domingo, 5 de octubre de 2025

INFLUENCIA

 


Justin Hempson –Jones en “Influence. Understand it, resist it, use it” pone de manifiesto como las tendencias tecnológicas y culturales del presente siglo XXI  están forzando a la influencia social a trabajar contra nuestros intereses, incluyendo los de las sociedades democráticas en las que vivimos. Asimismo plantea cómo al cambiar la forma en la que pensamos podemos contribuir a hacer algo para evitarlo.

En el siglo XXI nuestros sistemas de comportamiento incluyen no solo a nuestra familia, amigos, compañeros de trabajo u otras personas con las que coincidimos, sino también a las máquinas, los dispositivos electrónicos y software. Los sistemas de influencia actualmente claramente incluyen a la tecnología además de a las personas, al estar integrados en sistemas sociotécnicos. Nuestros entornos de información han crecido exponencialmente. Nos vemos forzados a ser muy discriminatorios al estar nuestros espacios de información inundados del murmullo de  incesantes e interminables ideas e ideologías compitiendo entre sí,

Para poder pensar mejor y defendernos de las distintas dinámicas de influencia a la que estamos expuestos en la actualidad el autor explora cómo trabaja la influencia a través de los siguientes elementos:

1.- JUICIO

La evolución ha perfeccionado nuestro juicio y nuestros procesos de toma de decisiones para ayudarnos a sobrevivir y prosperar. Esto nos ayuda a explicar cómo la influencia impacta en nuestra atención (especialmente en cómo se centran nuestros sentidos para reunir información sobre amenazas y oportunidades), en nuestra memoria para almacenar la información previamente recogida que nos permite recordar conceptos que pueden ser importantes para nuestra supervivencia futura, en nuestros patrones de identificación, comparando y contrastando información  que adquirimos y almacenamos, en nuestros sentimientos, que marcan el contexto para la acción y en nuestro ego.

II.- CONFIANZA

Somos animales sociales y muchas de nuestras necesidades básicas ( comunicar, comprometernos, pertenecer, competir y buscar un estatus, por ejemplo) están ligadas a nuestra forma de ser. Muchas de las señales sobre las que actuamos proceden de los demás, por ejemplo tendemos a copiar a los que nos rodean cuando dudamos de algo y podemos ser muy sensibles y receptivos ante aquellos que son autoritarios o que encontramos atractivos. Estamos influenciados por aquellos en los que confiamos y la confianza con frecuencia está basada en reglas generales tales como la calidez o reciprocidad. Pero estas reglas con frecuencia son explotadas por los impostores, embusteros y otros influencers que puede que no tengan nuestros mejores intereses en mente.

III.- CULTURA

La cultura guía nuestro comportamiento, nuestro pensamiento e influye en a quién escuchamos. También interviene en quién somos y en lo que deseamos, al decirnos quiénes debemos ser y que se supone que debemos desear. Nos da referencias sobre quiénes más pertenecen a nuestros grupos sociales y sobre quiénes no, dirigiéndonos a lo que debemos pensar sobre “nosotros"  y “ellos”.

IV.- IDENTIDAD

Se refiere a quiénes somos y a quienes son similares o distintos a nosotros. Nos informa sobre cómo pensamos y actuamos, incluyendo cómo pensamos y actuamos con las demás personas. La identidad puede ser moldeada y manipulada para los fines de los demás. A través de una identidad compartida mentes diversas pueden unirse para fines positivos, pero también pueden ser dirigidas por otros para sembrar miedo y división, degradando así los fundamentos de nuestra sociedad y poniendo en riesgo nuestra supervivencia y prosperidad.

V.- PODER

Para alcanzar nuestros objetivos debemos controlar de alguna forma nuestro entorno social. El poder nos facilita conseguir esto. Cada vez que interactuamos con nuestras familias, amigos, conocidos y adversarios negociamos nuestras metas dentro de redes de poder. El poder puede ser excesivo y devastador pero no tenemos que rendirnos ante él, podemos resistir.

Profundizando en cada elemento tenemos que:

I.- EL JUICIO

A través de la adaptación, los mecanismos que apoyan nuestro juicio y toma de decisiones comenzaron a desarrollarse. Mecanismos que incluyen la atención, la memoria, la capacidad para identificar y reconocer patrones en la información recogida o el impacto de la emoción y el ego. Y, es a través de estos elementos de cognición que nos influimos unos en otros.

Es un rasgo clave de nuestra especie el que podemos utilizar nuestras avanzadas habilidades conscientes y de reflexión  para lograr que las cosas tengan un sentido. Podemos establecer hechos, aplicar la lógica y adaptar nuestras creencias ( pensamientos o sentimientos sobre lo que es verdad) y comportamientos  ante nueva información, como cuando completamos un puzle. En ocasiones hasta puede parecer que actuamos racionalmente, comportándonos de forma que se alinea con nuestro razonamiento.

La razón y la racionalidad se encuentran muy ligadas a la habilidad para reflexionar. Pero mucha de nuestra cognición no es reflexiva, sino automática: un sistema de pensamiento que es rápido, emocional, estereotipado e inconsciente. Gran parte de nuestro conocimiento está dirigido no por la lógica de la razón o de la racionalidad, sino por la supervivencia La forma en la que pensamos con frecuencia incluye seguir un enfoque heurístico o de  utilización de una  técnica para  la indagación y el descubrimiento, o de  búsqueda de soluciones a problemas mediante métodos no rigurosos, como el tanteo o reglas empíricas. En otras palabras, es un enfoque para resolver problemas utilizando estrategias basadas en la experiencia y la intuición, en lugar de algoritmos estrictos. La heurística ha ayudado a los humanos y a otros animales a resolver problemas centrales para la supervivencia, como por ejemplo sobre cómo luchar y vivir cada día. El problema es que esta forma de pensar puede resultarnos nociva, porque otros pueden manipularnos a través de ellas para sus intereses.

Nuestras herramientas para recolectar información son nuestros sentidos. Son portales limitados, por ejemplo solo una mínima porción del espectro electromagnético disponible alcanza nuestros ojos ( no vemos con luz ultravioleta por ejemplo) o nuestros oídos solo detectan unos determinados sonidos) Para separar lo que es importante de lo que no centramos nuestros cinco sentidos en recoger información específica a través de la forma en la que dirigimos nuestra atención.

Aquello sobre los que dirigimos nuestra atención va a decidir no solo en qué información de la que existe en el entorno nos vamos a fijar, sino cómo vamos a actuar. La atención suele dirigirse hacia aquello que es nuevo, efecto conocido como “efecto de aislamiento”, como por ejemplo, cuando conseguimos que nos miren por vestir de forma extravagante. Este efecto se puede utilizar tanto para dirigir como para distraer como hacen los magos o los políticos.

A lo que atendemos, lo que es destacado para nosotros, regula el tipo de información que digerimos. Este proceso también determina lo que pasamos por alto. Daniel Lassiter en sus investigaciones pedía a los participantes que contemplasen como un sospechoso confesaba en un interrogatorio criminal. Éstos asignaban un mayor grado de culpabilidad al sospechoso cuando la cámara estaba centrada en éste y menos cuando la cámara incluía al interrogador. Este efecto se conoce como el efecto de enfoque o de focalización: consiste en el  proceso de atención selectiva y concentración de la atención en un estímulo específico. Este tipo de efecto nos permite confundir deliberadamente a los demás poniéndoles delante información basada en hechos pero escogida para, por ejemplo, presentar opiniones positivas de un servicio de nuestra organización, pero sin estar acompañadas de las de carácter negativo, que pueden ser superiores en número.

La memoria juega también un papel en nuestra atención. La nueva información a la que atendemos se almacena con las memorias ya existentes. Una vez codificada, las asociaciones que genera son difíciles de erradicar ( por ejemplo si pensamos que alguien nos resulta atractivo) aunque la evidencia para mantenerlas sean contradichas por nueva información. Esto explica la recomendación sobre hacer una primera buena impresión.

La memoria también puede ser manipulada por la repetición de los mensajes, sobre todo si estos son sencillos, como los eslóganes políticos tipo: “Hacer a America nuevamente grande”. Pero un exceso de repetición puede ser contraproducente al aburrir a la audiencia. Aunque también puede ocurrir que una exposición.repetida a una información nos lleve a creer que algo que se puede demostrar que es falso es verdad ( como el caso de las vacunas infantiles y el autismo). Este efecto se conoce como "efecto de la verdad ilusoria"Este término se utiliza para describir la tendencia de las personas a creer que una afirmación es verdadera simplemente porque la han escuchado o leído repetidamente, independientemente de si es cierta o no. 

Lo que nos llama la atención afecta a lo que recordamos y, a su vez, lo que recordamos afecta a la información a la que atendemos, así como a la forma en la que la interpretamos para llegar a formar juicios y decisiones. Tendemos a apoyarnos en aquello que fácilmente viene a nuestra mente, lo que es fácil recordar cuando hacemos juicios. Este fenómeno se conoce como   heurística de disponibilidad y consiste en el  atajo mental en el que las personas tienden a basar sus juicios y decisiones en relación con la facilidad con la que ejemplos o información relevante vienen a la mente. En otras palabras, si un evento es fácil de recordar, se tiende a pensar que es más probable que ocurra o que es más común de lo que realmente es. Este efecto tienen un impacto significativo en la manera como valoramos el riesgo. Por ejemplo tememos más un ataque terrorista que un accidente de coche, aunque tenemos muchas más posibilidades de morir o quedar dañados en un accidente de coche.

En otras ocasiones caemos en el sesgo de la confirmación, por el que atendemos a la información que confirma  y valida nuestras opiniones y descartamos el resto, con lo que con el tiempo este proceso puede endurecer y polarizar nuestras actitudes.  Podemos experimentar disonancia cognitiva.  En estos casos ante nueva información basada en hechos y datos  que puede contradecir lo que pensamos, en lugar de ser persuadidos para modificar nuestro pensamiento, se produce  una desarticulación de nuestra perspectiva del mundo que potencialmente altera nuestra capacidad de funcionar de forma coherente. La manera más sencilla de reducir esta disonancia es descartar la información disruptiva y volver a comprometernos con nuestras creencias.

 

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