Andy Harrington en
SmartBrief on Leadership del pasado 17 de octubre plantea que el lenguaje
corporal juega un papel muy importante en cómo somos percibidos cuando
comunicamos.
Las palabras son solo
parte del mensaje. Por ejemplo cuando estamos delante de una audiencia o
lideramos un equipo nuestras palabras pueden transmitir información, pero
nuestro cuerpo transmite convicción. La audiencia o nuestro equipo podrá
olvidar lo que hemos dicho, pero rara vez olvidarán cómo les hemos hecho sentir
y gran parte de ese sentimiento lo comunicamos a través de los gestos, posturas
y presencia que adoptemos.
El lenguaje corporal es
el lenguaje silencioso del liderazgo. Utilizado correctamente proyecta
confianza, construye congruencia con nuestro mensaje e inspira creencias. Si lo
usamos mal puede crear disonancia, credibilidad disminuida y generar dudas.
El autor sugiere:
1.- Utilizar la postura
para asentarnos
La seguridad en
nosotros mismos comienza con la postra con la que nos presentamos. Una postura
erguida, con los hombros relajados, el tórax expandido, los pies firmemente
plantados, por ejemplo, manda un mensaje de estabilidad. Encorvarnos, apoyarnos
pesadamente sobre un lado del cuerpo o escondernos detrás de un atril comunica
incertidumbre aunque nuestras palabras díganlo contrario. La audiencia va a
captar todas estas señales por lo que tenemos que mostrar seguridad.
2.- Emplear gestos que
ilustren y enfaticen
Los gestos deben
transmitir un propósito y no ser erráticos. Movimientos con las manos abiertas
transmiten transparencia y honestidad. Si queremos contrastar dos ideas podemos
dar un paso hacia un lado mientras describimos la primera idea y luego movernos
al lado opuesto para la segunda. De eta forma dejamos la distinción más clara y
se mantiene durante más tiempo en la memoria de la audiencia.
Evitar gestos
repetitivos, como los de “lavarnos las manos” o agarrarnos las manos con nerviosismo.
Los gestos se deben utilizar para acentuar nuestros significados con seguridad.
2.- Contacto visual que
conecte
Los ojos son, quizás,
la mejor herramienta para transmitir congruencia. Un contacto visual muy escaso
hace que parezcamos poco comprometidos o evasivos. Demasiado puede intimidar. Procurar
barrer la sala al hablar , estableciendo contacrtos sinceros durante pocos
segundos cada vez.
Cuando mantenemos el
contacto visual al comunicar algo importante , todos van a sentir la convicción
del momento. No se trata de mirar fijamente a la audiencia sino de que las
personas se sientan vistas.
4.- Movimiento que refuerce la narrativa
El movimiento debe ser intencionado. Caminar
con decisión hacia una nueva posición para
enfatizar o cambiar de tema, mantenernos quietos para transmitir un mensaje
crítico. Evitar movernos inconscientemente porque diluye el impacto.
5.- Expresiones faciales
que encajen con las emociones
Si nuestras palabras
son entusiastas pero nuestro rostro parece tenso la audiencia experimenta esta
disonancia. Por ejemplo sonreír al describir oportunidades, mostrar
preocupación al discutir retos y suavizando la expresión al compartir algo
personal amplifica nuestra credibilidad.
Al liderar un equipo
tenemos que tener en cuenta el lenguaje corporal y su congruencia con sus palabras.
Los equipos no solo escuchan lo que los líderes les dicen, están escaneando
continuamente sus lenguajes corporales para encontrar las señales de congruencia,
alineación y autenticidad. Hay que tener
en cuenta que:
a).- La congruencia crea
confianza. Por ejemplo cuando las palabras de optimismo se acompañan de gestos
abiertos y tono seguro y entusiasmo sincero la audiencia nos va a creer.
Congruencia no consiste
en fingir ,por ejemplo, positividad, sino en alinear nuestra presencia física
con nuestro verdadero mensaje. Si no creemos en nosotros mismos, nuestro equipo
tampoco lo va a hacer.
b).- Transmitir serenidad en la incertidumbre. En
tiempos estresantes los equipos miran a su líder buscando un anclaje emocional.
Movimientos rápidos, posturas defensivas o evitar el contacto visual amplifican
la ansiedad. Movimientos calmados, deliberados y una postura erguida comunican
seguridad, aunque las circunstancias sean inciertas.
c).- La proximidad y
presencia juegan un papel. Donde nos coloquemos tienen su importancia. Sentarnos
entre los miembros del equipo durante una reunión de colaboración señala
igualdad e inclusión. Sentarnos a la cabecera de la mesa al hacer un anuncio
importante refuerza la autoridad.
Los líderes que
retroceden físicamente ( brazos cruzados, se recuestan o mantienen una
distancia excesiva, se arriesgan a parecer distantes y descomprometidos.
d).- Liderar con nuestra escucha. El
verdadero liderazgo implica escuchar, tanto como hablar y nuestro lenguaje
corporal revela si estamos prestando verdaderamente atención. Mover la cabeza
sutilmente hacia abajo, inclinarnos hacia delante o mantener una postura
abierta comunican respeto y atención.
Interrumpir con gestos
impacientes, mirar al teléfono o cruzar los brazos durante una conversación
erosiona la seguridad psicológica. Cuando lso miembros del equipo se sientan
escuchados, existen más probabilidades de que se alineen con nuestra visión.
e).- Ser un ejemplo de
lo transmitido. Los líderes con frecuencia hablan de
valores, como integridad, innovación y colaboración, pero los equipos juzgan si
esos valores son sinceros observando los comportamientos. El lenguaje corporal
es fundamental: si por ejemplo hablamos de colaboración pero nos alejamos o nos
mostramos reservados en las reuniones estamos contradiciendo el mensaje. Si hablamos
de innovación pero nuestro cuerpo se cierra cuando alguien sugiere una nueva
idea se rompe la congruencia.
El autor propone seguir
los siguientes pasos para alinear el cuerpo y el mensaje:
1.- Grabar una
presentación o una charla de equipo y revisar para detectar las posibles incongruencias que hayamos
cometido.
2.- Anclar nuestra
seguridad físicamente. Antes de hacer una presentación o ejercer nuestro liderazgo, adoptar una “postura
de poder” durante unos momentos: erguirnos, respirar profundamente y expandir
el tórax.
3.- Enlentecer nuestros
movimientos. La energía nerviosa con frecuencia se traduce en movimientos
nerviosos y habla acelerada. Las pausas deliberadas y los gestos más lentos
comunican autoridad.
4.- Alinear la
intención con la expresión. Debemos preguntarnos qué es lo que quiero que mi
audiencia sienta en este momento y luego dejar que nuestro cuerpo refleje esa
intención.
5.- Practicar
transiciones congruentes. Cuando pasemos de problemas a soluciones dejemos que
nuestra postura, expresión y localización cambie, también. Esta transición
física va a reforzar la mental.