miércoles, 8 de enero de 2020

RECOMENDACIONES PARA UN LÍDER



El equipo redactor de hbr.org ha seleccionado como mejores recomendaciones del año 2019  entre otras las siguientes, con el fin de:

I.- MEJORAR LAS CAPACIDADES PARA EL PENSAMIENTO CRÍTICO

Para tomar buenas decisiones es importante pensar de forma crítica, pero a pesar de eso muchos líderes aceptan las primeras soluciones que se les propone y no dedican tiempo a evaluar todas las posibilidades. Para protegernos de estos errores se pueden tomar muchas medidas para mejorar nuestras habilidades para promover nuestro pensamiento crítico. Entre ellas Helen Lee Bouygues sugiere primero que nos cuestionemos nuestras creencias, segundo al evaluar los distintos argumentos considerar si la evidencia que los apoya conduce a una conclusión clara y sólida y tercero buscar perspectivas nuevas, saliendo de nuestra zona de confort para pedir a personas distintas que cuestionen y desafíen nuestra lógica.

II.- REALIZAR PRESENTACIONES PERSUASIVAS

Cuando necesitamos vender una idea en el trabajo o a través de una presentación existen, según Carmine Gallo,  cinco estratégicas retóricas que pueden ayudar y que ya fueron identificadas por Aristóteles y siguen siendo utilizadas por los maestros en el arte de la persuasión. Éstas son:

1.      Ethos: Comenzar nuestra charla estableciendo nuestra credibilidad y carácter. Mostrando a los demás que estamos comprometidos con el bienestar de las personas y de esta forma ganaremos su confianza.

2.      Logos: Utilizar datos, evidencias y hechos para apoyar nuestra propuesta.

3.      Pathos: Las personas se sienten movilizadas hacia la acción dependiendo de la forma en que el orador les haga sentir, por lo que debemos envolver nuestra gran idea en una historia que despierte una reacción emocional.

4.      Metáforas: Comparar nuestra idea con algo que sea familiar para nuestra audiencia. Ayudará a aclarar nuestros argumentos al convertir lo abstracto en concreto.

5.      Brevedad: Explicar nuestra idea de la forma más breve posible. Las personas tenemos un ámbito de atención muy limitado por lo que debemos presentar nuestros puntos más fuertes primero.

III.- EVITAR OBSESIONARNOS CON LOS ERRORES COMETIDOS

Cuando cometemos un error en el trabajo con frecuencia tendemos a recordarlo y reproducirlo en nuestras mentes durante días o meses. Este exceso de reflexión  se conoce como de rumiación y puede producir estados de ansiedad severa.  Para evitarlo Alice Boyes propone que identifiquemos primero cuáles son las causas que suelen desencadenarlo, como tipo de personas, proyectos o decisiones, por ejemplo. También debemos ser capaces de detectar cuándo y por qué una situación hace que empecemos a darle vueltas y a rememorar sin fin. Puede ser útil el que nos distanciemos de los sentimientos negativos etiquetándolos como pensamientos o sentimientos. Por ejemplo en lugar de decir “Soy inadecuado” decir” me siento inadecuado”. De esta forma podemos distinguir lo que estamos experimentando en determinado momento de lo que realmente somos como personas o profesionales. Otra forma de interrumpir la rumiación es distraernos realizando cualquier actividad que nos obligue a centrarnos en otra cosa durante un tiempo, interrumpiendo el círculo vicioso de pensamientos negativos.

IV.- DEJAR DE HABLAR Y EMPEZAR A ESCUCHAR

Los directivos tienen normalmente que hablar mucho para marcar la dirección que tienen que seguir sus equipos, por ejemplo. Pero deben saber cuándo tienen que dejar de hablar y evitar dominar las conversaciones para que sus profesionales puedan expresar sus opiniones. Hjalmar Gislason sugiere que para asegurarnos de que no hablamos demasiado:

1.- Pidamos la opinión de los demás cuando alguien plantea una pregunta en una reunión, antes de facilitar la nuestra.

2.- Fomentemos las reuniones individualizadas con cada miembro del equipo para favorecer una comunicación abierta.

V.- PREPARAR ADECUADAMENTE LAS CONVERSACIONES COMPLICADAS

Las conversaciones difíciles nunca son apetecibles pero si nos preparamos podremos asegurarnos de que son productivas, según Joseph Grenny, y para ello podemos comenzar por cuestionarnos nuestros motivos, las razones por las que queremos mantener el encuentro y lo que queremos obtener de él. Conocer nuestro objetivo nos va a permitir mantener la conversación centrada cuando las emociones se despierten. Luego debemos recopilar hechos y datos que avalen nuestra postura o si queremos ofrecer un feedback duro buscar ejemplos que avalen el  comportamiento y trabajo del profesional, estando dispuestos a defender nuestro punto de vista y a explicar cómo hemos llegado a él.


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