miércoles, 24 de mayo de 2023

LA TRAMPA DE NO SER REALISTA

 


Gregg Vanourek en la entrada de su blog del pasado 17 de mayo plantea que muchos de nosotros hemos caído en la trampa de no ser realistas y ser excesivamente optimistas, minusvalorando las dificultades con las que nos vamos a encontrar seguramente.

Cuando nos somos realistas nos exponemos al fracaso, la frustración y a la autocrítica. Nuestra capacidad de ser felices disminuye, tensionamos nuestras relaciones y termina surgiendo el resentimiento. También tendemos a tomar malas decisiones y nos sentimos más estresados e inconvenientes si no alcanzamos nuestras metas.

En su libro “Good to great”, Jim Collins narra la historia del almirante Stockdale que fue el militar de mayor rango en el campo de prisioneros conocido como “Hanoi – Hilton”, durante 7 años, en la guerra de Vietnam. En ese tiempo fue torturado en más de 20 ocasiones, no tenía ningún derecho y no sabía si iba a sobrevivir. Cuando Collins le preguntó cómo logró sobrevivir a condiciones tan horrendas el contestó que nunca perdió la fe en que todo terminaría en algún momento y en que la experiencia vivida sería un momento definitorio de su existencia. Lo que así fue. Los compañeros que no sobrevivieron fueron los que confiaban en ser liberados en una fecha concreta, que murieron con el corazón roto. Stockdale mantiene, lo que Collins llama la paradoja de Stockdale. y que consiste en que nunca debemos confundir la fe en que vamos a superar la situación al final, que no debemos perder nunca,  con la disciplina para enfrentarnos a las circunstancias, por muy brutales que sean, de nuestra realidad actual.

La clave, pues parece estar no en la fe ciega o en el optimismo o la resignación, sino en el reconocimiento disciplinado de la realidad, acompañado de la fe y convicción últimas, junto al compromiso de superar y soportar. Sin un realismo disciplinado sobre el estado actual de los hechos nos perdemos en las falsas esperanzas.

Desgraciadamente lograr este equilibrio es complicado debido a la forma en que nuestras mentes están programadas. Investigaciones, entre otras de Daniel Kahneman y Amos Tversky, han mostrado que los humanos tenemos muchos sesgos cognitivos o errores sistemáticos en nuestro pensamiento que nos llevan a tomar decisiones que nos conducen a percepciones distorsionadas y juicios erróneos. Entre los relacionados con falta de realismo tenemos, por ejemplo:

a).- Sesgo del optimismo o la tendencia a sobrestimar la posibilidad de experimentar situaciones favorables y de subestimar la de los desfavorables.

b).- Sesgo del exceso de confianza o la tendencia a sobrestimar nuestras capacidades.

c).- Ilusión de control que nos lleva a creer que tenemos una mayor capacidad de controlar los hechos de la que tenemos en realidad.

Los investigadores han encontrado que el optimismo es muy beneficioso, por ejemplo,  para la salud, la motivación o la perseverancia pero Shawn Anchor destaca que se convierte en un fenómeno de mala adaptación cuando nos conduce a sobrestimar en exceso nuestras habilidades actuales., por lo que el optimismo realista es mejor que el optimismo ciego. Tenemos que aprender a ser razonablemente optimistas sin caer en la tierra de la fantasía e ingenuidad y para ello el autor recomienda:

1.- Aclarar nuestras expectativas y su procedencia.

2.- Evaluar si nuestras expectativas son apropiadas.

3.- Inventariar el tiempo, recursos, energía y motivación que tenemos a nuestra disposición. Valorar nuestros límites, siendo conscientes de que no contamos con recursos ilimitados.

4.- Recordar que siempre existen factores externos fuera de nuestro control. Mantenernos centrados en las cosas que podemos controlar y tener en cuenta que las cosas pueden cambiar.

5.- Equilibrar nuestras altas expectativas con el reconocimiento de los riesgos y contratiempos potenciales. Definir no solo el mejor escenario, sino, también el escenario base y el peor para que tengamos una imagen más completa de la variedad de los posibles resultados.

6.- Ir ajustando las expectativas con el tiempo, si es necesario basándonos en nueva información.

7.- Documentar los hechos que ocurren en realidad y compararlos con las expectativas iniciales para ver si hemos sido poco realistas hasta el momento. Esto nos puede servir para calibrar nuestras expectativas al seguir avanzando.

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