Paul Thorton en SmartBrief on Leadership del pasado 2 de octubre, plantea que hacer
las preguntas correctas puede mejorar la colaboración y revelar nuevas ideas,
ya que la pregunta adecuada atraviesa la complejidad y se centra en lo que de
verdad importa. Aclara las prioridades, identifica las causas- raíz y pone al descubierto oportunidades
perdidas.
Los
líderes fuertes guían las conversaciones haciendo preguntas que van al núcleo
de los asuntos. La pregunta adecuada en el momento correcto ayuda a que las
personas distingan entre lo que es esencial y “ruido”.
Las
preguntas apropiadas no solo nos ayudan a adquirir la información necesaria y a
comprometer a las personas, también nos abren la mente a nuevas ideas. Una de
las preguntas favoritas del autor es: ¿Qué podemos hacer que no se haya hecho
nunca?
Al
hacer preguntas Thorton recomienda:
1.- Mostrarnos
claros sobre nuestro propósito,
identificando lo que queremos aprender o conseguir: ¿Cuál es la meta?
2.- Prepararnos con
antelación. Antes
de las reuniones, por ejemplo, escribir las preguntas que queremos hacer para
guiar la conversación. La calidad de nuestras preguntas va a moldear la calidad
de la discusión. También debemos considerar preguntas de seguimiento para
solicitar más detalles, ejemplos y razones.
3.- Hacer solo una
pregunta cada vez.
Debemos evitar hacer varias preguntas simultáneamente y mantenernos alejados de
preguntas retóricas. Debemos centrarnos en recoger la información necesaria.
4.- Cuestionarnos las
presunciones. Las
buenas preguntas ayudan a las personas a poner al descubierto y a analizar
creencias de las que pueden no ser conscientes. Preguntar, por ejemplo: ¿Qué es
lo que pensamos que a los consumidores les preocupa más?
5.- Conectar las ideas. Las preguntas potentes ayudan a las personas a
hacer nuevas conexiones entre diversos factores, revelando nuevas perspectivas:
¿ Cómo se alinea nuestra estrategia actual con lo que nuestros clientes valoran?
6.- Sentirnos
cómodos con el silencio. Debemos
conceder espacio a las personas para que piensen y respondan de forma
reflexiva. En ocasiones la respuesta más informativa sigue a un periodo de
silencio.
7.- Fomentar una
participación amplia.
En entornos grupales debemos asegurarnos de que se escuchan todas las voces. Debemos
invitar a que expresen sus ideas los participantes más callados y gestionar las
contribuciones de aquellos que tienden a dominar las discusiones. También debemos
resistir la tentación de responder a nuestras propias preguntas.
8.- Recoger y registrar
los puntos clave durante
y nada más finalizar las discusiones mientras tenemos los detalles frescos en
nuestras mentes.
Para
valorar la eficacia de las preguntas que hacemos el autor recomienda que:
a).-
Monitoricemos la frecuencia con que nuestras preguntas contribuyen al progreso
del equipo hacia la meta.
b).-
Monitoricemos la frecuencia con que nuestras preguntas sirven para dejar al
descubierto presunciones, creencias y datos ocultos.
c).-
Monitoricemos la frecuencia con que nuestras preguntas fomentan la creatividad.
Adicionalmente
podemos pedir a un compañero de confianza que nos de feedback sobre la eficacia
de nuestras preguntas.
Cuando
hacemos una pregunta bien formulada y en el tiempo apropiado vemos como una
reunión cambia, las actitudes defensivas disminuyen, la claridad se incrementa,
perspectivas ocultas salen a la luz y el equipo abandona la reunión con un plan
compartido en lugar de dejarla con una mayor confusión. No debemos olvidar que
lo peor que podemos hacer es mantenernos callados , evitando hacer preguntas
que pueden ayudar al grupo.
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