Bryce G. Hoffman en “Red teaming. Transform your business by thinking like the enemy”, que estamos comentando, plantea que un prerrequisito para utilizar la metodología de “red teaming” de manera eficaz es contar con pensamiento crítico para reflexionar sobre los problemas.
El pensamiento crítico no es sólo cuestión de
hacer las preguntas correctas sino que requiere un análisis profundo de las
respuestas y estar alerta no sólo ante la posible presencia de los prejuicios
vistos en una entrada anterior sino ante las falacias lógicas que se introducen en muchas de nuestras
conversaciones, argumentos y planes y que pueden no ser visibles en un inicio
pero que pueden hacer que un plan o estrategia fracasen. Entre las más
frecuentes tenemos:
1.- El ataque “ad hominem”: criticar a la
persona creando un argumento, diciendo por ejemplo, “eso es ridículo. ¿Qué
saben sobre ingeniería los que trabajan en la planta?”
2.- Apelar a la edad o tradición: basar un
argumento en la creencia de que las generaciones anteriores eran más sabias o tienen
más conocimientos que las actuales.
3.- Apelar a las emociones o al miedo: jugar
con las ansiedades de las personas en lugar de argumentar los méritos de una
idea, como por ejemplo cuando decimos, ”si no aprobamos este plan estaremos
buscando un nuevo empleo en 6 meses”.
4.- Apelar a la popularidad. Afirmar que algo
es inherentemente bueno o correcto porque otros piensan que lo es, como ocurre
si decimos, por ejemplo, “todos los competidores lo están haciendo”.
5.- Apelar a la novedad. Afirmar que algo es
inherentemente bueno o correcto porque es nuevo, por ejemplo “existe una nueva
versión de ese software por lo que tenemos que incorporarlo inmediatamente”.
6.- Apelar a fuentes cuestionables. Apoyar un
argumento con información débil, “lo he leído en internet”.
7.- Apelar al ridículo. Rechazar una idea
argumentando que expondrá a la organización a mofas y burlas, “si introducimos
ese modelo de coche seremos el hazmerreír de la industria del automóvil”.
8.- Apelar a muestras sesgadas. Utilizar
evidencia estadística débil para defender un argumento.
9.- Confundir identificar con resolver. Pensar que
hemos solucionado un problema simplemente porque lo hemos identificado.
10.- Utilizar una falsa dicotomía. Simplificar excesivamente
un argumento reduciéndolo a una cuestión de elección “blanco o negro”, “depende
de ti. Podemos aprobar el plan o cerrar”.
11. Utilizar analogías defectuosas. Emplear
comparaciones que no apoyan la conclusión a la que se ha llegado, “como Ford se
salvó al contratar a un director general externo nosotros debemos hacer lo
mismo”.
12.- Utilizar generalizaciones glamorosas.
Justificar un argumento envolviéndolo en una frase o declaración muy llamativa
que permite que el argumento sea incuestionable, “ bueno, es el enfoque 6 sigma”.
13.- Utilizar generalizaciones apresuradas.
Hacer suposiciones basándonos en evidencias insuficientes, “al grupo focal no
le gustó nuestro prototipo por lo que evidentemente no existe un mercado para
ese producto”.
14.- Utilizar preguntas cargadas de intención.
Plantear una consulta que no puede ser respondida sin hacer referencia algo
negativo o no deseable, “ así que dormiste mejor esta noche sabiendo que hemos
decidido despedir a 300 trabajadores”.
15.- Buscar el punto medio. Asumir que el compromiso
entre dos posturas extremas es la mejor opción.
16.- Utilizar asociaciones incorrectas. Asumir
que una cosa causa la otra porque están relacionadas entre sí.
17.- Utilizar un exceso de simplificación.
Asignar una sóla causa a algo que es complejo y tiene diversas causas
interrelacionadas.
18.- Asumir que un hecho causa otro simplemente
porque ocurrió antes.
19.- Introducir un tema irrelevante para
desviar la atención del problema original.
20.- Asumir que una acción propuesta va a desencadenar
una serie de efectos indeseables aunque existen los medios para prevenirlos.
21.- Distorsionar o exagerar un argumento para
que sea más fácil atacarlo.
22.- Asumir que una premisa es cierta sólo
porque deseamos o necesitamos que los sea.
Con frecuencia ya sólo el hecho de ser
consciente de estas falacias de la lógica es suficiente para identificarlas y
detectar su presencia, pero cuando se utiliza la metodología de “red teaming”
en un plan o estrategia complicada puede ser más adecuado realizar un análisis
más formal utilizando la técnica de “disección
de argumentos”. Ésta consiste en realizar las siguientes preguntas sobre
cualquier argumento que se utilice para justificar el curso de una acción
particular o que se emplee como explicación para un problema:
a).- ¿Este argumento aborda el problema real?
b).- ¿Cuál es el punto de vista de la persona o
grupo que plantea este argumento?
c).- ¿Este argumento incluye palabras vagas o
ambiguas o lenguaje con segunda intención?
d).- ¿El argumento incluye algún conflicto de
valores?
e).- ¿Incluye el argumento presunciones
descriptivas (por ejemplo afirmaciones de cómo son las cosas)?
f).- ¿Existen sospechas de la existencia de
prejuicios? En caso afirmativo ¿Cuáles?
g).- ¿El argumento incluye falacias de la
lógica?
h).- ¿Es correcta la evidencia que apoya el
argumento?
i).- ¿Si se facilitan datos estadísticos, son
buenos? ¿Se presentan en el contexto adecuado?
j).- ¿Qué información falta sobre el argumento?
k).- ¿El argumento se basa en una intuición?
l).- ¿Si el argumento se basa en analogías, son
éstas las apropiadas para la situación?
m).- ¿Existen otras posibles hipótesis
plausibles?
n).- ¿Se podría extraer otra conclusión con las
mismas evidencias?
ñ).- ¿Cuáles son las implicaciones de aceptar
el argumento tal como se presenta?
No existe necesariamente una respuesta correcta
para cualquiera de estas preguntas, pero al contestarlas el equipo “rojo”
tendrá una visión más completa del argumento
que se está presentando.
Otras técnicas que se pueden utilizar para
profundizar en el análisis de una situación o problema son:
1.-
Revisión de las suposiciones principales. En “red teaming” es esencial diferenciar
entre hechos y conjeturas. Los hechos son las cosas que son objetivamente
ciertas en el momento, no son cuestión de opiniones, no están abiertas a
debate, ni son cosas que pensamos que serán verdad en un futuro. Las
suposiciones, por el contrario, son cosas que pueden ser ciertas pero que en la
actualidad no se puede probar que lo sean, por lo que pueden convertirse en
reales o quedarse en el futuro en el campo de los deseos.
No existe nada inherentemente malo con las
presunciones. Cualquier estrategia, plan o decisión que toma una organización
está basada en ellas y se tienen que hacer como parte de cualquier proceso de
planificación. El reto se encuentra en hacer las conjeturas correctas porque cuánto
mejores sean más sólido será el plan y tendrá más posibilidades de éxito. El
peligro está en hacer las suposiciones incorrectas o en no reconocerlas como
tales. La mayor parte de los planes fallan porque se apoyan en presunciones no
examinadas o mal documentadas. Para asegurarnos que esto no nos sucede debemos
identificar y examinar todas las suposiciones en las que se basa nuestro plan
antes de aprobarlo.
La técnica de revisión comienza por el examen
cuidadoso por parte del equipo “rojo” del plan para recoger en un listado todas
las presunciones que se deben cumplir para que éste funcione. Si el plan es
complejo puede ser mejor dividirlo en sus partes constituyentes y examinar cada
una de forma independiente.
Una vez completada la lista el siguiente paso
consiste en examinar cada una de las conjeturas para asegurarnos de que son
necesarias para el proceso de planificación, si alguna es innecesaria debe ser
eliminada. La siguiente etapa va a consistir en cuestionar las restantes
planteando las siguientes preguntas:
a).- ¿Es lógica?
b).- ¿Es exacta?
c).- Está basada en nociones preconcebidas o
prejuicios?
d).- ¿Está basada en analogías históricas y en
caso afirmativo son éstas relevantes?
e).- ¿Qué tiene que ocurrir para que se
conviertan en realidades?
f).-¿Qué grado de confianza tienen los
planificadores de que esto vaya a ocurrir?
g).- ¿Si se convierte en una realidad, se
mantendrá así en cualquier situación?
h).- ¿Si no se confirma y no se convierte en
real, cómo alterará esta situación al plan?
El equipo rojo debe centrar sus esfuerzos en
aquellas suposiciones que tienen un alto potencial de fracaso y que vayan a
tener un mayor impacto potencial en los resultados del plan si se demuestra que
son falsas.
Si el resultado de utilizar la técnica de “disección
del argumento” sugiere que pueden existir más de una explicación a un problema,
tendremos que examinarlas con más detenimiento a través de la técnica de la “competencia entre hipótesis”,
desarrollada por la CIA en la década de los 70 del siglo pasado. Este método es
especialmente útil cuando tenemos que realizar juicios analíticos de problemas
complejos y tenemos una gran cantidad de información para valorar y considerar.
Los pasos a seguir son los siguientes:
a).- Emplear la técnica de brainstorming para
identificar todas las posibles explicaciones del problema, aunque sean remotas.
Cuando tengamos todas las posibilidades sobre la mesa es cuando tenemos que
sacrificar aquellas que no merecen una consideración seria, eliminando sólo aquellas
que pueden ser refutadas no aquellas que de momento no podemos probar.
b).- Elaborar una relación de evidencias a favor y
en contra de cada una de las hipótesis. Para cada explicación el equipo debe
preguntarse qué evidencias se deberían tener si la hipótesis fuese cierta y
luego determinar si existe en la actualidad. Si el resultado es afirmativo se
añade a la lista. Si la evidencia está ausente se debe registrar. La lista
puede incluir suposiciones, pero deben identificarse como tales.
c).- Preparar una tabla en la que se relacionen
todas las hipótesis en la parte de arriba y las evidencias en el lateral. Una
vez está completa analizar cada evidencia y marcar con una x cualquier explicación
que no apoya esa evidencia y con una y, por ejemplo, los casos en que sí. Si la
evidencia no apoya ni refuta la hipótesis se deja en blanco el cuadro.
d).- Una vez que ya se ha evaluado cada
evidencia echar un vistazo a cada explicación considerando esta nueva
información. Podemos pensar si reformulando la hipótesis ésta será más
consistente teniendo en cuenta la evidencia de que disponemos. Si creemos que
sí podemos reformularla utilizando un nuevo lenguaje y ver si se producen
cambios en la tabla o si han surgido nuevas explicaciones sugeridas por la
evidencia.
Si existe poca evidencia que distinga dos
hipótesis hay que combinarlas. Si alguna evidencia vemos que apoya a todas las
hipótesis debemos eliminarla ya que no tiene valor diagnóstico, así como cualquier
evidencia que no apoye o refute a alguna hipótesis. Finalmente si pensamos en
una nueva evidencia que apoye o refute cualquiera de las hipótesis se debe
añadir a la tabla.
e).- Describir conclusiones tentativas sobre la
posibilidad de cumplimiento del resto de las hipótesis, analizando si alguna de
las explicaciones parecen ahora más
oportunas que antes. La hipótesis que cuente con más Y será la mejor hipótesis
y la que tiene más X la menos oportuna. Esta tabla no debe dictar las conclusiones
sino que debe servir como guía para ayudarnos a comparar las fortalezas y
debilidades de cada hipótesis.
muy buen articulo, permite enfocar objetivamente la toma decisiones. Me agrada como resume todas las variables que nos manipulan o manipulamos, a veces conscientes o inconscientemente y que perturban y no conducen a la mejor decisión. Lo reitero muy bueno.
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