Laura Hills, autora de "The problem employee. How to manage the employees no one wants", en
physiciansleaders.org del pasado 26 de enero plantea que las conversaciones
informales no ligadas al trabajo pueden ayudar a que las personas se sientan
más conectadas unas con otras. Los profesionales quieren compartir sus
experiencias personales, intereses e ideas para sentirse más conectados unos
con otros. También pueden conversar informalmente para romper el hielo,
demostrar su confianza, hacer que los demás se sientan cómodos, para gustar o
para iniciar nuevas amistades. Por tanto, estas charlas informales no tienen
que ser negativas y pueden resultar beneficiosas para el individuo y para la
organización, siempre que no interfieran con el trabajo.
Los cotilleos, por otro
lado, son comentarios o conversaciones que tienen consecuencias negativas o
destructivas o que tienen el potencial de serlo. Una charla está centrada en
los chismorreos si:
1.- Parece que se enfoca
y disfruta en el infortunio de los demás.
2.- Tiene una carga
emocional negativa.
3.- Parece que tiende a
perpetuar el conflicto y/o la negatividad.
4.- Puede dañar
potencialmente a las personas de las que se habla.
5.- No se diría delante
de la persona afectada.
6.- Consiste en un
rumor sin fundamentos sobre una persona que no está presente.
7.- Excluye a los demás
fomentando una cultura de “nosotros” y “ellos”.
8.- Utiliza el rango al
dar a los oyentes una falsa sensación de superioridad moral.
9.- Arruina
reputaciones.
10.- Revela información
personal a otros que no tienen por qué conocerla.
Cotillear, como otros
hábitos y comportamientos humanos negativos, no es algo que podamos
sencillamente decir a las personas que no hagan. Su control requiere
entrenamiento, por lo que es necesario que salga el tema repetidamente en las
reuniones de equipo.
Hills recomienda seguir
una serie de estrategias para su gestión. Entre ellas tenemos las siguientes:
a):- Comunicar de forma
regular y consistentemente. De esta forma se minimiza la influencia y la
necesidad de los cotilleos porque todos están al día de lo que ocurre en la
organización o equipo.
b).- Disuadir de los cotilleos en la política oficial.
Incluir
información sobre los efectos nocivos de los chismorreos en el manual oficial y
la no tolerancia sobre los mismos.
c).- Abordar de forma
proactiva al empleado que difunde rumores y comunicarle que se tiene
información sobre su comportamiento, describiéndole el potencial negativo que
tiene y cómo no va a tener consecuencias para él si modifica su conducta.
d).- Realizar reuniones
de equipo en las que se discuta el tema y se responsabilice a sus miembros de
crear un entorno libre de cotilleos.
e).- Modelar una
conducta sin chismorreos.
f).- Informar a los
superiores si el fenómeno está creciendo y ganando adeptos para que tomen las
medidas oportunas.
g).- Enseñar a los
miembros del equipo a mostrar empatía en relación a las situaciones de sus
compañeros.
h).- Abordar a los perpetradores
en privado, para indicarles la forma en la que sus comentarios y
comportamientos están afectando y entorpeciendo el trabajo.
i).- Fomentar y modelar charlas positivas.
j).- Mantener nuestra vida privada, privada, no
comentando ninguna información personal si puede ser una fuente de rumores y
cotilleos. Si vemos a alguien cotilleando sobre otros, seguro
que lo hace sobre nosotros.
k).- No ser parte de la
audiencia y enseñar a los miembros del equipo a decir no. Los chismorreos
necesitan una audiencia por lo que hay que negarse a formar parte de ella y
enseñar qué hacer cuando alguien quiera compartirlos con nosotros.
l).- Al abordar el tema
con el profesional que está cotilleando y difundiendo rumores debemos
centrarnos en el hecho y comportamiento y no en la persona. Por ejemplo en
lugar de decir: “Eres impresentable por estar cotilleando sobre mí”, decir: “Estoy
preocupado por los cotilleos y quero que paren”.
ll).- Avisar, documentar y despedir. Si
después de haber hecho todo lo posible para
interrumpir el comportamiento y se ha pedido por escrito cómo y cuándo debe
finalizar y éste ha persistido puede haber llegado la hora de despedir al
empleado.
Algunos profesionales
escuchan estos comentarios simplemente porque no quieren parecer maleducados
con la persona que los está haciendo, pero el mero hecho de escuchar supone un
apoyo y estímulo para los cotilleos. Para evitarlo la autora sugiere.
1.- Mantenernos ocupados
para no tener tiempo para escuchar.
2.- No participar y no
compartir las historias.
3.- Decir algo positivo
sobre la persona que está siendo atacada.
4.- Evitar al chismoso
y tener con él solo las interacciones necesarias.
5.- No compartir
secretos para no dar munición a nuestros compañeros.
6.- Elegir a los amigos
con inteligencia y rodearnos de amigos en el trabajo que no cotilleen.
7.- Ser directos y
enfrentarnos al cotilla y decirle con firmeza que su comportamiento resulta
incómodo para nosotros y el resto de compañeros.
8.- No temer acudir a
nuestro superior inmediato. Los rumores y cotilleos hacen perder mucho tiempo a
la organización y daña su moral. Una organización que esté interesada en
mantener un entorno laboral sano para todos valorará la oportunidad de corregir
este tipo de problema.
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