Graham Ward en INSEADKnowledge del pasado 6 de mayo defiende que el líder debe ser claro en la
defensa de sus ideas, pero flexible en la forma de expresarlas.
El liderazgo auténtico
es un tema que surge con frecuencia en sesiones de coaching en el caso delos
líderes senior que han sido instruidos para demostrar un liderazgo heroico y
lleno de coraje, pero también para mostrarse humanos y vulnerables. Estas
dicotomías afloran de una gran variedad de formas, como por ejemplo: optimismo
u honestidad ante una situación de crisis, sinceridad u ofuscación cuando un
empleado tiene un bajo desempeño, comunicación directa o deferencial. ¿Cuál
escoger?
Como siempre la
respuesta es sencilla pero compleja. Es aconsejable comenzar de dentro a fuera,
con un sentido claro de nuestros valores. Conocer nuestras fortalezas y
debilidades no significa que debamos compartir todo este conocimiento. Pero ser
honesto sobre lo que todavía tenemos que aprender indica tanto humanidad como
deseo de crecer.
Si, por el contrario
operamos de fuera a dentro, tenderemos a vernos envueltos en la política y en
los estados cambiantes de la organización y terminaremos reaccionando ante los
demás en lugar de actuando desde nuestros propios principios.
Es importante
considerar, también, que es lo que va a crear valor sostenible a largo plazo y
utilizarlo como la lente constante a la hora de liderar nuestro equipo u
organización. Recordar regularmente a las personas cuál es el propósito de su
trabajo y la diferencia que éste va a marcar, ayuda a que nos mantengamos con
los pies en la tierra. Ayuda, asimismo, a evitar caer atrapados en el
pensamiento a corto plazo y en la microgestión.
Los líderes deben
mantenerse fieles a sus valores pero, como hemos comentado más arriba, deben
ser flexibles a la hora de comunicarlos. Puede ser necesario cambiar la forma
en la que comunican sus pensamientos y sentimientos dependiendo del contexto,
pero siempre de manera que no puedan plantearse dudas sobre cuáles son éstos.
Es importante recordar
lo que los políticos con frecuencia olvidan: el liderazgo es un servicio los
demás. Este servicio se debe ofrecer a través de decisiones basadas en lo que
es mejor para muchos en un momento determinado. El autor destaca que utiliza la
palabra muchos y no mayoría, porque el liderazgo no es un concurso de
popularidad. En ocasiones se tienen que tomar decisiones duras y en esos
momentos el líder debe mantener sus principios y ser sincero y honesto.
La autenticidad sin
empatía puede parecer autoindulgencia y no es inspiradora. Los líderes deben
juzgar cuándo y cómo mostrarse auténticos en función de las necesidades
emocionales de sus equipos.
Al mismo tiempo deben
respetar los límites profesionales. El contexto importa. Algunas situaciones
requieren un cambio en el tono para adaptarse a la audiencia, pero eso no
implica compartir en exceso o utilizar un comportamiento no profesional fuera
de las normas del entorno laboral.
La autenticidad siempre
va a ser un problema complicado para los líderes. La clave se centra en que el
líder se mantenga anclado en sus valores principales, que le van a guiar para
saber como mostrarse y liderar en cualquier situación.
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