Leonard L.Berry, Scott W. Davis y Jody Wilmet, en la edición de octubre de Harvard Business Review, plantean que muchos servicios, incluyendo, por ejemplo, la asistencia a enfermos de cáncer o los viajes en avión, pueden desencadenar fuertes emociones en el receptor del servicio, pero que muchas organizaciones que los ofrecen no son capaces de anticiparse a estas emociones y por tanto diseñar servicios dirigidos a mitigar las que son negativas.
Esta situación es
especialmente evidente en el caso de servicios que generan una gran respuesta
emocional incluso antes de que éstos comiencen, tales como el nacimiento, el
matrimonio, la enfermedad y la muerte y otros como el viaje en avión y comprar,
vender o reparar una casa. Con gran frecuencia estas emociones tan intensas se potencian
por:
1.- Falta de
familiaridad con el servicio que va a ser prestado. Por ejemplo al organizar un
funeral de alguien querido con prisas, el
dolor de los familiares se puede incrementar ante la incertidumbre sobre las opciones y los
costes.
2.- Falta de control
sobre el desempeño del servicio, como ocurre por ejemplo al reparar un
automóvil.
3.- Consecuencias
graves si algo va mal. En los casos de trámites
legales por divorcios las finanzas del cliente se pueden resentir, así como
sus posibilidades de obtener la custodia de sus hijos.
4.- Complejidad que
hace que el servicio sea como un agujero negro en el que el proveedor tiene
todas las cartas. Cuando un técnico en informática dice a un cliente que su
ordenador se ha quemado, éste no tiene forma de juzgar, salvo que sea un
experto, si el diagnóstico o la propuesta de reparación sugerida es la
indicada.
5.- Larga duración
implicando numerosos eventos. Una boda, por ejemplo, es el resultado de
numerosas actividades: planificación,
ensayos, la ceremonia, la celebración,…, que ofrecen numerosas
oportunidades para que se produzcan fallos o surjan conflictos.
Satisfacer las
necesidades de todos estos clientes ansiosos es un reto para los proveedores de
los servicios. Los autores han identificado, fruto de su experiencia, cuatro
acciones que pueden influir de forma positiva en las expectativas y
percepciones de calidad y valor del
servicio, incrementando la satisfacción y la lealtad de los clientes. Éstas
son: identificar las causas que desencadenan las emociones fuertes, responder
con celeridad, incrementar el control de los clientes y contratar a
profesionales que sean capaces de comunicar de forma respetuosa y
formarles con rigor para ello.
El ejemplo que
seleccionan los autores para ilustrar estas recomendaciones es el de la
atención a pacientes con cáncer pues piensan que en pocos servicios están
involucrados unas emociones más intensas. El diagnóstico de esta enfermedad
cambia la vida, apareciendo el espectro de la muerte, suele implicar largos
tratamientos en los que intervienen múltiples profesionales y conlleva unos fuertes
efectos emocionales colaterales. Las bases de un tratamiento excelente siempre
serán la calidad del diagnóstico y del tratamiento clínico pero la forma de
facilitarlo con compasión y calidez cobra gran importancia.
I.-
IDENTIFICAR LOS DESENCADENANTES EMOCIONALES.
El primero es la
necesidad de un servicio y si el proveedor no responde adecuadamente puede
incrementar las emociones negativas como la ira o el miedo. Por tanto
identificar los aspectos de un servicio que con más frecuencia pueden
intensificar las emociones negativas es un paso clave para desarrollar una
estrategia para minimizarlas. El proceso puede variar desde la sencillez:
encuestas, grupos focales, entrevistas,….) a lo sofisticado (experimentos
controlados o mapas de experiencias, por ejemplo, con la finalidad de animar a
los clientes a expresar sus emociones profundas sobre el servicio y a
verbalizar las necesidades,
preocupaciones o esperanzas que de otra forma seguramente no aflorarían. Preguntas
que ayudan son del tipo: “Describa la peor experiencia que ha tenido al
utilizar este servicio” o “¿Si fuese el director general y tuviera que hacer
una sola mejora para los clientes, cuál sería ésta?”
II.-
RESPUESTA RÁPIDA ANTE LAS EMOCIONES INTENSAS.
Ante circunstancias
duras o conflictivas las impresiones que dejan los proveedores de servicios son
duraderas y pueden incrementar el impacto de la experiencia de éstos para bien
o para mal. El fallo en reconocer y responder rápidamente ante estos estados
emocionales deja a los clientes con temor, frustración, impotencia y de
sensación de abandono. Los autores plantean algunas tácticas para neutralizar
estos sentimientos:
1.-
Preparar a los clientes para lo que va a venir. Muchos
servicios ligados a experiencias muy emocionales tienen un largo plazo de
ejecución. No conocer lo que les espera es un motivo importante de ansiedad
para los clientes, que con frecuencia imaginan los peores escenarios. En el
caso del cáncer existe una sensación de urgencia y por conocer los pasos que se
van a seguir. El comienzo de cada etapa en un servicio de larga duración puede
aumentar las emociones, por lo que es una gran oportunidad para ganar la
confianza del cliente, aprovechando para explicarle lo que va a suceder en
dicha fase. Hay que facilitar esta información en un lenguaje accesible, al
ritmo que cada cliente demande y repetir los aspectos más importantes,
transmitiendo confianza a través de una comunicación transparente y
tranquilizadora. Los autores ponen como ejemplo el caso de los profesionales de
los centros de cáncer bien gestionados en Estados Unidos que antes del comienzo
del tratamiento con radioterapia o quimioterapia revisan con los pacientes todo
el proceso paso a paso y contestan a sus preguntas.
2.-
Buscar y detectar los picos emocionales. Predecir
exactamente cuándo se van a intensificar las emociones de los clientes es con
frecuencia imposible, pero es conveniente intentar hacerlo para prevenir
posibles consecuencias negativas. La detección de estos picos requiere una
monitorización. Pueden ocurrir por ejemplo en el caso de pacientes con cáncer
en diversos momentos: ante un incremento del dolor, por los efectos secundarios
de los fármacos, por los cambios en la apariencia física, etc.
3.-
Comunicar con cuidado. El lenguaje corporal, la elección
de las palabras, el tono de voz y la apariencia de los profesionales pueden
tener un gran impacto en clientes ansiosos que buscan las evidencias de
competencia y buscan confirmación de que han acertado en la elección del
proveedor del servicio.
III.-
REALZAR EL CONTROL DE LOS CLIENTES.
Uno de los objetivos
que se persiguen al rediseñar experiencias del cliente es dar a éstos una mayor
sensación de control. Para ello los autores recomiendan:
1.-
Facilitar el contacto directo. Sólo el saber que la
asistencia directa está disponible diluye la ansiedad. En el tratamiento del
cáncer algunas clínicas norteamericanas, por ejemplo, asignan a cada nuevo
paciente un “coach”, alguien con experiencia en enfermería o en trabajo social,
que acompaña al paciente desde el diagnóstico inicial hasta la finalización del
tratamiento.
2.-
Evitar interrupciones en el servicio. En el caso del cáncer
diversos estudios demuestran que el facilitar al paciente apoyo domiciliario o
paliativo reduce significativamente las visitas a la urgencia y las hospitalizaciones.
3.-
“Empoderar” a los clientes con la tecnología móvil. Ésta
puede mitigar la ansiedad al proporcionar a los clientes información en tiempo
real y acceso a la asistencia, pero debe ser un complemento y no una
sustitución de las conversaciones cara a cara o telefónicas. El programa MyCare
de la Clínica Mayo es un buen ejemplo, en el que tras ser entrenados por una
enfermera los pacientes tras cirugía cardiaca pueden usar iPads para ver sus
planes personalizados diarios, leer recomendaciones sobre cuidado diario,etc.
IV.-
CONTRATAR A LAS PERSONAS ADECUADAS Y PREPARARLAS PARA EL ROL QUE TIENEN QUE
DESEMPEÑAR.
Prestar un servicio a
clientes con una gran carga emocional puede ser difícil y agotador. Los
profesionales que se dediquen a la atención de este tipo de personas deben ser
capaces de controlar el estrés, comunicar con respeto y transmitir confianza.
Por este motivo las organizaciones excelentes que se dedican a este tipo de
servicios consideran que el proceso de selección y posterior formación de sus
profesionales es crucial.
Los autores
recomiendan:
1.-
Contratar teniendo en cuenta que los valores de los aspirantes estén alineados
con los de la organización. Por ejemplo, los facultativos que
trabajan en servicios en los que los pacientes presentan una gran carga
emocional deben reunir una serie de competencias, entre otras: capacidad
emocional para gestionar
adecuadamente el estrés que les
transmiten los demás, ser resilientes, mostrar compasión, ser honestos,
transmitir bien, poder trabajar en equipo y contar con la fuerza necesaria para
abordar la realidad y afrontar conversaciones complicadas.
2.-
Enseñar el por qué, no sólo el cómo. Las organizaciones
deben preocuparse de formar a sus profesionales no sólo en las competencias técnicas
sino también hacer hincapié en la importancia de la cultura, estrategia,
características de los clientes, …, de forma que sepan cómo encajan dentro de
la organización, la importancia de su trabajo y de formarse y actualizarse de
forma continuada. Con este fin los directivos deben estimular el aprendizaje y
reconocer y difundir las mejores prácticas. Como ejemplo los responsables de la
Clínica Cleveland para mejorar la forma en la que sus 43.000 profesionales
conectaban emocionalmente con los pacientes produjeron dos vídeos sobre
empatía: ”Empathy. The human
connection to patient care” y Patients: Afraid and vulnerable”.
3.-
Fomentar el intercambio de experiencias y el aprendizaje entre profesionales. Las
sesiones clínicas son un buen ejemplo.
4.-
Convertir a los mandos intermedios en docentes. Fundamentalmente
al actuar dando ejemplo y realizando funciones de coaching con sus
colaboradores.
En este sentido, los
autores sugieren, también, que las organizaciones que prestan servicios que
generan una gran carga emocional se hagan una serie de preguntas que les van a
ayudar a enfocar correctamente la prestación de los mismos. Estas son:
a).- ¿Qué aspectos de
nuestro servicio son los que con más frecuencia desencadenan emociones
intensas?
b).- Si los clientes
pudiesen una varita mágica para realizar una mejora en nuestro servicio, ¿Cúal
sería?
c).- ¿Cuál es la
opinión que tienen los clientes sobre nosotros antes de la prestación del
servicio?
d).- ¿Qué podemos hacer
para que la primera impresión sobre nuestros servicios sea excepcional?
e).- ¿Cuáles son las
frases y comentarios que nunca debemos decir a nuestros clientes?
f).- ¿Podemos
desmitificar nuestros servicios para mitigar la ansiedad del cliente?
g).- ¿Podemos
identificar las fases específicas de nuestros servicios que necesitan una
preparación previa del cliente?
h).- ¿Tienen nuestros
clientes acceso asistencia personal de confianza cuando lo necesitan?
i).- ¿Cómo podemos
utilizar las nuevas tecnologías móviles para monitorizar las necesidades de
nuestros clientes y ofrecerles una mayor sensación de control?
j).- ¿Cuál es el perfil
del profesional ideal?
k):_ ¿Qué competencias son críticas para conseguir
nuestro propósito y cumplir nuestra misión?
¿Cómo podemos formar a
nuestros profesionales para que muestren mayor empatía?
Estupendo articulo, voy a volver a leerlo. Gracias
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