Scott Mautz , empresario y conferenciante, autor de
“Make It Matter: How Managers Can Motivate by Creating Meaning”, en el boletín
de American Management Association, “Leader´s Edge” del presente mes de marzo,
plantea que para cada acción existe una reacción, pero que si un líder no actúa
con frecuencia se produce una cadena de reacciones que originan consecuencias
indeseadas. Las 5 inacciones más dañinas
son:
1.-
No actuar. No tomar una
decisión o la indecisión pueden paralizar una organización. Genera dudas,
incertidumbres, falta de foco y hasta resentimiento. El líder debe ser
consciente que elegir no decidir es una decisión que tiene sus consecuencias.
2.-
No estar atento. Se produce
esta inacción cuando el líder está siempre fuera de juego y no capta las
señales de que el progreso se ha estancado. Estos signos pueden ser las
reuniones frecuentes para tratar el mismo tema, fechas señaladas perdidas,
largos periodos de silencio en los que no se sabe nada del equipo o peticiones individuales
de los miembros del equipo sobre aspectos que tendrían que tratarse en
conjunto. En estos casos el líder no suele estar transmitiendo un mensaje
claro, ni una definición de roles adecuada y no suele ser consciente de la
dificultad de los proyectos y reacciona “delegando y olvidando”.
3.-
No solucionar los conflictos en el tiempo adecuado. Debatir es necesario y sano, pero en ocasiones puede
convertirse en un proceso incómodo, lo cual no es un problema mientras el
respeto y la sinceridad se mantengan, pero si el líder deja que evolucione
hacia un conflicto y éste no se soluciona es cuando surgen las consecuencias
negativas. La mala disposición aparece, la realidad se distorsiona mientras las
distintas partes van generando una mentalidad de “nosotros contra ellos”,
surgen la ineficacia y el estrés y los lazos entre los compañeros se debilitan.
El líder debe cortar todos estos comportamientos y procurar desactivar estos comportamientos excesivamente
emocionales, manteniéndose centrado en crear equipo canalizando la pasión
improductiva hacia soluciones positivas para el conjunto del equipo.
4.-
No reconocer ni recompensar. Siempre
se pueden encontrar excusas para no hacerlo. La consecuencia es que los
profesionales sienten dudas y se preguntan: “Estoy haciendo las cosas
correctamente?”, “¿Mi jefe es consciente de mis esfuerzos y logros o no le importan
nada?”, “¿Mis esfuerzos están a la altura de sus estándares?”,…Con el tiempo
conducen a la desmotivación de éstos.
5.-
No informar. Como líderes si
retenemos información clave o no dedicamos el tiempo para compartir información crítica estamos comprometiendo
los resultados de nuestras organizaciones.
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