domingo, 1 de diciembre de 2013

"MANTENER LOS OJOS MUY ABIERTOS". CÓMO TOMAR BUENAS DECISIONES EN UN MUNDO CONFUSO




Noreena Hertz, profesora de globalización en la Escuela de Finanzas Duisenberg de Amsterdam, Directora Asociada del Centre for International Business and Management de la Universidad de Cambridge, considerada por el Observer como una de las principales pensadoras del mundo, en su último libro “Eyes wide open. How to make smart decisions in a confusing world”, plantea que si no queremos ser víctimas de un futuro que otros nos dicten tenemos que desarrollar nuestra capacidad de tomar decisiones con los ojos bien abiertos y nuestras mentes despiertas. Esto implica mejorar la forma en que recogemos, filtramos y procesamos la información, ser más perspicaces a la hora de decidir en quién confiar y de quien aceptar recomendaciones, incrementar nuestra capacidad de análisis de distintas opciones y de aceptar opiniones divergentes. Demanda, también, que forjemos un sentido claro de cómo llegamos a una decisión y que entendamos cómo nuestras emociones, sentimientos, estados de ánimo y recuerdos afectan nuestras elecciones, sin olvidar que debemos comprender nuestro entorno, para que podamos dominar  sus retos.

La autora destaca que, además de todo lo anteriormente expuesto, debemos ser conscientes y aprender a convivir y manejar los siguientes aspectos del entorno en que vivimos que pueden inhibir nuestra habilidad de pensar razonadamente y de elegir sabiamente:

1.- Aluvión de información. En el año 2008 consumíamos el triple de información que en 1960 y se espera que en el año 2020 generemos un 44% más que en la actualidad. En esta época de exceso de datos, de información difusa y dispersa, proveniente de distintas fuentes el reto se encuentra en ser capaces de discernir cuáles creer y cuáles rechazar.

2.- Interrupciones continuas. En el momento actual estamos  las tres cuartas partes de nuestra vida activa recibiendo información. En 2012 más de 204 millones de correos electrónicos se mandaba cada minuto del día. Este goteo constante de información, no sólo nos disminuye la capacidad de pensar, sino que,  también, nos agota. Pero  a pesar de estos efectos perniciosos, genera una dependencia y tal como demuestran diversos estudios el 40% de los profesionales continúan revisando su correo  de trabajo en sus horas de descanso o en las vacaciones. 

3.- Desorden. Es la tercera característica que define nuestra época ya que las certidumbres no se puede presumir que sean ciertas. 

Hertz plantea que para:

I-  MANTENER LOS OJOS BIEN ABIERTOS, tenemos que:  

1.- Contemplar el tigre y la serpiente. En 2005 Richard Nisbett, psicólogo cognitivo, desarrolló un experimento en el que se les mostraba a estudiantes americanos y chinos una serie de imágenes variadas ( un avión, un tigre en un bosque, un coche en una carretera,....) durante 3 segundos a cada uno. Se encontró que los americanos se centraban en el objeto central: el avión, el tigre, el coche y no consideraban el entorno. los chinos, por el contrario, tardaban más en con centrarse en el objeto central y una vez que lo habían hecho su mirada continuaba fijándose en la imagen. eran capaces de percibir la arena, la luz del sol, las montañas, las hojas, las nubes, ....De esta forma si hubiese existido una serpiente al lado del tigre los chinos hubiesen sido capaces de captarla. 

En un mundo complejo de peligros ocultos y de oportunidades fugaces debemos ser capaces de ver tanto las serpientes ( lo sutil u oculto) como los tigres ( lo evidente). Tenemos que comprender que la imagen que tenemos en un principio puede no facilitarnos toda la información que necesitamos para hacer la mejor elección . Debemos  aprender  a mirar más allá de lo obvio, más allá de aquello de lo que culturalmente o convencionalmente estamos en armonía para poder conectar. 

Lo que el experimento del tigre y la serpiente puede decirnos es que la información en la que tendemos a centrarnos puede darnos sólo una visión parcial, un fragmento de la verdad y  nos puede confundir. 

En el campo sanitario sería el caso del médico que se centra excesivamente en las pruebas diagnósticas sin realizar una buena anamnesis y exploración del enfermo.  
Tenemos que ser capaces de ver más allá de lo que es inmediatamente obvio o fácil de ver y recordar que lo que brilla y destaca no tiene por qué ser lo que nos va a resultar de mayor utilidad a la hora de tomar una decisión. 

2.-  Ser conscientes del fenómeno de  la ceguera no intencional. En ocasiones estamos tan concentrados en un aspecto en particular que dejamos de ver el resto de cosas que tenemos que tener en consideración. Cuando esto nos ocurre, normalmente, no somos capaces de registrar nuevos datos o nuevas cosas que pueden aparecer en nuestra órbita sensorial, llegando hasta a dejar de percibir objetos visibles que tenemos delante de nosotros porque nuestra atención está en otro lugar. 

3.- Considerar el peligro de los resúmenes. Esto no quiere decir que en ocasiones no los utilicemos a la hora de tomar una decisión, pero tenemos que ser conscientes que si tenemos que utilizarlos para hacerlo corremos el riesgo de olvidar en el proceso a detalles clave y sutilezas que han podido ser ignoradas. 

Tenemos que dedicar tiempo a reflexionar sobre que lo que puede ser importante para algunas personas puede no ser lo más trascendental para nosotros o puede que no sea lo que va a marcar la diferencia en la decisión que tomemos. 

4.- No deslumbrarnos por el culto a lo medible. Un tipo de información que en ocasiones domina nuestra atención es la que va asociada a números. Los números nos pueden facilitar información crítica, pero el problema al que nos pueden llevar es a asignar valores numéricos a cosas que no se pueden medir. La autora pone como ejemplo la puntuación a la calidad de los vinos, destacando la dificultad de asignar una valoración cuantitativa a algo que es eminentemente subjetivo. 

En ocasiones por nuestros deseos de reducir todo a unas medidas estandarizadas para crear significados universales a aspectos  que siempre serán subjetivos y de crear una ilusión de certeza cuando la incertidumbre es lo que domina nos arriesgamos a tomar decisiones basadas en información que parece valiosa cuando en realidad es intrascendente. Debemos aceptar que no todo se puede medir o comparar, especialmente en un mundo tan complejo como el nuestro. 

5.- No descartar lo que no es medible. El hecho de que algo no se pueda cuantificar no significa que debamos ignorarlo y no tener en cuenta la información que nos suministra. Al devaluar aquello que no es medible nos arriesgamos no sólo a tomar decisiones más pobres, sino también a distorsionar nuestras prioridades y metas. 

6.- Tomar en consideración tanto la información que queremos como la que no queremos escuchar. Diversos estudios parecen demostrar que cuando nos enfrentamos a hechos que nos afectan directamente muchos de nosotros desechamos la información que puede sugerir que nos ocurrirán cosas malas y prestamos atención sólo a las buenas noticias. Esta actitud presenta riesgos a la hora de tomar decisiones. Por ejemplo si nuestra creencia inconsciente es que no vamos a padecer cáncer de pulmón por fumar no decidiremos dejar de hacerlo. 

7.- No aferrarnos a una primera conclusión buscando datos que la confirmen sin analizar otras posibles alternativas.  Con frecuencia nos dejamos llevar por lo último que hemos visto. Es como si una vez que hemos decidido que al único riesgo al que nos enfrentamos es el tigre, aunque viésemos a una serpiente en la hierba seríamos incapaces de procesar que también ésta puede ser un riesgo para nosotros. Si queremos ser capaces de adoptar decisiones inteligentes debemos evitar dejarnos llevar por lo que hemos visto recientemente, por la información que tenemos más accesible, por nuestra primera impresión o por aquello que deseamos escuchar. Debemos conscientemente practicar la observación y buscar activamente  información que contradiga nuestras ideas preconcebidas, tratando de considerar cada situación de forma independiente. Si emitimos juicios antes debemos preguntarnos si las cosas son cómo las vemos o si existen otras posibilidades. En este último caso es útil contar con otra persona que nos ayude a hacerlo. 

8.- No estancarnos en el pasado. Al tiempo que debemos cuestionar lo que estamos viendo directamente tenemos que analizar el modo en el que las experiencias pasadas están influyendo en nuestras elecciones actuales, ya que éstas además de tener un efecto beneficioso pueden ser nocivas. No debemos sentirnos tan ligados a éxitos o fracasos pasados que permitamos que nos limiten  nuestra habilidad de pensar de forma objetiva. 

Anclarnos en el pasado puede ocasionar otros problemas ya que se puede originar una especie de neblina de presunciones basadas en experiencias pasadas que pueden ocultar lo nuevo o innovador. 

La autora plantea que para poder “ver con los ojos bien abiertos” necesitamos tiempo para recoger la información adecuada y para considerarla;  tiempo para preguntarnos sobre aquello en lo que no hemos podido pensar, para considerar alternativas, para tener una visión amplia, antes de tomar una decisión. 

Hertz propone una serie de BREVES RECOMENDACIONES PARA QUE SEAMOS CAPACES DE VER TANTO AL TIGRE COMO A LA SERPIENTE:

1.- Ver más allá de los datos obvios. Lo que más nos atrae no tiene por qué ser lo más relevante. Debemos preguntarnos qué información adicional puede ser útil y retarnos a averiguar qué es lo que podemos estar olvidando o no considerando.

2.- Incrementar nuestras dotes de observación.  Practicar todos los días, ya que de este modo la calidad de nuestras decisiones mejorará. 

3.- Recordar que los números sólo cuentan una historia parcial. Debemos buscar la información que no nos están transmitiendo los números y que necesitamos considerar también.

4.- Ser conscientes de la forma en la que estamos recibiendo la información. De esta forma analizaremos si es demasiado reduccionista, por ejemplo al ser presentada en un resumen ejecutivo o en un power point, y podremos buscar información más completa, en caso de que sea necesario.

5.- No confundir una actitud normalmente positiva  con niveles irreales de optimismo. No rechazar o ignorar la posibilidad de que ocurran cosas que no nos gustan o que consideremos malas, debemos intentar adoptar una visión realista de las cosas y de la información recibida. 

6.- No buscar exclusivamente información que confirme lo que ya pensamos o creemos. Es muy importante que seamos capaces de buscar información que pueda demostrar que estamos en un error.  Es fundamental contar con alguien que esté dispuesto a actuar como “abogado del diablo”. 

7.- Reservar tiempo diariamente para pensar. Considerar la reflexión como una tarea importante dentro de nuestro trabajo diario y dedicar un tiempo expresamente para ello. para ello.

8.- No apresurarnos para evitar errores de pensamiento.  Debemos concedernos tiempo para considerar alternativas diferentes. En muchas ocasiones nos arriesgamos aceptando la respuesta más fácil de alcanzar ante la falta de tiempo para reflexionar. Tenemos que desarrollar una estrategia que nos ayude a evitarlo, que puede ser, por ejemplo,  desde preparar listas de verificación a contar con la colaboración de un "abogado del diablo". 

9.- Identificar las distracciones cotidianas que nos roban mucho tiempo y nos impiden centrarnos en las tareas importantes. Controlar el número de veces que revisamos el correo diariamente o que dedicamos a navegar por la web, son ejemplos de "ladrones del tiempo" actuales. 

10.- No utilizar el pasado como único timón que nos guíe. Existe, como ya hemos visto, el gran riesgo de que creamos que el pasado iluminará, siempre,  el camino hacia el futuro.

11.- Tener planes alternativos en la reserva y estar abierto a cambiar de estrategia. Debemos aceptar que vivimos en un mundo en movimiento y cambio constantes, por lo que tenemos que estar alertas para adaptarnos.

12.- Siempre que sea posible no tomar grandes decisiones antes de que sean necesarias.  Si nos precipitamos podemos equivocarnos, ya que el mundo evoluciona rápidamente, como ya hemos comentado, y puede que cuando se presente la necesidad real nuestra decisión precipitada no sea ya válida.

13.- Esforzarnos en imaginar lo inimaginable.  Pensar en cuáles pueden ser los posibles escenarios futuros, en cómo pueden variar las circunstancias y en cómo estos cambios pueden influir en nuestro pensamiento y en las decisiones a tomar.

14.- Aceptar que no todos los resultados pueden ser anticipados. En ocasiones no podemos prever todas las posibilidades.

15.- No permitir que el éxito nos vuelva complacientes o el fracaso nos anule. Reconocer la naturaleza transitoria de ambas situaciones y las oportunidades de aprendizaje que pueden surgir.  

 

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