miércoles, 17 de mayo de 2023

CÓMO ROMPER EL CICLO DE AUTOSABOTAJE Y VENCER EL SÍNDROME DE LA “LARVA DE ORO”

 


Manfred Kets de Vries en INSEAD Knowledge del pasado 3 de mayo plantea que con frecuencia profesionales que inician sus carreras ascendentes de forma prometedora, con algunos éxitos iniciales, comienzan posteriormente a tomar malas decisiones y a poner en peligro sus posibilidades de éxito: el miedo a lo desconocido y patrones de pensamiento negativos eventualmente conducen a un ciclo de auto sabotaje y bajo rendimiento.

Estos profesionales muestran rasgos clásicos de las “larvas de oro”: presentan la promesa de un futuro brillante pero finalmente entorpecen su habilidad para prosperar. Un individuo que se sabotea a sí mismo es similar a una oruga que nunca aprovecha su potencial y no se convierte en mariposa.

Una de las razones principales por las que esto ocurre es el temor irracional al fracaso,, por lo que la persona evita asumir riesgos o intentar hacer algo si existe la posibilidad de fallar. El miedo está, con frecuencia, anclado en fracasos pasados o en experiencias humillantes o vergonzosas y puede conducir a numerosos problemas psicológicos y emocionales, incluyendo ansiedad, ataques de pánico y depresión.

El miedo al éxito es un fenómeno distinto pero con frecuencia se confunde con el miedo al fracaso. Los individuos que temen hacerlo bien van colocando obstáculos en us camino para impedir su progreso. No es el éxito lo que les paraliza sino las consecuencias que pueda traer consigo. Las personas se preocupan por las consecuencias sociales de ser demasiado visibles o les produce ansiedad pensar que no van a poder gestionar adecuadamente la atención. En ocasiones, también, tienen creencias autolimitantes como sentir que no merecen triunfar o les preocupa destacar por encima de otros que pueden merecerlo igual o más que ellas.

Experiencias en la infancia pueden ser el origen de este tipo de miedos en la edad adulta. Las personas temen que se les fijen estándares imposibles que no van a poder alcanzar o que les desprecien o menosprecien por sus éxitos o que sus logros pasen inadvertidos. Como resultado se protegen abandonando o adoptando comportamientos auto-destructivos que arruinan sus posibilidades de éxito.

El temor tanto al éxito como al fracaso puede ir acompañado del síndrome del impostor por el que los individuos dudan de sus capacidades y sienten que no merecen sus logros, tendiendo a atribuir sus éxitos a factores externos o a la suerte. Un exceso de perfeccionismo puede alimentar aún más las dudas sobre la propia valía y el temor a ser considerados como impostores. La búsqueda constante de una validación externa puede terminar produciendo ansiedad, depresión y hasta burnout. Este comportamiento puede estar originado por una educación excesivamente centrada en el logro y donde la valía personal está ligada al éxito.

Otra razón por la que las personas nos autosaboteamos es nuestra resistencia a crecer y asumir responsabilidades de adulto. Este fenómeno se conoce como el síndrome de Peter Pan. las personas que prefieren vivir en “Nunca jamás” evitan los retos que acompañan a la edad adulta y muestran baja motivación, miedo al compromiso y desinterés por su trabajo. Cuando las cosas van mal evitan su responsabilidad culpando a otros o inventando excusas. Como consecuencia con frecuencia estos individuos boicotean sus propias carreras profesionales. Puede ser consecuencia de que en su infancia se les permitió hace lo que quisieran sin consecuencias o que sus padres les protegieron de los peligros del mundo exterior. Los niños que crecen con padres en exceso permisivos o protectores puede que no aprendan nunca a asumir sus responsabilidades ni desarrollen los patrones mentales necesarios para una transición con éxito a la edad adulta.

El miedo al fracaso o al éxito, el síndrome del impostor, el perfeccionismo o el síndrome de Peter Pan pueden  contribuir todos al síndrome de la “larva de oro”, pero existen una serie de pasos que podemos seguir para combatir este comportamiento autodestructivo. Estos son:

1.- Reconocer la presencia de comportamiento disfuncional

Dedicar tiempo a entender que es lo que nos está reteniendo enfrentándonos a creencias profundamente arraigadas sobre nosotros para poder  determinar las causas raíz de nuestras tendencias al auto-sabotaje, que con frecuencia proceden de hechos e incidentes en nuestros años de formación.

Pensar en las situaciones que nos asustan y separar los hechos concretos de sentimientos que pueden no reflejar la realidad.

2.- Reformular nuestros pensamientos

Considerar los “fallos” pasados como oportunidades positivas de aprendizaje y crecimiento puede ofrecernos una nueva vía de mirar a retos futuros. La forma en la que percibamos el mundo tienen el poder de moldear nuestra realidad, así como las cosas que nos decimos a nosotros mismos puede influir en la manera en la que nos vemos.

Debemos modificar nuestra voz interior para pasar a una charla positiva en la que reconozcamos nuestras fortalezas, debilidades y los beneficios de  los fallos pasados, aceptando que los contratiempos no son eventos catastróficos.

3.- Visualizar todos los resultados potenciales

La visualización puede ser también una herramienta poderosa para prevenir comportamientos autodestructivos. Antes de actuar podemos hacer una pausa e imaginar los múltiples resultados posibles. De esta forma podremos visualizar la vida que queremos y los pasos que debemos dar para hacer que sea una realidad.

4.- Dejar ir a nuestro perfeccionista interior

Para ello debemos marcarnos metas realistas y alcanzables y aceptar que los errores y objetivos no cumplidos forman parte de la vida y no son hechos calamitosos. Cuando no logremos nuestros estándares debemos mostrarnos amables con nosotros mismos, ajustando nuestros estándares para el éxito y centrándonos en progresar, no en la perfección.

5.- Potenciar nuestro coraje

Practicar el decir “si” a nuevas oportunidades para desensibilizarnos de nuestros temores. Hacer una lista de las formas en las que podemos estar saboteando nuestro éxito para comprender mejor nuestras limitaciones. En lugar de temer el tipo de oportunidades que puedan potenciar nuestra carrera, reconocer que ser valiente y asumir riesgos es crucial para nuestro desarrollo.

6.- Celebrar los éxitos

Reflexionar sobre logros pasados, reconocer nuestra contribución a nuestros propios éxitos y buscar formas de recompensarnos. Mantener un diario con nuestros logros, tanto personales como profesionales, para monitorizar nuestro diálogo interno y cualquier charla interior negativa. Priorizar la autocompasión sobre la autocrítica y celebrar nuestros éxitos , mientras nos perdonamos nuestros errores.

7.- No sufrir en silencio

En ocasiones es conveniente buscar la ayuda de personas de confianza o de profesionales como un coach o un psicólogo. También comentar nuestros miedos con las personas más cercanas nos puede ayudar a entender cómo abordan ellas experiencias semejantes.

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