Ilia Tsetlin y Emre Soyer en INSEAD Knowledge del pasado 8 de diciembre plantean que el análisis de
decisiones solo puede ser efectivo si los líderes tienen la “banda ancha2”
necesaria para actuar, tienen claro su propósito y entienden completamente sus
opciones.
Tomar decisiones
estratégicas complicadas es difícil en un mundo de los negocios que es
complejo. Es un entorno desordenado, rápido en los cambios e impredecible. Enfrentadas a estos retos no
es de extrañar que las empresas utilicen el análisis de decisiones como ayuda para
acelerar y simplificar el proceso de toma de decisiones. Al utilizar
determinadas herramientas los líderes pueden valorar mejor los riesgos,
cuantificar las compensaciones e introducir estructura a la complejidad, facilitando
así la resolución de problemas complicados y apremiantes de una manera
objetiva, rápida y efectiva.
Pero, no podemos
olvidar, que el análisis de decisiones solo
va a ayudar si se cumplen los tres prerrequisitos que hemos mencionado:
1.-
Banda ancha: Tener el espacio para pensar y actuar
La calidad de cualquier
decisión sufre si los líderes no cuentan con el tiempo y recursos para trabajar
con eficacia. Pero la “banda ancha” también incluye el espacio cognitivo. Los
líderes pueden contratar profesionales y pedir prestado dinero, pero como no
puedan expandir su propia capacidad de pensar, de centrarse y de juzgar de
manera inteligente, la calidad de las decisiones no mejorará.
Esta es la razón por la
que éste debe ser el primer prerrequisito para el análisis de decisiones, ya
que aclarar el propósito y generar opciones consumen “ancho de banda”. Aclarar
el propósito requiere investigación y creatividad. El “ancho de banda” es un
elemento esencial después del análisis de decisiones. Los ejecutivos pueden asumir
que una vez el “qué” es decidido el “cómo” va a surgir de manera natural, pero
las estrategias pueden fallar, no porque la decisión sea errónea, sino porque
la organización carecía de la capacidad y recursos para ejecutarla.
2.-
Propósito: ¿Por qué estamos haciendo esto?
El propósito define
cómo puede ser el éxito y previene que los líderes se pierdan en informaciones
atractivas pero irrelevantes. Sin un propósito claro el análisis de decisiones
corre el riesgo de resolver los problemas equivocados. Aclarar el propósito
transforma el proceso de ser un ejercicio técnico a uno estratégico.
Pero contar con el
propósito adecuado requiere esfuerzo, ya que tenemos que hacernos preguntas
incómodas, como: ¿Qué es lo que realmente queremos?, ¿Por qué deseamos eso?,
¿Los intereses de quién interesan más? o ¿Qué cosas a cambio tendremos que
abordad?, por ejemplo.
El mejor resultado de
cualquier análisis de decisión depende, también, de su propósito específico. Si
consideramos, por ejemplo, una compañía decidiendo entre dos estrategias de
expansión, si el propósito es maximizar los beneficios a corto plazo, la
estrategia será una determinada diferente de si el objetivo principal es
construir una presencia a largo plazo.
Cualquier discusión
sobre propósito debe producir un resultado claro, ya que si éste es poco claro
el análisis de decisión no puede ser efectivo.
3.-
Opciones: incrementar el espacio de decisión
El análisis de
decisiones asume que los líderes toman decisiones basándose en las mejores opciones disponibles.
Pero al final con frecuencia lo hacen pensando solo en las opciones más
inmediatas. Esto implica que la decisión se va a tomar considerando la mejor
opción entre un número limitado de alternativas.
Generar más opciones
ayuda a asegurarnos de que una decisión está correctamente enmarcada en primer
lugar, ya que considerar alternativas fuerza a los líderes a aprender realmente
sobre el problema. La calidad de la decisión aumenta cuando los líderes hacen
un esfuerzo deliberado por generar más opciones antes de pasar al análisis.
Las principales recomendaciones
propuestas por los autores, son, como
conclusión:
a).- Comenzar con el “ancho de banda”. Asegurar
el tiempo, la atención y los recursos antes de aclarar el propósito o de
generar opciones.
b).- El propósito previene el desperdicio de esfuerzos. Una vez tenemos
asegurada la “banda ancha”, alinear la decisión alrededor de un propósito claro
y compartido si no queremos arriesgarnos a resolver el problema equivocado.
c).- Las opciones crean calidad. En
lugar de conformarnos con opciones cómodas o binarias, empujar a los equipos a
que amplíen su espacio de decisión generando nuevas opciones.
d).- No apresurar el análisis. Si
falta alguno de los tres prerrequisitos resistir
la tentación de apresurarnos y dedicar tiempo a construir unas bases sólidas
primero.
e).- Considerar que el
análisis de decisiones es una herramienta para la amplificación, no para la
sustitución. En el análisis de decisiones la calidad de nuestro input dicta la
calidad de los resultados. El proceso no puede ser un sustituto de pobres
inputs.

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