Marcel Schwantes en “Humane Leadership. Lead
with radical love , be s kick-ass boss”, que estamos comentando, plantea que
las culturas de trabajo más efectivas garantizan que todos, desde el CEO, los
directivos, los miembros de los equipos, los clientes, etc,, sean tratados con
respeto, confianza, integridad y dignidad. Para lograrlo la alta dirección debe
crear una cultura cuyos valores (en relación a como se tratan las personas unas a otras),
sean tan importantes como el conseguir unos objetivos diarios.
La forma en la que los
líderes y las organizaciones cultivan emociones positivas dentro del entorno
laboral, va a impactar significativamente en el desempeño. Cuando leemos sobre
equipos de alto rendimiento que producen y colaboran a la velocidad requerida
por la innovación necesaria en la actualidad, podemos observar que muestran
confianza, respeto, empatía, cuidado y transparencia como comportamientos “amorosos”
clave que conducen a un alto desempeño.
Una revisión de más
de 300 estudios sobre el liderazgo auténtico, de servicio y ético muestra que las acciones de moralidad y amor están
relacionadas consistentemente con resultados tales como desempeño, compromiso,
motivación, resultados económicos y ventas.
Según la investigación
los directivos que lideran con un foco moral tienden a tener un desempeño a
unos niveles muchos más elevados que los que no. Es este foco el que mejor
capta el amor y el cuidado de las personas. Centrarse en este enfoque ha mostrado
de forma consistente que se obtienen importantes efectos sobre la motivación y el compromiso.
A diferencia de otros enfoques de liderazgo también tiene efectos únicos en
conseguir extender la preocupación por los demás.
Debido a que este
enfoque de liderar con amor choca con las estructuras actuales de orden y
control, los escépticos tienen reticencias y mantienen conceptos equivocados. Para
ellos es un liderazgo demasiado débil y blando, cuando en realidad es un camino
más osado y complicado de lo que las personas piensan.
Algunas de las ideas
equivocadas que conducen a objeciones
sobre este tipo de liderazgo incluyen:
1- Liderar con amor implica carecer de
autoridad. Existe el mito común de que los empleados se van a
aprovechar de sus líderes. La realidad es justo la contraria. Los líderes que
lideran a través del amor sí lideran con autoridad, pero lo hacen apoyando a sus
profesionales mientras les hacen responsables de tener éxito y de un alto
desempeño. En el modelo de “Amor en Acción” los líderes crean entornos
favorables para que su profesionales se sientan felices, y éstos, a su vez, van
a ofrecer servicios extraordinarios a clientes felices, con lo que toda la
organización triunfa.
2- Liderar con amor implica ser un
pusilánime y un pelele. Este es otro mito falso. Para liderar
efectivamente a los demás a través del modelo “Amor en Acción” con frecuencia
hay que acometer acciones impopulares desde el punto de vista de los miembros
de los equipos y, es posible, que se “pierdan” profesionales a raíz de una
decisión clave en la que hay que actuar de forma que no guste a todos, sin
ceder a presiones, favoritismos u opiniones populares.
3- Liderar con amor es un concepto
religiosos no apropiado para el mundo de los negocios.
Aunque los principios de este tipo de liderazgo están presentes en todas las
grandes religiones, los conceptos de liderar con amor son universales y
seglares.
4- Liderar con amor implica una pérdida de respeto. Un mito importante que ha circulado desde hace mucho tiempo en el mundo de la empresa es que el líder debe mantener una distancia de sus empleados y elevarse por encima de ellos para así ganarse su respeto, ya que si se mezclan con ellos , éstos le empezarán a tratar como a un compañero. La realidad es que se puede ser el jefe y dirigir al equipo al tiempo que se construyen relaciones de trabajo sólidas que promueven una mayor colaboración. La magia surge cuando se genera confianza entre jefes y empleados y trabajan juntos como un equipo.
Pa Para evitar malentendidos y confusiones en relación al concepto de liderar con amor el autor propone analizar cómo en la Antigua Grecia se consideraba el concepto del amor. En esta cultura el amor tenía 8 palabras para describir sus distintos matices:
a).-
EROS: el amor pasional y físico
b).-
PHILIA:
el amor fraternal y la amistad.
c).-
STORGE :el amor natural y familiar, el afecto instintivo entre padres e hijos, y el
que se desarrolla entre familiares cercanos.
d).- PRAGMA:
el amor basado en la obligación, el compromiso práctico y duradero, construido
a través la paciencia y el entendimiento mutuo, a menudo asociado con
matrimonios de larga duración o concertados
e).- LUDUS:
el amor despreocupado, sin compromiso, enfocado en la
seducción y la diversión.
f).- MANIA:
el amor obsesivo, bastante tóxico, que se suele encontrar en relaciones de
codependencia.
g).- AGAPE:
es el amor incondicional que trata de extender los buenos deseos y los cuidados
genuinos a todos con los que colaboramos. Si se extiende en entornos laborales es
el que declara: “Yo te valoro como empleado, como compañero y como un ser humano”. En el caso del líder implica
priorizar el bienestar de sus profesionales y promover una cultura de cuidados
para cultivar una fuerza laboral más feliz y comprometida.
h).- PHILAUSTIA: este tipo de amor tiene que ser previo a Agape. Antes de poder amar a los demás de forma incondicional tenemos que mirar hacia dentro y practicar el amor hacia nosotros mismos. Esto no significa que adoptemos una actitud arrogante, centrada exclusivamente en nosotros o de superioridad, sino que entendamos nuestras debilidades y fortalezas, que construyamos resiliencia y que aceptemos nuestras limitaciones sin avergonzarnos.
El amor a uno mismo es crucial para los líderes de las organizaciones porque sienta las bases para el éxito en todas las facetas de la vida. Nos da fuerzas para buscar ayuda sin miedo ni dudas, ya que nos hace conscientes de que al hacerlo estamos fortaleciendo nuestro liderazgo. Cultivar el amor a uno mismo es un camino personal que requiere que invirtamos conscientemente en nosotros y en nuestra mejora continua. Sea comenzar el día con 15 minutos de meditación, practicar la gratitud, sanar nuestros traumas con counseling o terapia, dar un paseo para reflexionar sobre nuestras bendiciones y sobre la bondad de aquellos que nos han ayudado e inspirado o encontrar prácticas que fomenten el amor a uno mismo, éste es esencial. Porque todo comienza en nosotros y en nuestra creencia de nuestra bondad inherente como prerrequisito para poder querer sinceramente a los demás.
Robb Holman mantiene que una de las cosas más valiosas
que ha aprendido es que solo podemos dar aquello que tenemos y que, por tanto,
si nos servimos efectivamente a nosotros, podremos servir eficazmente a otros
que estén dentro de nuestra esfera de influencia. Para ello plantea que
necesitamos descubrir o redescubrir nuestro propósito personal a través de la
comprensión de nuestros valores principales, nuestras fortalezas, dones
primarios y pasiones. Necesitamos ser honestos en relación
con nuestros daños y heridas pasadas, especialmente con la necesidad de cierre
de traumas o conflictos sin resolver. Necesitamos dedicar un tiempo regular
para la autorreflexión en el que podamos mostrarnos auténticos en relación con
la ayuda que necesitamos. Este es el verdadero amor hacia nosotros mismos.
Hofman añade que necesitamos conectar con al
menos una persona en nuestra vida de forma intencional con la que no sintamos
miedo, ni temor a ser juzgados. Esta persona debe actuar como fuente de
estímulo, como caja de resonancia y como la voz práctica de la sabiduría.
Hay que reconocer que el amor a nosotros mismos
tiene aspectos sanos y otros que no lo
son. Su exceso puede crear un sentimiento de derechos y privilegios y de
narcisismo que puede conducir a comportamientos agresivos y de bullying. Por el
otro lado, si es inadecuado, puede conducir a una baja autoestima, a sentimientos
de incapacidad, a tendencias autoagresivas y a otras señales de baja
confianza en nosotros mismos..
En su libro “Love is the answer”, la psicóloga
Fiona Beddoes-Jones ofrece una lista de verificación para que conozcamos cuánto
amor hacia nosotros mismos tenemos. Sugiere que una persona con un amor hacia
sí mismo sano contestará con un sí de 8 a 10 respuestas y que si existen áreas en
las que el resultado es un no, éstas van a representar aquellos aspectos en los
que hay que incidir para mejorar.
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CHECKLIST PARA
UN AMOR HACIA NOSOTROS MISMOS SALUDABLE |
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NO |
SI |
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1 |
Valgo
algo |
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2 |
Mi
felicidad importa |
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3 |
Me
respeto a mí mismo |
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4 |
Espero
que los demás me respeten |
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5 |
Acepto
quién soy y cómo soy |
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6 |
Evito
a las personas que son muy críticas conmigo |
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7 |
Sinceramente
me gusto |
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8 |
Mis
pensamientos y sentimientos importan |
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9 |
Soy
mi mejor amigo |
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10 |
Con
frecuencia soy amable conmigo mismo |
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Las
personas que son felices y tienen éxito indudablemente tienen ese amor en sus
vidas. También poseen algo que es igualmente importante en el camino del
liderazgo: conciencia de sí mismos, que les va a permitir tener la perspectiva
necesaria de saber cuándo deben cambiar hacia mejores formas de pensamiento y
de comportamiento

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