Jesse Sostrin, director del PwC’s U.S. Leadership Coaching Center of
Excellence y autor de “The Manager’s Dilemma", en el newsletter de Strategy+Business del pasado 6 de junio plantea
que es necesario que debemos “seguir
nuestras contradicciones”. Para el autor implica prestar atención a las
personas y circunstancias que nos rodean, dedicando tiempo a considerar todos
los indicadores, por débiles que éstos sean, de que algo va mal. De esta forma
se pueden revelar fisuras existentes en la lógica de nuestras creencias
cotidianas, que es fácil que no percibamos si estamos constantemente “apagando
fuegos”.
Es difícil que seamos conscientes, como directivos, de
considerar esos ecos internos o intuiciones en parte por estar bajo la
influencia de una dinámica común, el
“dilema del manager”: al ocupar una posición de liderazgo éste no tienen
los recursos, tanto dentro de la organización como personales, para manejar y
hacer frente a todas las demandas de atención y tiempo. Al tratar de responder
a cada requerimiento se va retrasando cada vez más lo que conduce a patrones de
comportamiento contraproducentes que depleccionan aún más nuestra capacidad ya
altamente comprometida. Una de las capacidades que se ve afectada en primer
lugar es la habilidad de estar presente y “seguir las contradicciones”, lo cual
es negativo porque cada uno de los pequeños indicadores representan una
oportunidad de reenfocar nuestra atención en las prioridades de alto valor que
nos ofrecen una mejor alineación en nuestras relaciones y prioridades.
Las “contradicciones” están siempre surgiendo. Un
profesional detecta algo alarmante pero no lo comenta. Un miembro del consejo
de administración empieza a decirnos algo de forma informal, pero de repente se
calla. Momentos como ese facilitan oportunidades para guiarnos a través de
potenciales situaciones complicadas si dedicamos el tiempo necesario para
conocer su existencia. Desafortunadamente muchos líderes piensan que no cuentan
con los recursos para introducir otra tarea en sus sobrecargadas mentes. Cuanto
más ocupados estamos, más rápido nos movemos y menos percibimos lo que nos
rodea, con lo que cuanto menos notamos menos oportunidades tenemos de captar
las señales sutiles de que algo falta o puede estar fallando.
Sostrin sugiere aplicar las siguientes técnicas de
mindfulness para aprender a “seguir a
las contradicciones”:
1.-
Concedernos permiso para dar un paso para atrás. Al amontonarse las demandas es
fácil quedar atrapado en el ciclo reflexivo de saltar de un tema urgente al
siguiente. Debemos darnos tiempo para reflexionar sobre la posibilidad de que
exista algo en nuestra mente que nos está inquietando pero no sabemos bien qué
es.
2.-
Preguntar “qué” y por qué”. Cuando sospechemos que se está produciendo una
contradicción preguntarnos: “¿Qué está sucediendo realmente?” y “¿Por qué puede
ser importante?”. Buscar las respuestas sin caer en presunciones y no
apresurarnos a etiquetar las cosas como buenas o malas. Estas preguntas pueden
exponer el origen de las contradicciones.
3.- Buscar
la dinámica subyacente. Debajo de la superficie siempre pasan más cosas que las que se visualizan.
No podemos asumir que las personas van a manifestar explícitamente todo lo que
están sintiendo, ni que lo que ha funcionado en el pasado va a seguir
haciéndolo en el futuro. Por tanto, necesitamos validar nuestras percepciones
recurriendo a los factores que han llevado a alguien en nuestra esfera
profesional a señalarnos un camino determinado. Estos factores pueden incluir
el cambio, por ejemplo, de las metas de un cliente o de otro agente de interés
que de repente entra en conflicto con la nuestra; una expectativa de un
colaborador que no hemos cumplido sin saberlo,
o una cuestión de confianza que no hemos sido capaces de percibir y por
tanto hemos fallado. Es necesario abordar y explorar estas cuestiones de la
forma más abierta posible. Si podemos hablar sobre ellas no sólo favorece que
la relación se fortalezca, sino que evita que aparezcan efectos secundarios de
estos deslices que pueden llegar a ocasionar la pérdida de nuestra
credibilidad.
4.- Estar
preparados para sentirnos incómodos, al principio. “Seguir las contradicciones implica
enfrentarnos a cosas y situaciones que preferiríamos evitar. Pero es peor ser el último en enterarnos que
algo que estamos haciendo no está respondiendo a las expectativas que ha
despertado, por lo que debemos aprender a detectar las contradicciones y utilizarlas
como oportunidades de mantener conversaciones, por ejemplo.
Aunque no podamos influir o cambiar ciertas
circunstancias externas el seguir nuestras contradicciones es una acción
concreta que puede restaurar algunos de nuestros recursos personales y
eventualmente permitirnos superar el dilema de las capacidades limitadas y el
aumento de las demandas.
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