domingo, 30 de octubre de 2011

ABRAHAM LINCOLN. RESILIENCIA II





La resiliencia, como ya hemos comentado, es la capacidad de adaptarnos o superar positivamente la adversidad y el stress que produce. Es la capacidad de levantarnos e intentarlo de nuevo cuando nos enfrentamos a un fracaso. Dave y Wendy Ulrich en su libro “El sentido de trabajar” exponen el caso de Abraham Lincoln como uno de los mejores ejemplos de resiliencia a nivel personal. Su historia, desde esta perspectiva, es la siguiente:

1816: sus padres son expulsados de su casa. Él se ve obligado a trabajar para ayudarles.

1818: su madre fallece.

1831: fracasa en su negocio.

1832: se presenta a la asamblea legislativa del estado de Illinois y no gana.

1832: pierde su trabajo. Quiere entrar en una facultad de derecho pero no es admitido.

1833: pide prestado dinero a un amigo para iniciar un negocio y lo pierde todo antes de que acabe el año. Dedica los siguientes 17 años de su vida a saldar la deuda.

1834: se presenta otra vez a la asamblea legislativa y gana.

1835: su prometida fallece y él sufre un fuerte golpe emocional.

1836: sufre una gran crisis nerviosa y pasa seis meses en la cama.

1838: se presenta a portavoz de la asamblea legislativa del Estado, pero pierde.

1840: se presenta a candidato como elector, pero pierde.

1843: se presenta como candidato al Congreso y pierde.

1846: se presenta, de nuevo, como candidato al Congreso y gana. Va a Washington y hace una buena labor como congresista.

1848: se presenta a la reelección en el Congreso y pierde.

1849: se presenta a un puesto de registrador en su estado natal y es rechazado.

1854: se presenta como candidato para el Senado de estados Unidos y pierde.

1856: se presenta como candidato para el puesto de vicepresidente en la convención nacional de su partido y obtiene menos de 100 votos.

1858: se presenta de nuevo al Senado y vuelve a perder.

1860: se presenta a presidente de Estados Unidos y sale elegido.

Los biógrafos de Lincoln han descrito una serie de fortalezas emocionales que éste tenía y que pueden explicar la extraordinaria capacidad de resiliencia que demostró a lo largo de su vida. Son las siguientes:

Empatía: era capaz de ponerse en el lugar de los demás y valorar su punto de vista.

Sentido del humor: se reía de sí mismo y contaba historias para que la gente se sintiera más cómoda.

Magnaminidad: no guardaba rencor a quienes estaban en desacuerdo con él.

Generosidad de espíritu. Admitía en público sus errores y asumía la responsabilidad derivada de ellos.

Perspectiva: ponía las cosas en contexto y se fijaba siempre en el todo en lugar de en las partes.

Autocontrol: controlaba las emociones que mostraba en público y, para ello, solía escribirse cartas a sí mismo, que luego rompía.

Equilibrio: era capaz de relajarse y disfrutar con sus amigos, incluso en situaciones de estrés.

Conciencia social: trabajaba, sin descanso, al servicio de los demás.


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