Jason Walker en Forbes.com
del pasado 28 de abril plantea que todos en algún momento hemos tenido que
trabajar junto a un bully, ya que no son extraños en el entorno laboral.
Los bullies no solo
sobreviven sino que prosperan en las organizaciones porque en éstas todavía se
confunde la agresividad con el liderazgo, el sabotaje con la competitividad y
el miedo con el respeto. Cuando las compañías recompensan los resultados sobre
la ética, confunden la crueldad con el impulso y la fuerza positiva y miran
hacia otro lado cuando se amontonan los daños colaterales, el bully gana, ya
que el sistema esta diseñado para proteger a los resultados sobre las personas.
El bully más frecuente no
es el abiertamente agresivo, es como un ninja, que rara vez es la persona que
más llama la atención, sino que es la persona que sabe dañar tan bien a los demás,
que éstos no se dan cuenta que están siendo atacados hasta que resulta
demasiado tarde.
Con frecuencia parecen
encantadores y muy profesionales, pero debajo de la superficie sus taimados
métodos se realizan con precisión quirúrgica: aislando a la víctima, saboteando
proyectos y minando reputaciones sutilmente.
La Dra. Sherri Gordon
explica en Psychology Today que “ el bullying en el entorno laboral se esconde
frecuentemente bajo un manto de profesionalidad. Es un abuso emocional dirigido
a desacreditar y a aislar sin que se despierten alarmas”.
Los bullies ansían
admiración , control y poder, no buscan amistades, y en un mundo en el que las
organizaciones confunden el miedo con el respeto y el sabotaje con
competitividad, no solo sobreviven sino que prosperan,
Para intentar
comprender al bully en el trabajo debemos ir más allá del comportamiento superficial
y ser conscientes de la “triada negra” que suele acompañar a los bullies:
a) Narcisismo: todo gira alrededor de ellos,
Los halagos son el oxígeno que necesitan. Las críticas suponen la guerra.
b)
Maquiavelismo: toda relación es una
transacción, toda sonrisa está calculada, cualquier movimiento es estratégico.
c)
Psicopatía. No pierden el sueño por el
daño que pueden causar. La empatía es para los débiles.
Su
juego consiste en:
1.-
Atacar silenciosamente. Comentarios sarcásticos y maliciosos. Cumplidos con doble
intención. Exclusión silenciosa.
2.-
Aislar a la víctima. “Olvidar” invitarla a las reunions o susurrar sobre “aspectos
de su desempeño”, por ejemplo.
3.- Sabotear proyectos. Asignar tareas imposibles. Retener
y no transmitir información crítica.
4.-
Hacer “luz de gas” cuando son cuestionados. Procurar que dudemos de nuestra
memoria y salud mental.
No
necesitan gritarnos para dominarnos. Lo único que tienen que hacer es erosionar
lentamente nuestra autoestima. Explotan la ambigüedad, convierten en armas las
percepciones de los demás y mantienen el control, no por su talento, sino por
el miedo. No triunfan porque tengan más talento. Lo hacen porque están
dispuestos a hacer lo que las personas decentes no están dispuestas a hacer.
Sus
víctimas con frecuencia padecen ansiedad crónica, trastornos del sueño y hasta
en las situaciones más extremas pueden llegar al suicidio.
Los
bullies siguen ganado porque con frecuencia los líderes desestiman las quejas
por considerar que son solo choques de personalidad y los departamentos de
recursos humanos con frecuencia protegen a las personas equivocadas. Los compañeros
se mantienen callados esperando no ser las siguientes víctimas. Los bullies
continúan siéndolo porque se les permite. El Workplace Bullying Institute
destaca que cuando el bullying es notificado el 62% de los que lo reportan
terminan dejando su puesto o son expulsados de la organización.
La
razón es que los equipos de liderazgo con frecuencia toleran a los bullies
porque obtienen resultados y los departamentos de recursos humanos no suelen
investigar adecuadamente. Por esta razón los profesionales sometidos a bullying
suelen abandonar sus trabajos de forma silenciosa y los de alto desempeño lo
hacen frustrados, consolidando así los bullies su poder´
Acabar
con el bullying en el entorno laboral requiere que las organizaciones reflexionen
sobre lo que es tener éxito realmente y valoren la inteligencia emocional, la
colaboración y la decencia al mismo nivel que el desempeño. Para ello deben:
a).-
Creer en las quejas inmediatamente y sin excusas.
b).-
Formar a los líderes para detectar las manipulaciones.
c).-
Responsabilizar a todos los profesionales, hasta a los que generan más negocio.
d).-
Recompensar la colaboración y la decencia, no solo los resultados.
El
verdadero cambio cultural consiste en elegir el valor sobre el confort.
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