Dana Maor, HansWerner Kaas, Kurt Strovnik y Ramesh Srinivasan, asociados
senior en McKinsey & Company, en"The journey of leadership. How CEO,s
learn to lead from the inside out”, presentan el enfoque “paso a
paso” que siguen en la compañía para ayudar a transformar a los líderes, tanto
desde una óptica profesional como personal, para tener éxito como CEO,s.
Este proceso de liderazgo centrado en las personas de “dentro a fuera”, se
caracteriza por tener dos partes principales, la primera se centra en los aspectos emocionales,
psicológicos y humanos de liderarnos a nosotros mismos (podemos llamarla:
“Comienza contigo”) .
En esta primera parte el líder va a aprender a
escuchar a su ser interior y a superar sus barreras y prejuicios, así como a
tener claro qué es lo que desea alcanzar. Esto va a requerir que examine su
situación sin prejuicios, centrándose en 6 características: las tres primeras humildad, seguridad y confianza en uno mismo y altruismo
las hemos comentado en entradas anteriores.
La cuarta es:
IV.-VULNERABILIDAD
(ESTÁ BIEN SER UNO MISMO)
Mostrarse vulnerables para poder
conectar con sus sentimientos puede cambiar la forma en la que los líderes
gestionan patrones, con frecuencia, no reconocidos que han sido establecidos desde
su infancia. Esto incluye la manera en que han sido educados y moldeados por
los padres, profesores o jefes al comienzo de sus carreras.
Un aspecto crucial del cuarto
elemento del proceso de liderazgo que estamos describiendo, consiste en
aprender a mostrar vulnerabilidad en
determinadas situaciones. Muchos interpretan esto como un signo de debilidad,
cuando en realidad, es una señal de fortaleza. Cuando se maneja de forma
adecuada la vulnerabilidad es poder. La imagen del líder estoico la tenemos
grabada en nuestra psique colectiva como una configuración predeterminada. Se
supone que no debemos mostrar nuestras emociones en el entorno laboral o
implicarnos con las personas a nivel humano. Somos los jefes. Debemos estar a
cargo de todo y no mostrar debilidad o vulnerabilidad.
Pero, este no es el modelo que
motiva a los trabajadores en la actualidad. Los millennials, especialmente,
desean que sus líderes sean auténticos, que compartan su lado humano,
incluyendo sus vulnerabilidades. Esta generación tiende a cerrarse y abandonar
mentalmente o físicamente sus trabajos. En este último caso buscando otros
puestos de trabajo que piensan les pueden resultar más gratificantes. Actuar intentando que todo lo que hacemos sea
perfecto y tratando siempre de demostrar que somos líderes superhumanos
destruirá el trabajo en equipo y alejará a sus miembros de nosotros. En lugar
de e querer probar que somos los mejores, podemos dedicarnos a
mejorar nosotros mismos y abandonar el patrón mental rígido por otro más
auténtico en el que creamos que siempre podemos hacerlo mejor. Para conectar
con los demás debemos mostrar cómo somos realmente en cada situación a la que
nos enfrentemos, centrándonos en nuestro crecimiento personal. Debemos estar
dispuestos a asumir riesgos, a invertir en relaciones que pueden funcionar o no
hacerlo y a actuar sin tener todas las garantías. Necesitamos ser y mostrarnos
vulnerables.
La vulnerabilidad implica conectar
con las perspectivas, emociones e historias de los demás al tiempo que nos permitimos ser vistos como realmente somos por
los demás. Cuando nos permitimos ser vulnerables compartimos nuestras mayores
fortalezas, esperanzas, sueños, preocupaciones, ansiedades y preguntas, aunque
temamos ser juzgados.
Si queremos que confíen en nosotros debemos
mostrar nuestra vulnerabilidad. El desafío al que nos enfrentamos es saber
exactamente cuándo debemos abrirnos y cuándo debemos callar. Puede que no
debamos serlo en una reunión del comité de dirección, pero si cuándo tenemos
que afrontar un problema grave y estamos reunidos con nuestros compañeros. El fin
último de mostrar nuestra vulnerabilidad es dar permiso a invitar a los
pensamientos y perspectivas de los compañeros, consejeros o amigos. Si ponemos un
muro defensivo a nuestro alrededor o si
actuamos con secretismo las personas no van a querer relacionarse y confiar en
nosotros.
La vulnerabilidad tiene mucho que
ver con la gestión de nuestros factores desencadenantes, que van a hacer que
reaccionemos de forma emocional. Puede ser algo que alguien dice o hace o puede
ser una situación o reto. Por si mismos no son ni positivos ni negativos. Lo
que hacen es despertar el miedo en nosotros. Un desencadenante puede ser, por
ejemplo, un miembro del equipo actuando
continuamente de forma tóxica o un directivo haciendo un comentario irónico y
desagradable sobre los últimos resultados trimestrales.
Si los líderes no conocen sus
desencadenantes pueden verse atrapados en sus propios patrones, lo que puede
conducir a comportamientos negativos y pobre desempeño. El peligro se encuentra
en reaccionar rápidamente en el momento y regresar a antiguos patrones que nos
hacen querer controlar la situación o defender nuestro ego en lugar de hacer lo
que es mejor para la organización. Afortunadamente tenemos la elección de
responder a estos factores desencadenantes de manera positiva o negativa. Los
mejores líderes reconocen cuáles son estos desencadenantes y aprenden a responder
a la situación de forma positiva y abierta.
Es en este momento cuando la
vulnerabilidad entra en juego. Si algún desencadenante nos fuerza a reaccionar
negativamente o a la defensiva y somos capaces de darnos cuenta de lo que está
pasando podremos cambiar nuestro comportamiento si nos preguntamos a nosotros
mismos o comentamos con otras personas por qué estamos reaccionando de esa
manera. En otras palabras estaremos apoyándonos en nuestra vulnerabilidad para
poder reconocer cuáles son nuestros factores desencadenantes.
En algunas ocasiones entender cuáles
son esos desencadenantes exige que miremos en profundidad dentro de nosotros.
En otros casos podemos desarmar un desencadenante pidiendo ayuda a los demás.
Cuanto más auténticos, abiertos y sinceros
nos mostremos más se abrirán los demás a nosotros y más respeto e input valioso
obtendremos de las personas. Debemos recordar
que nos mostramos vulnerables no solo para compartir sino para obtener input de los
demás y que, en ocasiones, mostrarnos vulnerables implica dejar a un lado
nuestro orgullo y pedir disculpas.
Una cualidad que está fuertemente
alineada con la vulnerabilidad es la de no tomarnos a nosotros mismos muy
seriamente. Es complicado abrirnos a los demás y comprenderles realmente, si
dedicamos el tiempo a preocuparnos por nosotros mismos y por nuestro propio
estatus y prestigio. Algo de perspectiva y un poquito de humor nunca vienen
mal. Cuando los problemas parecen insuperables ayuda el dar un paso atrás y poner las cosas en perspectiva.
Permitirnos ser vulnerables entraña
algún riesgo. Puede, si no se gestiona adecuadamente, hacer que disminuya
nuestra influencia a los ojos de alguien. En un mundo en el que las jerarquías
son fluidas y los líderes, se espera, que proyecten humildad y vulnerabilidad,
cómo se equilibra esto con la necesidad de inspirar respeto. Si, por ejemplo
nos vestimos igual que el resto de empleados y trabajamos en una oficina
abierta rodeados por los demás es fácil que éstos sientan que somos vulnerables
y comencemos a perder nuestra influencia. Tenemos que establecer nuestra
presencia como líderes. Dan Novella, ex CEO de Novartis, mantiene que: “Los
líderes en la actualidad ganan el respeto siendo al tiempo competentes y
honestos. Esto no significa que digan todo lo que piensan, pero deben ser
auténticos. Si se muestran así y saben lo que están haciendo, los demás sabrán
que está a cargo”.
Estar a cargo implica tener la
fortaleza de marcar la dirección de la organización sin ser desviado por
diferentes caminos por los seguidores, entender el contexto de la situación y
recoger las opiniones de los otros, pero sabiendo que al final es la labor del
líder tomar las decisiones difíciles, por lo que deben afrontarlas.
Vasella defiende que como líder el
trabajo consiste en reconocer las metas adecuadas y los caminos para
alcanzarlas y alinear y persuadir a las personas para hacer las cosas que considere que son relevantes para el éxito a
largo plazo de la compañía. Las personas esperan el liderazgo y al hacerlo
podemos hacer daño, en otras ocasiones satisfacer o celebrar y ofrecer
feedback negativo, pero siempre con un enfoque humano. Esto es parte del
trabajo manteniendo siempre una actitud justa y recta con las personas.
Equilibrar ser fuerte y vulnerable
es complicado. Cuando eres el líder las personas esperan que te muestres fuerte,
seguro y determinado. Pero existe un tiempo para esto y otro para mostrar
vulnerabilidad. Los líderes, por ejemplo, deben tomar decisiones complicadas al
despedir a un trabajador, al distribuir los presupuestos, al promocionar o al
retribuir, pero no pueden ceder este poder. Lo que si deben hacer es abrirse a
los demás para obtener feedback analítico y emocional, idealmente procedente de
personas con distintas perspectivas, antes de tomar esas decisiones
complicadas.
Todos los líderes deberían tener una
lista de lo que deben hacer para mantenerles centrados. Ésta es un recuerdo de
quiénes son y de cómo quieren mostrarse en su trabajo. Esencialmente debe estar anclada en las características humanas de nuestro estilo de liderazgo y en los
rasgos principales de nuestro carácter.
Loa autores proponen que nos hagamos
estas preguntas:
1.- ¿Tengo el coraje de exponerme,
estando dispuesto a fallar y a mostrar mis vulnerabilidades?
2.- ¿Los demás me ven como soy o
como el ejecutivo en un rol determinado?
¿Cómo puedo cambiar mi comportamiento
para que me vean como la persona que realmente soy?
3.- ¿Comparto mis mejores
fortalezas, esperanzas, sueños, preocupaciones, ansiedades y preguntas, aunque
tema ser juzgado por ello?
4.- ¿Soy irritable y arisco o
cálido? ¿Distante emocionalmente o auténtico y cercano?
5.- ¿Qué es lo que me impide que
muestre mis emociones más?
6.- ¿Qué me ayudará a abrazar el coraje
que acompaña a la vulnerabilidad, en lugar del miedo ante la debilidad que puedo exponer?
7.- ¿Tengo una lista que me recuerde
quién soy so y cómo quiero comportarme cuando estoy en el trabajo todos los
días?
8.- ¿Cuál sería mi lista de cómo
quiero ser? ¿ Quién pienso puede ayudarme a desarrollar esta lista?
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