La Joint Commission, organización americana dedicada a la acreditación de centros sanitarios,
en una de sus alertas centinela habla del papel de los líderes en el
desarrollo de una cultura de seguridad y plantea lo siguiente:
Las organizaciones sanitarias no han desarrollado
todavía la política de seguridad de
“cero defectos” que se ha implantado en otras empresas de alto riesgo como las
de la aviación. Pero se están dando pasos y los líderes están empezando a
aplicar las lecciones aprendidas de la industria para reducir los riesgos y
fortalecer las defensas para garantizar la seguridad del paciente en las
organizaciones sanitarias.
Una cultura de
seguridad se manifiesta por las creencias, actitudes y valores de los
profesionales de una organización en relación a su preocupación por garantizar
la seguridad de los pacientes. Está presente en la estructura, prácticas,
controles y políticas de la misma y está enraizada profundamente en el
comportamiento de sus miembros.
Para fomentar la creación de esta cultura los líderes
deben considerar como una prioridad a la hora de la toma de decisiones el
garantizar la seguridad y deben apoyar
las iniciativas necesarias a todos los niveles, tanto clínicos como
administrativos de la organización.
Factores como comunicación deficiente, formación
insuficiente y falta de conformidad y seguimiento de los procedimientos
establecidos juegan un papel importante en aumentar el riesgo de la producción
de efectos adversos.
Los líderes deben intervenir para corregir esas
deficiencias si quieren contribuir a la creación de una cultura de seguridad,
tomando las decisiones que sean necesarias procurando tomar siempre decisiones
que puedan ser consideradas justas por los miembros de la organización para
evitar caer en una cultura del miedo al castigo o penalización indiscriminada ante
los errores.
Las acciones que se toman ante un efecto adverso
pueden ser administrativas o disciplinarias, así como relacionadas a garantizar
la seguridad. Pero estas acciones no sólo deben ser justas sino que deben ser
percibidas como justas, para evitar disuadir sobre futuras notificaciones. Una
cultura justa no es aquella en la que no se exigen responsabilidades. Es
aquella que tiene un sistema claro y transparente para evaluar los errores y
separar los actos que son intachables de aquellos que no lo son en su totalidad
o parcialmente. Los actos censurables serán susceptibles de las acciones
disciplinarias que se hayan establecido coherentemente para su aplicación a
todos los colectivos de la organización.
Entre las actuaciones que los líderes deben
evitar para conseguir crear una cultura de seguridad destacan:
1.- Falta de apoyo al profesional que ha cometido
un acto no censurable dentro del marco de un efecto adverso. El cuidado de la
"segunda víctima" (el profesional afectado por el efecto adverso) es
fundamental y no se debe desaprovechar su conocimiento sobre lo ocurrido para
tomar las medidas oportunas para evitar su recurrencia y mitigar los daños que
se hayan podido producir.
2.- Eximir a profesionales influyentes de la
necesidad de actuar conforme a las políticas de calidad y seguridad de la
organización. Esta permisividad es
interpretada muy negativamente por el resto de los profesionales y puede
condicionar su comportamiento, erosionando la credibilidad del líder.
El capítulo dedicado al
liderazgo en el Manual de Estándares de la Joint Commission establece que todos los líderes en los centros (entendiendo por
líderes a los directivos y a los responsables de los servicios asistenciales)
deben crear una cultura de seguridad a través de la generación de un clima de confianza e
imparcialidad que estimule la notificación de incidentes y efectos adversos,
facilitando los recursos necesarios para garantizar la seguridad, analizando
los indicadores al respecto y desarrollando planes que aseguren y mejoren la
seguridad, fundamentalmente de los procesos que plantean más riesgo.
La Joint Commission
hace una serie de recomendaciones de actuación a los líderes con esa finalidad:
1.- Definir y
establecer una cultura de seguridad en la organización que incluya un código de
conducta, al respecto, de obligado cumplimiento, para todos los profesionales que trabajen en el
centro.
2.- Desarrollar una
política de transparencia en relación con todos los efectos adversos para crear
un entorno en el que los profesionales puedan hablar sin temor a represalias de
las vulnerabilidades reales o percibidas de la organización y de apoyo para notificar
éstas y los posibles fallos
3.- Introducir los indicadores de seguridad como
una parte importante de la evaluación del desempeño de todos los directivos del
nivel que sean de la organización.
4.- Garantizar un trato justo a las
"segundas víctimas" y que reciban la ayuda oportuna.
5.- Establecer y comunicar la política referida a
los comportamientos susceptibles de requerir acciones disciplinarias y el plazo
en que dichas acciones van a tener lugar.
6.- Fomentar la realización de análisis de
causa-raíz de los efectos adversos y comprobar que las conclusiones son
conocidas por todos los miembros de los equipos directivos implicados para que
puedan tomar las acciones correctoras pertinentes.
7.- Realizar reuniones y rondas de seguridad con los profesionales para conocer la visión
de estos sobre los problemas con los que se encuentran para garantizar la
seguridad.
8.- Establecer incentivos relacionados con la
mejora de la seguridad y con la utilización de la medicina basada en la
evidencia.
9.- Priorizar las acciones a efectuar para
promover las barreras necesarias para garantizar la seguridad y dedicar los recursos necesarios para su
implementación.
10.- Utilizar los conocimientos y la experiencia
de los profesionales para desarrollar medidas de seguridad.
11.- Medir regularmente el compromiso de los
líderes con la seguridad por medio de la realización de encuestas de clima y
otras técnicas de análisis.
12.- Reconocer y recompensar los esfuerzos tanto de los profesionales como
de los directivos encaminados a mejorar y garantizar la seguridad del paciente.
13.- Solicitar la opinión y las sugerencias de
los pacientes sobre cómo creen ellos que puede incrementarse su seguridad
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