miércoles, 30 de noviembre de 2022

LA VERDADERA GRATITUD EN EL TRABAJO

 


Karin Hurt y David Dye en letsgrowleaders.com del pasado 21 de noviembre plantea que es fácil que la verdadera gratitud se pierda en el remolino de programas de reconocimiento, cortesías cotidianas y la presión para hacer más y mejor.  El progreso es bueno, la cortesía es vital y necesitamos reconocimiento, pero no expresan verdadera gratitud-

La verdadera gratitud comienza con una profunda humildad y  nos transforma. Pero muchos líderes creen que se limita a dar las gracias por, por ejemplo, asistir a una reunión o entregar un informe; cortesías que son importantes pero que no son gratitud. Asimismo, muchas organizaciones también hace un buen trabajo con sus programas de reconocimiento formales, dedicando tiempo a decidir quién merece un premio, una placa o una celebración. Estas ceremonias pueden surgir de una profunda gratitud, pero no necesariamente ya que con frecuencia se basan exclusivamente en números o rankings.

La gratitud está ausente cuando, por ejemplo, un ejecutivo escucha una presentación y responde inmediatamente con preguntas críticas sin tomar una pausa para considerar el esfuerzo y las largas horas de pensamiento creativo que puede conllevar o el líder de un equipo reconoce el progreso continuado del mismo pero no piensa en  los profundos sacrificios personales que pueden haber sido necesarios.

La verdadera gratitud comienza cuando, como líderes, somos conscientes de que todos los demás son voluntarios, ya que escogen si van a formar parte eficaz de nuestro equipo, si van a participar, el nivel de esfuerzo que van a poner y lo bien que van a realizar su rol. Cuando aceptamos esta verdad fundamental, que cada profesional es un voluntario, cambiará nuestro liderazgo para siempre y cada acción y energía empleada en un proyecto puede ser considerada como un regalo y nuestro estilo de liderazgo pasa de la imposición a  la invitación, del control a la influencia y del miedo a la gratitud. Y lideraremos para obtener lo mejor de las personas.

Cultivar la gratitud nos abre oportunidades diarias para comunicar nuestro estímulo y genuino agradecimiento a las personas por sus elecciones y contribuciones. Los autores sugieren estas tres recomendaciones para maximizar estos momentos:

1.- Centrarse en las personas, el proceso y los resultados. Por ejemplo:

a).- Persona: con frecuencia frases como “te aprecio” son de las más ponderosas que podemos decir.

b).- Proceso: podemos decir “estoy muy agradecido por la forma en la que estás abordando este problema y la diligencia con la que estás trabajando”.

c).- Resultado: palabras como “¡Lo lograste¡ Estoy tan agradecido”

2.- Ser específico. Hasta los líderes que son buenos expresando gratitud con frecuencia se centran exclusivamente en lo que están agradecidos. Lo que han hecho los profesionales es importante pero se incrementará el valor de nuestra gratitud si terminamos la historia compartiendo por qué es importante. Por ejemplo: “Estoy agradecido por el tiempo extra que has dedicado a ese cliente. Éste me ha llamado para decirme lo importante que ha sido para él”.

3.- Mezclar el silencio y el crecimiento. En ocasiones tiene sentido comenzar una conversación de coaching con la expresión de gratitud. Por ejemplo, si alguien nos comenta soluciones poco ortodoxas que no tienen sentido inmediato para nosotros , podemos comenzar la conversación con: “ Estoy agradecido por el trabajo que has realizado en este proyecto y por las soluciones creativas que has planteado. Me gustaría explorar cómo consideras que éstas pueden encajar en nuestras prioridades estratégicas”.

Pero tenemos que procurar que la gratitud vaya seguida de oportunidades de crecimiento. Demasiados “estoy agradecido, y …..” en una conversación sin que no ocurra nada posteriormente puede hacer que los demás piensen que nada de lo que hacen es bueno. En ocasiones el agradecimiento seguido del silencio es más eficaz.

 

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