Eliot Gattegno y Nadav Klein en INSEAD Knowledge del pasado 13 de enero recuerdan que John D. Rockefeller,
el hombre más rico de la historia moderna, atribuía su productividad no a
realizar un trabajo duro él mismo, sino a su habilidad para delegar. Era capaz
de asignar responsabilidades a las personas en su organización de forma que el
trabajo pudiese efectuarse de la manera más efectiva posible.
Las habilidades de
delegación siguen siendo igual de importantes en la actualidad, aunque son
escasas y no se encuentran con frecuencia. Un estudio de Gallup mostró que las
excelentes capacidades de delegación de los altos directivos de las compañías
se correspondían con mayores beneficios y crecimiento de los negocios en las
mismas. Pero, por ejemplo, una encuesta del Instituto de Productividad Corporativa
(2007) encontró que casi la mitad de las organizaciones participantes mostraban
preocupación por las habilidades de delegación de sus trabajadores. Más
recientemente (2021) en una encuesta se destacaba que la delegación se consideraba como la segunda
competencia más importante tras la empatía para mitigar el burnout de los empleados, pero solo el 28% de los
participantes referían estar recibiendo formación en esta área.
Entre las razones de la
baja delegación, quizás la más importante, es que actualmente no existe un
marco claro para la delegación. Esta falta de estructura lleva a una visión
superficial de la práctica, que es meramente considerada como algo que los
líderes deben hacer más, algo similar a visitar el gimnasio con más
regularidad. Mientras existe el acuerdo generalizado de que la delegación se
debe practicar con mayor frecuencia en algunas organizaciones, la clave se
encuentra en delegar y para hacerlo es necesario contar con un marco básico.
El marco que presentan
los autores facilita una guía a los líderes para delegar mejor, en la que la
meta consiste en alcanzar niveles mayores, pero no se pueden saltar los
inferiores. Alcanzar niveles más altos conduce a una mayor productividad e
impacto dentro de la organización, pero también requiere confianza, feedback
regular y de calidad y relaciones profesionales de larga duración.
NIVEL
1: DELEGACIÓN BASADA EN TAREAS
Es el nivel básico en
el que se asigna al profesional responsabilidad para tareas específicas, una
acción a la vez. Por ejemplo puede ser redactar un email o tomar notas durante
una reunión.
Ventajas:
es fácil de implementar y de monitorizar. No requiere una confianza profunda en
los demás y puede ser una vía de acceso
a la formación de hábitos.
Desventajas:
las ganancias en productividad son relativamente pequeñas porque debemos
identificar continuamente las tareas para delegar y monitorizar.
NIVEL
2:. DELEGACIÓN BASADA EN PROYECTOS
En este nivel delegamos
un grupo de tareas relacionadas al mismo tiempo. Por ejemplo delegamos la
gestión de la bandeja de entrada del correo en lugar de pedir la respuesta de
forma individual a los correos individuales.
Ventajas:
Las ganancias en productividad son mayores. Puede ser la puerta de entrada para
la confianza y para la construcción de una relación con la persona a la que
vamos a delegar la tarea.
Desventajas:
todavía debemos facilitar un conjunto específico de instrucciones. La
monitorización continua será necesaria para asegurar que el trabajo se está
realizando de acuerdo a nuestros requerimientos.
NIVEL
3: DELEGACIÓN BASADA EN PROCESOS
En lugar de delegar
tareas específicas describimos el enfoque y proceso para dichas tareas y se
pide al empleado que utilice su juicio para ejecutar el proceso prescrito. Por
ejemplo, podemos grabar un vídeo o una nota de voz que explique cuál es nuestro
enfoque de la gestión del correo.: qué emails debe obtener especial atención y
por qué, cuáles deben ser ignorados, etc. La idea es conceder la libertad para
efectuar opiniones independientes sobre cómo debe ser implementado el proceso.
Ventajas:
existe el potencial para ganancias significativas en la productividad. Si tiene
éxito este nivel permite delegar decisiones consumidoras de mucho tiempo que
pueden ser tomadas por otra persona. No es necesario monitorizar las tareas individuales
porque sabemos que la persona a la que se las hemos asignado está siguiendo el
mismo árbol de decisión o al menos uno similar.
Desventajas:
este nivel requiere un mayor grado de confianza y de deseo de delegar que los
anteriores. Requiere la habilidad de comunicar procesos abstractos de decisión,
así como un nivel adecuado de autoconciencia para saber exactamente cuáles son
éstos.
NIVEL
4: DELEGACIÓN BASADA EN METAS
En este nivel delegamos
una meta a nuestro colaborador y le pedimos que la persiga. Por ejemplo puede
ser una meta abstracta como que se aseguren de que la comunicación con los
clientes es eficiente o específica como asegurar que el cliente tiene sus
asunto resuelto en un día. La persona a la que se asigna la tarea es
responsable de identificar las tareas necesarias y los recursos requeridos para
alcanzar dicha meta.
Ventajas:
si tiene éxito podemos esperar un considerable ascenso en las ganancias en
productividad. Más aún al dar autonomía al profesional puede ofrecer soluciones
innovadoras sobre las que podíamos no haber pensado. Finalmente la delegación a
este nivel puede empoderar y desarrollar las habilidades del empleado y hacer
que sea un líder más eficaz en el futuro.
Desventajas:
este nivel necesita un alto grado de confianza y familiaridad. Para tener éxito
requiere una relación profesional de alta calidad con la persona a la que
estamos delegando la meta, que implica feedback sincero, honesto y efectivo, la habilidad de aprender
de lso errores y una comunicación clara. Este es un nivel que normalmente no se
puede alcanzar sin dominar los anteriores.
NIVEL
5: DELEGACIÓN CLARIVIDENTE
En lo más alto de la
productividad no necesitaremos delegar porque el profesional entenderá nuestro
proceso de pensamiento y nuestras metas tan bien que podrá intuir cuáles son
nuestros requerimientos ante una situación dada. Por ejemplo, puede sugerir y
comenzar a actuar en relación con la meta de reducir el tiempo de respuesta a
los clientes ante unas quejas recientes.
Alcanzar este nivel no
implica que no es necesaria la comunicación o el feedback, sino que la
responsabilidad de proponer metas, procesos y tareas recae no solo en nosotros
sino que existe un equilibrio entre nosotros y nuestro colaborador.
Ventajas:
este nivel empodera a los empleados al concederles plena autonomía y solo oiremos
hablar de las tareas una vez se hayan completado. Las ganancias en la
productividad se maximizan y el nivel de desarrollo de la habilidad del
colaborador.
Desventajas:
aunque el potencial de ganancias de productividad es grande no podemos tomar a
la ligera los riesgos de errores y de falta de alineación. Por este motivo
puede ser necesario el trabajar años con el profesional para alcanzar el nivel
de confianza, familiaridad y comunicación requeridos para sacar adelante este
nivel de delegación con éxito.