Brigette McInnis –Day, vicepresidenta ejecutiva de recursos Humanos de SAP, en el boletín del World Economic Forum del pasado 22 de noviembre plantea que al igual que los errores
son parte habitual de nuestra vida cotidiana también lo son de nuestra vida
laboral. Seguramente cometeremos cientos de errores a lo largo de nuestra
carrera profesional pero lo que nos va a distinguir de los demás es la forma en
que los manejemos.
Lo primero
que hay que tener en cuenta es que no debemos fustigarnos por ellos. Las equivocaciones
son inevitables y son una parte muy importante de nuestra carrera y de nuestro
crecimiento personal. La autora destaca el hecho de que ha podido observar como
personas con un gran talento han cometido graves errores y a pesar de ello han
continuado siendo los profesionales de más alto rendimiento con los que contaba
su organización. La causa se encuentra en que para innovar y afrontar grandes retos,
cualidades valoradas en los profesionales, se deben asumir riesgos.
Inevitablemente los que se arriesgan tienen más posibilidades de caer que
aquellos que siempre van a lo seguro. Además al enfrentarse a riesgos por el
bien de la compañía, innovar o probar algo nuevo, obtendrán un mayor apoyo
después de sus fracasos. Contar con esta red de apoyo y con un equipo que esté
detrás de nosotros es un factor crítico, especialmente cuando nos equivocamos.
Cuando se
produce un error el primer paso que debemos dar es reconocer su existencia y
alertar a todos los grupos de interés inmediatamente. Lo rápido que actuemos en
esta llamada de atención puede tener gran repercusión en el impacto que éste
puede tener. Tenemos que describir lo que ha ocurrido y el por qué y si es
posible ofrecer sugerencias sobre los pasos a seguir de forma honesta y clara.
Ésta no es
solo una etapa crucial para poder
resolver el problema sino que también va
a servir para establecer nuestra credibilidad. Si somos abiertos y
honestos sobre los errores que cometemos estamos ayudando a construir una
cultura de confianza e integridad en nuestro entorno laboral. Si no somos
honestos o acusamos a otros por nuestros errores pareceremos que somos
deshonestos y maliciosos.
Si intentamos
cubrir un error puede dañar mucho nuestra carrera y evita que solicitemos la
colaboración de los demás para poder solucionarlo pues debemos intentar hacerlo
por nuestra cuenta y en muchas ocasiones eso no es posible y cuando se descubra
se considerará que no somos buenos miembros de un equipo ya que no hemos
demostrado que confiamos en los demás y hemos podido estar perdiendo un tiempo
crítico para solucionar el problema.
Tenemos que
recordar que es bueno pedir ayuda, pero primero tenemos que asegurarnos de que
hemos barajado todas las posibles soluciones y escenarios primero. Una cualidad
importante de un líder es que sabe cuándo debe involucrar a los demás y sabe
seleccionar al equipo adecuado para hacer un trabajo. Remediar un error puede
suponer una oportunidad de demostrar que tienen esta habilidad, aunque pueda
resultar complicado. Cuando muchas personas de un equipo se reúnen y
reflexionan juntas sobre los posibles pasos a seguir pueden ser capaces de
encontrar la mejor solución no la más rápida ni la más fácil.
La autora
recomienda, también, que encontrar soluciones a errores aunque no hayan sido
los que hayamos cometidos es una muestra de que somos responsables y capaces de
responder ante los problemas con rapidez, cualidades apreciadas por los
directivos.
Si eres un
directivo y te responsabilizas del error cometido por un miembro de tu equipo
fomentarás la confianza de todos sus miembros ya que verán que estás dispuesto
a defenderles.
Independientemente
de lo anteriormente comentado el mejor consejo es APRENDER DE LOS ERRORES , pero
no hacerlo mientras suceden. Aprendemos mejor cuando podemos tener una visión
retrospectiva y analizamos la situación una vez que está completamente
resuelta. En este momento dedicar tiempo a determinar si se podía haber evitado
de alguna forma con la mayor cantidad posible de profesionales para que la
organización se acostumbre a estar en un proceso constante de evaluación y
mejora.
Ocultar un error es lo último que debe hacer un directivo. He visto a más de uno salir por la puerta por ello.
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