domingo, 4 de diciembre de 2022

CÓMO ALINEAR LOS VALORES DE LAS ORGANIZACIONES CON LO QUE IMPORTA A LOS PROFESIONALES

 


Paul Ingram y Yoonjin Choi en la edición de noviembre  - diciembre de Harvard Business Review plantean cómo han dirigido docenas de estudios para determinar si una perspectiva clara de los valores personales puede afectar la toma de decisiones, motivación, relaciones, bienestar, liderazgo y desempeño.

Durante años, como estudiosos del comportamiento organizacional y consultores los autores han investigado sobre lo que se puede considerar como el valor de los valores. Lo que han descubierto es llamativo: cuando, como líderes,  alineamos los valores de la organización con nuestra estrategia y los valores de nuestros profesionales, creando una alineación entre los valores, se cosechan todo tipo de beneficios como, por ejemplo, el incremento de la satisfacción en ele trabajo, disminución de la rotación, mejor trabajo en equipo, comunicación más efectiva, mayores contribuciones a la organización, negociaciones más productivas y quizás sorprendentemente una mayor diversidad, inclusión y equidad.

El hallazgo que más les impresionó fue el que encontraron al analizar las divisiones de una organización multiunidad y ver como los COO que presentaban una alineación entre los valores baja necesitaban un incremento de salario de hasta un 40% para mostrar la misma tendencia a permanecer en sus puestos que los que su alineación de valores era elevada.

El interés en que las organizaciones ordenen adecuadamente sus valores nunca ha sido tan alto. Durante años los cambios culturales y económicos, muchos de ellos ocasionados por las nuevas tecnologías, han forzado a las compañías a revisar lo que valoran en las relaciones con sus empleados, sus clientes y hasta las sociedades en las que se encuentran. La pandemia global y un renovado sentimiento de urgencia en relación con temas de justicia social han movilizado recientemente esos esfuerzos. A lo largo de industrias y sectores las organizaciones se han visto forzadas a preguntarse:

a).- ¿Cuáles son los valores que defendemos?

b).- ¿Qué nos une los unos a los otros y a la comunidad?

En sus trabajo Ingram y Choj han visto compañías tambalearse cuando no pueden responder a estas preguntas de forma que alineen sus valores institucionales tanto con su estrategia como con los valores de sus empleados. Por ejemplo Netflix y Disney han descubierto, cada una a su manera, lo complicado que resulta desarrollar y seguir una estrategia organizacional cuando los empleados creen que sus valores superan a los de su organización.

Pero las compañías también están reconociendo que si se alinean con los valores de sus profesionales incrementarán de forma llamativa la retención de los mismos, lo que resulta vital en un momento, como el actual, en el que el desempleo está en niveles bajos y deben luchar por el talento. La necesidad de esta alineación va a seguir incrementándose ya que los profesionales buscan cada vez más encontrar un significado en su trabajo y están escogiendo sus carreras y trabajos en función de esto. Erika Irish Brown, directora de talento en Citigroup, resumía recientemente esta situación con las siguientes palabras: “Existen muchas compañías en el mercado y si no existe alineación entre los valores en una de ellas,  se sigue buscando hasta  encontrar esta situación  en otra”.

Para ver claramente cómo alinear valores debemos comenzar por entender lo que son y lo que no son. Son simplemente principios para evaluar: determinan si alguien percibe algo como bueno o malo o importante. Los valores no son creencias y no están relacionados fuertemente a aspectos demográficos tales como la raza o género.  

Podemos pensar en los valores como los fines que perseguimos y en las creencias como los caminos que nos conducen a esos fines. Si, por ejemplo, consideramos a dos personas que valoren la creatividad podemos tener que la primera crea que se consigue a través de la contemplación serena, mientras la segunda a través de la interacción con los demás. Tienen la misma meta pero la perseguirán de forma muy diferente.

Como podemos estar equivocados con nuestras creencias podemos modificarlas. Una forma de hacerlo consiste en interactuar con otros que tengan creencias distintas. Esto no ocurre con los valores. Si somos una persona madura nuestros valores siempre serán correctos para nosotros y no pensaremos en cambiarlos.

Los líderes, deben tener cuidado de no caer en dos trampas cuando tratan de construir una cultura y mejorar el desempeño:

a).- Con demasiada frecuencia los líderes creen que si recitan continuamente los valores de la organización  los empleados caerán bajo su hechizo, como si fueran zombies. Este enfoque suele tener un efecto alienante, ya que independientemente de dónde trabajen las personas no quieren que se les impongan unos valores de forma unilateral, especialmente si no están alineados con los suyos. Cuando esto ocurre sienten que se les ha robado la autonomía y se vuelven más cínicos, lo que irónicamente hace que empiecen a comportarse de forma menos ética.

b).- El segundo error implica una presunción distinta: trabajar para desarrollar valores compartidos es contrario a los objetivos de diversidad, inclusión y equidad. Es incorrecta porque es mejor tener a empleados que trabajen en la misma dirección, persiguiendo los mismos valores.

Los autores, en su trabajo con organizaciones, siguen 5 pasos para establecer los fundamentos de la alineación de valores, que deben ser seguidos secuencialmente. Éstos son:

1.- Identificar los valores individuales de los miembros de la organización.

Su método favorito consiste en que el mayor número posible de empleados sigan un proceso por el que identifican sus valores principales, trabajan en las relaciones entre ellos y producen lo que llaman una “estructura de valores”, que representa los 8 valores que son más significativos para cada individuo y las interdependencias que esa persona percibe entre ellos. Por ejemplo, alguien puede creer que perseguir la excelencia satisfará el valor de logro. Este ejercicio facilita comprender qué es lo que importa más a los profesionales y, también les ayudará a entenderse ellos mejor.  

2.- Identificar prioridades claves de la estrategia

La pregunta crucial a hacer en esta etapa es “¿Qué es lo más importante que la organización puede hacer para alcanzar su estrategia?” La respuesta ayudará a alinear los valores oficiales con la misión de la organización.

3.- Buscar valores candidatos que sirvan a la estrategia y resuenen en los individuos

Normalmente en esta fase deben trabajar un grupo de profesionales que incluyan representantes de varios niveles junto a líderes senior, a los que  se les debe presentar el resumen de las prioridades estratégicas clave , junto a los resultados del primer paso. Posteriormente se debe pedir al grupo que genere múltiples candidatos a valores de la organización.

4.- Evaluar los valores candidatos

Este es el momento de dar voz a todos en la organización. Los autores recomiendan ser lo más inclusivos posible en esta etapa y cualquier miembro de la organización cuyo trabajo sea significativo para el éxito de la misma debe ser invitado. Por ejemplo el Museo Guggenheim incluyó en esta fase a trabajadores contratados, artistas y miembros de su comité de dirección, además de a sus empleados.

Una inclusión amplia tiene dos ventajas principales:

a).- Revela que declaraciones de valores resuenan en las personas que componen la organización.

b).- La inclusión genera compromiso.

Muchos líderes sienten temor ante la idea de invitar a toda la compañía a evaluar y determinar algo tan importante como los valores, pero es mejor que conozcan cómo se sienten sus profesionales en relación con los valores.

En esta fase es también importante que los líderes recuerden que están ofreciendo a todos una voz que no un voto, ya que ellos considerarán cuidadosamente todo el feedback recibido para determinar los valores, pero no pueden prometer que cualquier valor, aunque sea muy popular, va a ser oficial.

5.- Seleccionar los candidatos más valorados para generar un conjunto final de valores organizacionales

Este es un trabajo para un equipo pequeño que debe incluir, también, a los líderes, porque puede ser necesario tomar decisiones importantes a la hora de la redacción de los mismos.

 

 

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