miércoles, 8 de octubre de 2025

CÓMO HACER LAS PREGUNTAS ADECUADAS

 


Paul Thorton en SmartBrief on Leadership del pasado 2 de octubre, plantea que hacer las preguntas correctas puede mejorar la colaboración y revelar nuevas ideas, ya que la pregunta adecuada atraviesa la complejidad y se centra en lo que de verdad importa. Aclara las prioridades, identifica las causas-  raíz y pone al descubierto oportunidades perdidas.

Los líderes fuertes guían las conversaciones haciendo preguntas que van al núcleo de los asuntos. La pregunta adecuada en el momento correcto ayuda a que las personas distingan entre lo que es esencial y “ruido”.

Las preguntas apropiadas no solo nos ayudan a adquirir la información necesaria y a comprometer a las personas, también nos abren la mente a nuevas ideas. Una de las preguntas favoritas del autor es: ¿Qué podemos hacer que no se haya hecho nunca?

Al hacer preguntas Thorton recomienda:

1.- Mostrarnos claros sobre nuestro propósito, identificando lo que queremos aprender o conseguir: ¿Cuál es la meta?

2.- Prepararnos con antelación. Antes de las reuniones, por ejemplo, escribir las preguntas que queremos hacer para guiar la conversación. La calidad de nuestras preguntas va a moldear la calidad de la discusión. También debemos considerar preguntas de seguimiento para solicitar más detalles, ejemplos y razones.

3.- Hacer solo una pregunta cada vez. Debemos evitar hacer varias preguntas simultáneamente y mantenernos alejados de preguntas retóricas. Debemos centrarnos en recoger la información necesaria.

4.- Cuestionarnos las presunciones. Las buenas preguntas ayudan a las personas a poner al descubierto y a analizar creencias de las que pueden no ser conscientes. Preguntar, por ejemplo: ¿Qué es lo que pensamos que a los consumidores les preocupa más?

5.- Conectar las  ideas. Las preguntas potentes ayudan a las personas a hacer nuevas conexiones entre diversos factores, revelando nuevas perspectivas: ¿ Cómo se alinea nuestra estrategia actual con lo que nuestros clientes valoran?

6.- Sentirnos cómodos con el silencio. Debemos conceder espacio a las personas para que piensen y respondan de forma reflexiva. En ocasiones la respuesta más informativa sigue a un periodo de silencio.

7.- Fomentar una participación amplia. En entornos grupales debemos asegurarnos de que se escuchan todas las voces. Debemos invitar a que expresen sus ideas los participantes más callados y gestionar las contribuciones de aquellos que tienden a dominar las discusiones. También debemos resistir la tentación de responder a nuestras propias preguntas.

8.- Recoger y registrar los puntos clave durante y nada más finalizar las discusiones mientras tenemos los detalles frescos en nuestras mentes.

Para valorar la eficacia de las preguntas que hacemos el autor recomienda que:

a).- Monitoricemos la frecuencia con que nuestras preguntas contribuyen al progreso del equipo hacia la meta.

b).- Monitoricemos la frecuencia con que nuestras preguntas sirven para dejar al descubierto presunciones, creencias y datos  ocultos.

c).- Monitoricemos la frecuencia con que nuestras preguntas fomentan la creatividad.

Adicionalmente podemos pedir a un compañero de confianza que nos de feedback sobre la eficacia de nuestras preguntas.

Cuando hacemos una pregunta bien formulada y en el tiempo apropiado vemos como una reunión cambia, las actitudes defensivas disminuyen, la claridad se incrementa, perspectivas ocultas salen a la luz y el equipo abandona la reunión con un plan compartido en lugar de dejarla con una mayor confusión. No debemos olvidar que lo peor que podemos hacer es mantenernos callados , evitando hacer preguntas que pueden ayudar al grupo.


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