domingo, 21 de abril de 2024

LOS SECRETOS DE LOS SUPERCOMUNICADORES

 


Charles Duhigg en “Supercommunicators. How to unleash the secret  language of connection” explora aquello que hace que las comunicaciones sean muy buenas y cómo todos podemos aprender a ser supercomunicadores en el trabajo y en la vida.

En las últimas dos décadas diversas investigaciones han surgido para aclarar las razones por las que algunas conversaciones van muy bien mientras otras son un fracaso. Sus hallazgos nos pueden ayudar a escuchar mejor y a hablar mejor. Sabemos que nuestras mentes ansían conectar con otras mentes. Cuando encajamos con alguien nuestras pupilas empiezan a dilatarse, con frecuencia, al unísono, así como nuestras pulsaciones, sentimos las mismas emociones y comenzamos a terminar las frases del otro en nuestra mente.  Este fenómeno se conoce como de “arrastre neuronal” y nos hace sentir muy bien. En ocasiones ocurre y no sabemos las razones, sintiéndonos afortunados porque la conversación ha ido muy bien.  Otras veces aunque estemos desesperados por conectar con alguien no lo conseguimos y fallamos una y otra vez.

Los científicos en la actualidad han descifrado muchos de los secretos tras las conversaciones exitosas. Han aprendido que prestar atención al lenguaje corporal además de al hablado nos ayuda a escuchar mejor. Han determinado que la forma en la que planteamos una pregunta en ocasiones tiene más importancia que el contenido de la misma. Parece que nos va mejor si reconocemos las diferencias sociales que si pretendemos que no existen. Cualquier discusión está influida por las emociones, independientemente de lo racional que sea el tema que se trate y que al comenzar un diálogo ayuda el que pensemos en esa discusión como si fuese una negociación donde el premio es descubrir lo que cada uno quiere. Y, sobre todo, que la meta más importante de cualquier conversación es lograr conectar.

Para ello, Duhigg,  plantea que existen tres preguntas clave que nos pueden ayudar a mantener mejores conversaciones:

a).- ¿De qué trata realmente la conversación? Si son conversaciones prácticas y que implican toma de decisiones.

b).- ¿Cómo nos sentimos? En el caso de conversaciones emocionales.

c).- ¿Quiénes somos? Conversaciones sociales que exploran quiénes somos.

Normalmente estamos pasando de un tipo de conversación a otra en el curso del diálogo en las conversaciones, pero si no coincide el tipo de conversación que estamos manteniendo con el de la otra parte es difícil que lleguemos a conectar con ellos.

Más aún, cada tipo de conversación opera dentro de su propia lógica y requiere un conjunto determinado de habilidades, por lo que, para comunicar bien, debemos saber detectar qué tipo de conversación es la que está teniendo lugar y comprender cómo funciona.

En las pasadas décadas al surgir nuevas formas de estudiar nuestros comportamientos y mentes los investigadores han empezado a examinar todos los aspectos del proceso de  comunicación y sobre cómo establecemos conexiones. Por ejemplo, en 2012 investigadores del Instituto Max Planck para el Desarrollo Humano  estudiaron lo que pasaba en las mentes de los guitarristas tocando la sonata  en D mayor de Scheidler. Si los músicos tocaban la guitarra individualmente de forma separada , con cada persona centrada  en su partitura musical la actividad neuronal era distinta en cada caso. Pero si tocaban en duetos o en conjunto empezaba a sincronizarse y, con frecuencia, comenzaban a respirar de forma sincronizada, sus pupilas se dilataban al unísono y su ritmos cardiacos se asimilaban, pero cuando dejaban de tocar simultáneamente o tocaba un solo la sincronización desaparecía completamente.

Beau Sievers, neuropsicólogo,  ha encontrado otros estudios que muestran el mismo fenómeno, como por ejemplo cuando las personas están tarareando  juntas o tamborilean sus dedos unos junto a otros o resuelven puzles juntos o se cuentan historias unas a otras.

Todos estos estudios y otros muchos ponen de manifiesto que para comunicar con alguien debemos conectar con esa persona. Cuando absorbemos lo que alguien está diciendo y esta persona comprende lo que decimos, esto ocurre porque de alguna forma nuestras mentes se han alineado. En ese momento nuestros cuerpos: nuestras pulsaciones, expresiones faciales, las emociones que experimentamos, etc, comienzan a sincronizarse, también.

En ocasiones esta conexión se produce con una sola persona, pero otras con un grupo o una audiencia grande, pero cuando ocurre, nuestras mentes y cuerpos se entrelazan y se asemejan. Hay personas que tienen más facilidad para llegar a esta situación y suelen ser las personas a las que todos piden consejo, los elegidos para puestos de liderazgo o los compañeros que siempre son bienvenidos a participar en las conversaciones porque hacen que éstas sean más divertidas.

Sievers, buscando la explicación por las que unas personas sincronizan mejor que otras realizó la siguiente investigación, junto a sus colaboradores: reunieron a docenas de voluntarios para que contemplasen una serie de video clips difíciles de comprender: algunos por ejemplo en un idioma extranjero, o breves escenas de la mitad de una película, completamente descontextualizadas. Para que fuesen todavía más difíciles de seguir les suprimieron cualquier audio o subtítulos por lo que los participantes solo podían ver unas imágenes confusas y silenciosas. Las mentes de los voluntarios fueron monitorizadas mientras observaban las imágenes y se pudo comprobar que cada persona reaccionaba de forma distinta, unas con perplejidad, otras con diversión, pero ninguna coincidía.

Posteriormente se dividió a los participantes en grupos pequeños y se les pidió que contestasen a unas pocas preguntas juntos en relación con lo que habían visto. Por ejemplo sobre una escena en la que se veía a un hombre calvo enfadado conversando con un hombre rubio y pesado, preguntaban si el hombre calvo podía estar enfadado con el rubio.

Después de una hora de discutir sus respuestas les volvían a enseñar las mismas imágenes y a escanear sus respuestas cerebrales. En esta ocasión se podía ver como los impulsos neuronales de los participantes se habían sincronizado con los de sus compañeros de grupo. Al tomar parte en una conversación, debatiendo lo que habían visto  habían conseguido que sus mentes se alineasen.

Pero, se produjo un segundo descubrimiento aún más interesante ya que algunos de los grupos se sincronizaban mucho más que otros. Las mentes de los integrantes de estos grupos se parecían mucho en el segundo escáner, como si todos se hubiesen puesto de acuerdo para penar lo mismo. Sievers sospechó que estos grupos incluían a un participante especial., el tipo de persona que hace más fácil que todos se alineen.  Al intentar  identificar a estas personas Sievers pensó primero que podían ser líderes fuertes que facilitasen la sincronización, pero al mirar los datos pudo comprobar que los grupos con un líder fuerte eran los que tenían menos sincronización neuronal.

Los grupos mejor sincronizados eran aquellos eran los que contaban con algún miembro que hablaba menos que los líderes dominantes, pero hacían preguntas cuando hablaban, repetían las ideas de los demás y rápidamente admitían sus confusiones y estaban dispuestos   a reírse de sí mismos. Animaban a sus compañeros de equipo con frases como: “ Esa idea es muy inteligente, cuenta más sobre ella” y se reían de las bromas de los demás. No destacaban como muy habladores o listos pero cuando hablaban todos escuchaban con atención y, de alguna manera, lograban que otras personas opinasen, haciendo que las conversaciones fluyesen.

Estos participantes “centrales” (high centrality participants: HCP, como los llamó Sievers)   tendían a hacer una media de veinte preguntas o más que sus compañeros y cuando su grupo se atascaba facilitaban una pausa rápida al introducir un nuevo tema en la conversación o al interrumpir un silencio embarazoso con una broma. Pero lo más importante es que estaban continuamente ajustando la forma en la que se comunicaban para adaptarse a sus compañeros, sutilmente reflejando los cambios en los estados de ánimo y actitudes de éstos. Cuando alguien se volvía serio ellos también lo hacían, si una discusión aligeraba su tono, ellos hacían lo mismo, cambiando sus mentes frecuentemente para ajustarse a las de sus compañeros de equipo.

La labor principal delos HCP no solo consiste en crear alineación en el grupo al facilitar las conversaciones, sino que, también, promueven el que las personas se escuchen unas a otras o se expliquen con más claridad, influyendo de manera casi invisible. Cuando Sievers analizó la vida de estos HCP pudo observar que tenían unas redes sociales más amplias de las de una persona media  y que tenían más posibilidades de ser elegidas para posiciones de autoridad o de poder.

Para entender lo que los supercomunicadores hacen los investigadores han encontrado tres patrones mentales (relacionados con las preguntas que hemos comentado más arriba”:

1.- Patrón mental de toma de decisiones

Está asociado a la pregunta: ¿De qué trata realmente la conversación? Y se activa cuando pensamos en aspectos prácticos, tales como efectuar elecciones o analizar planes. Por ejemplo, cuando alguien pregunta: “¿Qué vamos a hacer con las notas de Juan?” la red mental de control frontal , el centro de mando de nuestros pensamientos y acciones, se activa. Debemos tomar una serie de decisiones, con frecuencia subconscientes, para evaluar las palabras que hemos escuchado, pero también para considerar los motivos o deseos que pueden subyacer: “¿Es esta una decisión seria?, ¿Debo limitarme a escuchar o debo contestar?, etc”. Esta conversación sobre “de qué va esto”  es fundamental para pensar en el futuro, negociar opciones, discutir conceptos intelectuales y determinar sobre qué queremos discutir, sobre nuestras metas para esta conversación y sobre cómo debemos discutir.

2.- Patrón mental emocional

Surge cuando discutimos cómo nos sentimos e implica a zonas del cerebro como el núcleo accumbens, la amígdala y el hipocampo, entre otros, que ayudan a definir nuestras emociones, creencias y memorias.  Cuando contamos una historia divertida, discutimos con nuestra pareja o experimentamos una ola de orgullo o tristeza durante una conversación es el patrón emocional el que está trabajando. También, cuando, por ejemplo un amigo se queja de su jefe delante de nosotros, percibimos que están buscando empatía en lugar de consejo porque este patrón mental está funcionando.

3.- Patrón mental social

Emerge cuando discutimos nuestras relaciones, pensamos en cómo nos ven los demás y cómo nos vemos nosotros y nuestras identidades sociales. Son las discusiones sobre quiénes somos. Cuando, por ejemplo, cotilleamos sobre las políticas de la organización o  hablamos con otros sobre las personas que podemos tener en común o explicamos cómo nuestra familia, religión o cualquier otro antecedente familiar nos ha podido influenciar, estamos utilizando este patrón mental.

Cualquiera de estas conversaciones y patrones mentales están profundamente entrelazados y los utilizamos durante cualquier diálogo. Lo importante es que seamos conscientes de que estos patrones mentales pueden cambiar en el curso de una conversación. Por ejemplo, una discusión sobre un problema en el trabajo puede comenzar cuando un amigo nos pide ayuda ( ¿Qué está pasando?) y luego procede a contarnos que se siente estresado (¿ cómo se siente?) para terminar centrándose en cómo otras personas van a reaccionar cuando conozcan el problema (¿Quiénes somos?).

Los problemas de comunicación aparecen cuando las personas están manteniendo distintos tipos de conversaciones. Si una persona está hablando emocionalmente y la otra lo hace de forma práctica están en esencia utilizando diferentes lenguajes cognitivos. Los supercomunicadores saben cómo evocar la sincronización al fomentar que las personas acoplen su forma de comunicarse entre sí. Es importante señalar que encajar la manera de comunicar no quiere decir imitación, ya que debemos entender que cuándo alguien está sintiendo lo que quiere y quién es, para sincronizarnos con esa persona debemos saber cómo comportarnos nosotros como respuesta. Cuando nos alineamos comenzamos a conectar y entonces es cuando se inicia una  conversación con un verdadero significado.

 

 

 

 

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario