Julie Winkle Giulioni en
SmartBrief on Leadership del pasado 9 de noviembre plantea que muchas personas
quieren ser directivos porque el estatus , influencia, salario y poder que parece lleva asociado el serlo
parecen atractivos desde la distancia., pero en la práctica la experiencia se
puede parecer a la de una olla a presión llena de estrés y cuestiones “políticas”.
Horarios extensos, poco descanso, tener que apoyar decisiones con las que
podemos no estar de acuerdo y el sentimiento constante de estar atrapado entre
una roca (la organización) y algo duro (los empleados), es seguramente,
también, la vida del directivo, que no es un camino de rosas y no es para
cualquiera.
Por tanto, antes de
elegir este camino podemos preguntarnos:
I.-
¿CUÁL ES NUESTRA MOTIVACIÓN?
Para muchas personas el
deseo de ocupar puestos directivos tiene poco que ver con el nuevo rol o con la
naturaleza del trabajo y mucho con cubrir otras necesidades o intereses, como,
por ejemplo, un incremento salarial,
buscar una mayor visibilidad o más control sobre su trabajo. Todos los ejemplos
anteriores representan deseos y necesidades legítimas pero el rol de directivo
o manager puede que no las cubra.
Si la motivación no
está alineada con el rol fundamental de un manager: guiar, facilitar y apoyar
el desempeño y desarrollo y bienestar de aquellos a los que lidera, deberíamos
pensar bien si debemos ser jefes. El trabajo emocional que el puesto requiere
puede exceder en mucho las posibles recompensas si un profundo deseo de liderar
no está detrás de nuestros intereses.
La mejor alternativa en
estos casos consiste en trabajar con nuestros jefes para intentar encontrar estrategias
creativas para satisfacer esas necesidades desde nuestro rol actual.
2.-
¿QUÉ ES LO QUE ME APETECE HACER MÁS CUANDO SEA MANAGER?
Muchas personas no
saben cómo contestar a esta pregunta. En este caso sus jefes deben
recomendarles que consideren cuáles son las actividades que piensan les pueden
satisfacer más cuando se conviertan en jefes y ayudarles a pensar las
interacciones que tendrán, los retos a los que se enfrentarán y las habilidades
que tendrán que desarrollar. Posteriormente es conveniente que comenten sus
presunciones y suposiciones con otros managers de la organización, ya que,
aunque sus jefes directos puedan compartir su perspectiva, otros están mejor
posicionados para ayudarles objetivamente a calibrar sus expectativas.
Si continúan interesadas,
pueden con sus jefes trabajar conjuntamente para encontrar vías de probar la
experiencia antes de asumir el rol.
3.-
¿ESTOY PREPARADO PARA COMENZAR A HACER EL TRABAJO A TRAVÉS DE LOS DEMÁS EN LUGAR DE HACERLO YO?
Como sabemos cambiar
nuestra orientación de desempeñar nosotros las tareas a estar pendiente de las
personas y de los procesos es clave para que la transición a jefe tenga éxito. Los
aspirantes a managers deben aceptar rápidamente que su éxito radica ahora en
guiar, mentorizar y facilitar los logros de su equipo en lugar de ejecutar
tareas de forma independiente.
Esta evolución puede
ser especialmente dura para los profesionales de alto desempeño que destacan
por su excelencia como contribuidores individuales. El camino de obtener logros
personales a promover el éxito colectivo puede ser inquietante. Los aspirantes
a manager deben estar preparados para ceder el control directo sobre las tareas
para incorporar una visión más amplia sobre su impacto y hasta como definir el
progreso y el éxito. Por tanto, el jefe debe ayudar a las personas a que
entiendan que si no están preparadas a dejar de hacer directamente las tareas
deben buscar formas de enriquecer su rol actual en lugar de asumir puestos de manager.
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