domingo, 3 de diciembre de 2017

COMPASIÓN: APROVECHAR CAPACIDADES Y MODIFICAR PERSPECTIVAS


Cristopher L. Kukk , en “The compassionate achiever. How helping others fuels success”, plantea que para conseguir ser verdaderamente compasivos tras los dos primeros pasos: escuchar para aprender y comprender para conocer,  que hemos comentado en entradas anteriores, tenemos que avanzar y pasar al tercer paso que es:

III.- IDENTIFICAR, DESARROLLAR Y CONECTAR LAS CAPACIDADES NECESARIAS PARA RESOLVER LOS RETOS O PROBLEMAS

Significa que debemos encontrar los enlaces individuales a los recursos que tienen el potencial para resolver problemas. Éstos pueden ser personas, lugares, ideas o cosas (por ejemplo dinero o tecnología). Las redes sociales son, también, una fuente importante de contactos. Cuanto más diversas y numerosas sean nuestras conexiones mayores serán nuestras posibilidades de acceso a potenciales fuentes de soluciones.

El autor considera que existen tres habilidades que son esenciales para desarrollar esta capacidad:

1.- Extraer y aprovechar el potencial humano escondido a plena vista.

2.- Incrementar nuestro alcance.

3.- Modificar nuestra perspectiva.

1.- Extraer y aprovechar el potencial humano escondido a plena vista. En muchas ocasiones no consideramos lo que tenemos delante de nosotros porque nos resulta familiar y se ha convertido en algo automático que está presente en nuestra vida cotidiana por lo que podemos olvidarnos de las personas que tenemos cerca. Parece como si no fuésemos capaces de reconocer que cada una aporta una serie de ideas y recursos que son únicos. Ser compasivo implica descubrir y aceptar el valor y el potencial de todos los que nos rodean. Esta comunidad de personas supone unos de los recursos más valiosos que tenemos cuando estamos intentando resolver un problema o abrir nuevas oportunidades.
Ser capaz de descubrir todas las posibilidades que tenemos a nuestro alcance nos puede servir para vencer una serie de excusas que utilizamos y que nos impiden resolver adecuadamente los problemas que se nos presentan. Éstas se encuentran en todos los lugares y las escuchamos diariamente: “ese no es mi problema”, “ no tengo tiempo”, “ es demasiado caro”, “nadie va a estar de acuerdo”, “siempre ha sido así y no va a cambiar", “yo solo hacia mi trabajo”, …

Cuando intentamos completar un proyecto, generar un cambio o simplemente conseguir que algo se haga resulta frustrante vernos paralizados por una excusa. Ante esta situación podemos reaccionar:

a).- Enfadándonos, con lo que no solemos conseguir nada con la persona que ha planteado la excusa y puede que más tarde nos sintamos culpables por habernos dejado llevar por la ira.

b).- Aceptando la excusa y buscando otra forma de obtener la información o recursos que necesitamos.

c).- Indagando más allá de la excusa para intentar averiguar cuáles son las reservas o limitaciones que tiene el orador y tratar de abordarlas. Una excusa rara vez nos transmite una historia en su totalidad, por  lo que debemos descubrir a  lo que verdaderamente responde.

En algunos casos seremos capaces de cuestionar las reservas y asumir la responsabilidad de hacer las cosas que otros nos hacen porque están asustados  (por sus carreras si la idea no funciona) o porque creen que no disponen de  los suficientes recursos para realizar  lo que se tiene que hacer. En otras ocasiones si encontramos un terreno común o establecemos una conexión humana  puede ser suficiente para que las cosas progresen.

Al interaccionar con las personas que ponen excusas debemos procurar conectar con lo que realmente son y sus antecedentes. Algunas  veces éstas se esconden detrás de una excusa porque no quieren comprender nuestra situación o no quieren saber cómo nos pueden ayudar, pero si utilizamos todas las habilidades que hemos visto asociadas a una actitud compasiva seremos capaces de ver más allá de la excusa y de buscar una forma de solucionar el problema.

Otro aspecto que tenemos que considerar para poder aprovechar todo el potencial humano que nos rodea es el de abandonar las etiquetas y los adjetivos que utilizamos para clasificar a las personas con las que establecemos relaciones para intentar conectar con ellas en su totalidad y no sólo con la parte de ellas que vemos superficialmente. Kukk recomienda para ello:

a).- Recordar y utilizar el nombre de la persona, ya que es un signo de cortesía y respeto.

b).- Centrarnos en lo que la persona piensa más que en sus atributos físicos. Muchas personas tienden a juzgar a los demás por su apariencia. Un patrón mental compasivo requiere mantener una mente abierta y ver a las personas por lo que realmente son no por lo que pensamos que son.

c).- Concentrarnos en lo que hace a esa persona única como individuo en lugar de en lo que les hace parte de un grupo. Por ejemplo conocer qué es lo que les apasiona o qué es lo que les hace destacar. Hay que tratar a cada persona de forma similar como lo que son: únicos. Las expectativas pueden tener efectos como los demostrados en dos famosos estudios sobre las mismas llevados a cabo en los años 60 y 80 del pasado siglo. En la investigación de 1960 se mostró que las expectativas positivas sobre determinados estudiantes influían en su desempeño de forma positiva. A este efecto se le llamó “efecto Pigmalión “ o “efecto Rosenthal”. El estudio llevado a acabo en la década de los 80  se observó lo contrario: las expectativas negativas producían consecuencias negativas y se le llamó el “efecto Golem”. En otras palabras las investigaciones han encontrado que las profecías autocumplidas son reales porque cuando esperamos determinados comportamientos de los demás actuamos de forma que facilitamos el que se produzca la conducta esperada.

Al abandonar las etiquetas estamos eliminando ideas preconcebidas  y percepciones equivocadas sobre las personas que pueden ser degradantes.

No tenemos que olvidar otro factor que es el promover un ambiente de trabajo cooperativo, en lugar de competitivo, si queremos liberar todo el potencial de los profesionales que lo componen. Para ello debemos:

a).- Facilitar el mismo tiempo para escuchar que para hablar. Un grupo de psicólogos de Carnegie Mellon y del Instituto Tecnológico de Massachussetts investigaron para conocer la respuesta a la pregunta de si existe un a inteligencia colectiva que surge dentro de un equipo que es diferente de la de sus miembros individuales. Una de las respuestas principales que encontraron es que siempre que todos sus miembros tuviesen la ocasión de participar en las conversaciones el equipo funcionaba bien, pero si una persona o un grupo de personas eran las que hablaban todo el tiempo la inteligencia colectiva decrecía.

b).- Promover una zona psicológica segura. La otra respuesta que los investigadores hallaron sobre los grupos eficientes era que estaban formados por miembros que eran capaces de conectar y entenderse entre sí. Estas dos características mencionadas son parte de lo que los psicólogos llaman “zona psicológica segura”, que según Amy Edmondson describe un clima en el equipo caracterizado por el respeto mutuo y la confianza interpersonal en el que las personas se sienten cómodas mostrándose tal como son.

c).- Rodearnos de personas que piensen que existen soluciones de ganar-ganar anta casi cualquier problema y evitar a las de pensamiento suma cero que creen que la vida está formada fundamentalmente por escenarios ganar –perder en los que si uno gana otro pierde.
Un entorno cooperativo, en lugar de competitivo, nos va a permitir descubrir recursos con los que no contábamos.

Otra forma de liberar recursos desconocidos es mediante la expresión de gratitud, ya que una organización con una cultura que la fomente promueve una mejor ética de trabajo y una fuerza laboral más sana. Por ejemplo distintos estudios han mostrado que el 81% de los estadounidenses trabajarían más duro si tuviesen un jefe agradecido.

2.- Incrementar nuestro alcance. Aunque, como hemos visto, es importante descubrir el potencial humano que nos rodea, también es fundamental considerar las oportunidades que podemos encontrar fuera de nuestra comunidad más directa. Las buenas ideas se pueden encontrar en cualquier parte pero las soluciones innovadoras con frecuencia las encontramos si salimos de nuestra zona de confort. Kukk recomienda hacerlo a través del mundo virtual:

a).- Participando en algunas plataformas sociales como Facebook o Twitter pero siempre siendo selectivo en nuestra elección de  a quién seguir. Resulta interesante no sólo seguir a personas que admiramos sino, también, a aquellas que piensan de forma distinta para procurar tener una visión equilibrada de las cosas.

b).- Sucribiéndose a alertas de noticias  como Google News Alerts. De esta forma podemos recibir noticias de todo el mundo relacionadas con nuestros temas de interés.

c).- Creando nuestra propia página web.

3.- Modificar nuestra perspectiva. Reconocer nuestra opinión sobre una determinada situación y cambiarla o combinarla con otras puede ayudarnos a ver nuevas soluciones a nuestro problema. El autor plantea distintas formas divertidas de practicar el cambio o combinación de perspectivas. Entre ellas tenemos: los chistes, las adivinanzas basadas en percepciones, la lectura de libros o la visualización de películas que presenten distintas perspectivas o los juegos que nos permiten representar distintos personajes con habilidades diferentes e un mundo imaginario o virtual.

Quién nosotros pensamos que somos afecta a nuestro modo de actuar y a los resultados, tanto positivos como negativos, que obtenemos. Si utilizamos las distintas identidades que poseemos ( profesional, hijo, padre, amigo, compañero,….) podemos resolver los problemas que se nos presentan con mayor facilidad ya que nos permiten cambiar de patrones mentales y ver las cosas desde perspectivas diferentes. En demasiadas ocasiones nos atascamos en el rol que asumimos en un contexto específico  y olvidamos las diferentes identidades que coexisten dentro de nosotros. La forma en que escuchamos, por ejemplo, varía en los distintos contextos: en el profesional nos vamos a centrar en captar cómo podemos mejorar nuestra organización, como directivo concederemos importancia a conocer cómo podemos desarrollar a nuestros colaboradores para que obtengan mejores resultados.

Kukk plantea que existen 5 etapas en el proceso de variar de forma eficaz de perspectiva a través del cambio de identidad:

a).- Reconocer nuestra identidad y, por tanto, el rol que estamos desempeñando en una determinada situación.

b).- Ser conscientes de las limitaciones de cada identidad, por lo que pueden ser necesarias nuevas perspectivas cuando surgen nuevas situaciones.

c).- Encontrar una nueva identidad que nos sea de utilidad para encontrar soluciones distintas.

d).- Cambiar de identidad. Una vez que hemos descubierto cuál es la identidad que pensamos nos puede ayudar  debemos adoptarla.

e).- Conectar con las posibilidades a nuestro alcance. Cuando hemos variado nuestra perspectiva y hemos comprendido lo que necesitamos para abordar el problema podemos encontrar lo que necesitamos para hacerlo normalmente sencillamente mirando a nuestro alrededor.

Otro enfoque para cambiar de perspectiva consiste en mirar a través de los  ojos de los demás. Podemos hacerlo mediante la lectura de libros de ficción y no ficción, como biografías que nos permiten adentrarnos en otras formas de considerar el mundo, por medio de las discusiones y debates en los que debemos procurar escuchar más que hablar y preguntar más que argumentar.

Adoptar un pensamiento divergente también ayuda a contemplar distintas perspectivas, así como el interpretar los errores como formas de aprendizaje en lugar de como signos de incompetencia.



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