrontar los problemas al momento. Resolver de forma agresiva los pequeños problemas. No ignorar estas conductas ni retrasar la respuesta con la esperanza de que la situación se soluciones por si sola. Normalmente continuará o empeorará.

3.- Incrementar la conciencia sobre el problema, enseñando a los empleados que estos comportamientos constituyen un problema serio. Diseñar campañas de información sobre el bullying y lo que supone y fomentar la notificación de casos.

4.- Establecer una política anti-bullying, con tolerancia cero ante estas conductas.

5.- Garantizar que la seguridad de los empleados sea la prioridad. Considerar urgente la necesidad de resolver cualquier denuncia sobre el tema.

6.- Investigar. Explorar la naturaleza y extensión del problema, recoger información y datos de todos los implicados.

7.- Actuar. Si creemos que una queja está justificada ejecutar acciones disciplinarias de acuerdo con las políticas anti-bullying establecidas. Si se considera procedente solicitar ayuda de terceras partes para ayudar en la resolución del problema.

8.- Mejorar la política anti-bullying si es necesario. Actualizar la política  para garantizar que no existen vías por las que se puede escapar el infractor y poder detener estos comportamientos.

II.- A LA VÍCTIMA

1.- Reconocer y admitir  lo que está ocurriendo, así como que no se merece ese comportamiento, que no es la fuente y causa del problema y que éste tiene que ver con la necesidad de  control del bully.

2.- Documentar. Guardar documentación detallada como registro de cada incidente. Recoger la fecha, hora, lugar, lo que ocurrió o se dijo, quién lo dijo y quién estaba presente. Guardar mensajes, notas u otros documentos enviados por el bully. Fotografiar posibles destrozos de material o equipos y guardar copias de informes u otros documentos que contradigan las acusaciones del bully.

3.- Comunicar cuál es la situación a la persona apropiada. Presentar los hechos y los documentos recogidos y un listado de los testigos del comportamiento denunciado.

4.- Actuar siguiendo instrucciones. No enfrentarse al bully en solitario. Si la decisión es que debe confrontarle, pedir al superior  o a otro compañero que nos acompañe a hablar con él. Éste normalmente negará las acusaciones , pero debemos dejar que los hechos hablen por sí mismos.

5.- Seguir los procedimientos establecidos si los esfuerzos informales no son eficaces y presentar una denuncia escrita a la organización.

III.- A LOS OBSERVADORES

1.- Tomar en serio el problema. Evitar no darle la importancia que tiene si somos testigos de este tipo de conductas por considerar que se trata de un conflicto, de una diferencia de personalidades o que alguien está divirtiéndose un poco a expensas de otro.

2.- No participar. Rechazar firmemente los intentos del bully de comprometernos con sus acciones. No reforzar las mismas con risas  y no ignorar a la víctima porque eso sea lo que el bully quiera.

3.- Informar de la situación, no hacer nada nos convierte en parte del problema.

ESTRATEGIAS ADICIONALES PARA LOS LÍDERES:

a).- Mantener los ojos y  bien abiertos y los oídos alerta. Estos comportamientos no empiezan de golpe, suelen ser procesos sutiles de intimidación y críticas en lugar de surgir en un solo evento, por lo que la víctima tarda en ser consciente.

b).- Ser proactivo. Ignorar que existe es peligroso para la salud de la organización.

c).- Poner el foco en el comportamiento, no en el bully. Namie y Namie sugieren que intentar cambiar a un bully es una tarea de locos, lo recomendable es intentar parar las prácticas de bullying, con  lo que reforzaremos nuestro liderazgo, gracias a la gratitud de numerosos (hasta el momento silenciosos) empleados.

d).- Considerar que detener el bullying es parte del trabajo de los líderes y no una cuestión privada que debe resolverse entre las partes implicadas.

e).- No crear un entorno favorecedor del bullying.

f).- Ser un modelo de comportamientos respetuosos. En muchas ocasiones lo que ocurre en niveles bajos es un reflejo de lo que ocurre en los más altos de la organización.

g).- No pensar menos de las víctimas de los bullies. Con frecuencia parece que es fácil y socialmente aceptado denigrar a las víctimas, pero debemos recordar que no tienen la culpa y no merecen que les traten así.

h).- Buscar aliados. Los bullies suelen actuar en solitario y no van a atacar a un grupo de personas que estén unidas. Si el líder ve que el bully amplía sus objetivos debe actuar de inmediato.

i).- No discutir con un bully. Éste suele buscar crear conflictos que molesten a los demás, ,por lo que no hay que responderle para no darle munición adicional para que incremente sus conducta.

j).- Denunciar la conducta a las autoridades competentes si el bully amenaza con poner a la víctima en peligro.

 

 

 

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