miércoles, 24 de mayo de 2017

CÓMO SOBREVIVIR A SER EL "FAVORITO" DEL JEFE





Liz Kislik en hbr.org del pasado 19 de mayo plantea que todos hemos vivido situaciones en las que nuestro jefe tienen un favorito lo cual nos resulta frustrante al sentir que no reconocen nuestro trabajo y que otro está captando toda la atención. Paradójicamente  puede ser igual de complicado darnos cuenta de que nos hemos convertido en el nuevo “favorito” de nuestro jefe.

Aunque puede parecer muy gratificante y agradable el contar con atención extra y con el reconocimiento por nuestros esfuerzos podemos encontrarnos en una situación de riesgo por cuatro motivos:

a).- Nuestros compañeros de equipo comenzarán a sentirse resentidos con nosotros por nuestra proximidad al poder.

b).- El resto de profesionales nos pueden considerar los “chivatos”, “entrometidos” o “informadores”.

c).- Los miembros del equipo dejan de confiar en nosotros.

d).- El apoyo mutuo entre compañeros se corta y se dejan de compartir con nosotros la información crucial. Los contactos y los recursos.

Otro efecto negativo es que debido a nuestra proximidad con el jefe nuestra objetividad y capacidad de pensar de forma independiente se pueden ver afectadas y podemos caer en una forma de pensamiento grupal con una sola relación. Nuestra creatividad y habilidad de  toma de decisiones  empezará a sufrir por el fenómeno de aislamiento.

Posteriormente con mucha frecuencia va a ocurrir que vamos a perder este estatus especial ya que a los jefes que les gusta contar con favoritos les gusta cambiar. No tenemos que olvidar que por muchas prebendas que recibamos en un momento determinado nuestro jefe no es nuestro amigo.

Finalmente puede ser que nuestra carrera profesional se vea afectada negativamente ya que si nuestro jefe delega demasiados de sus proyectos en nosotros nos dejará poco tiempo para abordar nuestro propio trabajo o que nuestros compañeros nos utilicen como la vía de acceso para hacer llegar sus requerimientos al jefe con el tiempo que esto implica. De cualquiera de ambas formas tendremos poco tiempo para dedicarlo a nuestro propio desarrollo. Peor aún si nos identifican demasiado con nuestro jefe podremos no ser evaluados por nuestros propios méritos y los enemigos de nuestro jefe nos considerarán como una marioneta en sus manos lo que nos pone en una situación de riesgo si nuestro jefe pierde influencia.

La autora plantea  que no podemos esconder la cabeza y esperar a ver qué pasa sino que debemos ser proactivos para proteger nuestra reputación y nuestra carrera profesional y para ello recomienda la utilización de tres tácticas:

1.- Mantener y reforzar  siempre nuestro rol de jugador de equipo en lugar de actuar como mensajero del jefe. No filtrar información del jefe al equipo ni viceversa.

2.- Preservar o incrementar nuestra objetividad. Superar cualquier deslumbramiento que tengamos con nuestro jefe y procurar interactuar con otros colaboradores para conocer sus ideas y opiniones.

3.- Proteger nuestras opciones de desarrollo profesional. Reflexionar y descubrir cuál tienen que ser nuestros próximos movimientos e intentar encontrar vías para relacionarnos con otros líderes.

Siempre es muy arriesgado estar muy cerca de nuestro jefe porque la situación puede cambiar en cualquier momento, de cálida y cercana a fría y distante. Si el resto de directivos creen que somos una posesión de nuestro jefe pueden asumir que estamos disponibles para otro tipo de desarrollo profesional o experiencias y pueden ignorarnos cuando se presenten oportunidades abiertas para los profesionales de nuestro nivel.


En otras ocasiones puede ser que nuestro jefe no quiera soltarnos si es muy dependiente de nosotros o muy controlador. Si esto ocurre debemos contactar con los departamentos de recursos humanos para buscar opciones de desarrollo disponibles a nuestra categoría profesional. 

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