Bryce G. Hoffman, en “Red teaming. Transform your business by thinking like the enemy” que estamos comentando, plantea que ésta metodología se puede organizar de forma informal o formal, según que los responsables sean miembros del equipo de liderazgo senior, comités creados “ad hoc” formados por miembros del staff seleccionados por sus habilidades de pensamiento crítico o por un equipo “rojo” dedicado exclusivamente a facilitar perspectivas frescas en el examen de las estrategias y planes de la organización. Pueden ser dirigidos los equipos por un experto interno o un facilitador externo. Existen diferentes modelos de abordaje y cada enfoque tiene sus ventajas y desventajas. La elección del más adecuado va a depender de lo que se espere obtener a través de red teaming y de los recursos que se vayan a dedicar.
1.-
Red teaming informal. En lugar de constituir un red team,
el equipo de líderes más senior o el staff dedicado a planificación puede
utilizar simplemente alguna de las técnicas de la metodología red teaming para
analizar en profundidad un plan o estrategia antes de implementarla. No es
recomendable porque carece del rigor analítico y la objetividad que un enfoque
más formal ofrece. Las personas que van a participar en este ejercicio
normalmente van a tener ya una opinión formada sobre la estrategia o plan a
examinar por lo que es más fácil que se dejen llevar por prejuicios o sean
víctimas del pensamiento grupal u otras presiones organizacionales.
2.-
Red teaming externo. En lugar de correr con los gastos de
construir y mantener un equipo interno la organización puede contratar a una
empresa especializada en red teaming para que realice este tipo de análisis
sobre su estrategia o planes. La ventaja de este enfoque es que los costes son
conocidos de antemano, la inversión en tiempo es mínima, el equipo consultor
estará inoculado contra los prejuicios de la organización, será inmune a las
políticas internas y podrá ofrecer una valoración honesta al equipo directivo.
Pero tiene sus desventajas, también, ya que el equipo consultor puede no captar
algunos matices al no estar familiarizado con la organización, el sector o el
entorno. Otro aspecto negativo es la posibilidad de que los profesionales
saboteen su trabajo por sentirse menospreciados al no haber contado con ellos
para el análisis.
3.-
Red teaming con facilitadores externos. Estos expertos van a
trabajar con el equipo directivo para realizar un análisis riguroso de un plan
o estrategia específica. Al utilizar a un profesional externo como facilitador
se puede mitigar el efecto del pensamiento grupal y forzar a los miembros del
equipo a cuestionar sus creencias y a examinar sus prejuicios. Al participar
los miembros del equipo directivo en el análisis y en la determinación de las
conclusiones se facilita que los hallazgos y propuestas sean tomadas en serio y
no sean ignoradas. Permite también que el equipo se beneficie de la experiencia
y reflexiones del experto. Otra ventaja de este modelo es que no requiere el
entrenamiento de un equipo interno ni que se dediquen profesionales de forma
continua a esta labor. Entre las
desventajas tenemos que tiene menos
efecto a la hora de transformar la cultura de la organización y que se pierde
la capacidad de respuesta rápida cuando de repente surge una demanda.
4.-
“ Ad hoc” red teaming. Este modelo se apoya en un líder
entrenado en red teaming dentro de la organización para que reúna un equipo dentro
de la organización para analizar planes, estrategias y problemas a demanda. Presenta
numerosas ventajas y alguna desventaja, Entre las primeras la garantía de que
el equipo está familiarizado con la organización y el sector, pero puede tener
el hándicap de estar expuesto a caer en el pensamiento grupal y en los mismos
prejuicios que afectan al resto de la organización. Sus conclusiones son difíciles de ignorar ya
que el trabajo lo han realizado profesionales senior pero esto hace que estos
equipos sean más vulnerables a las luchas políticas internas. Como exige responder
a las demandas cuando éstas surgen puede plantear conflictos de dedicación y
que sus miembros no estén disponibles todo el tiempo necesario. El mayor gasto
consiste en el entrenamiento del líder del equipo pero ésta puede ser una buena
inversión para su desarrollo como líder.
Este enfoque permite la
extensión de red teaming por toda la organización y favorecer la creación de
una cultura más reflexiva y analítica especialmente si el rol de líder del
equipo es rotatorio y se convierte en un paso obligatorio para la promoción de
los ejecutivos de alto potencial. Con el tiempo, una organización que adopta
este enfoque terminará contando con un equipo senior de liderazgo bien formado
en las técnicas de red teaming lo que hará que sean mejores planificadores y
estrategas y pensadores más ágiles.
5.-
Red teaming permanente. Es el modelo original de red
teaming. Este enfoque implica el establecimiento de un equipo permanente de
analistas entrenados en profundidad en las técnicas y herramientas de red
teaming. Su propósito se centra en facilitar un análisis alternativo y una
revisión crítica de las estrategias y planes de la organización y posteriormente
pueden monitorizar el desarrollo de las mismas. La principal desventaja que
presenta este modelo es su coste tanto económico como en talento, ya que
necesita que sus miembros sean seleccionados entre las mentes más brillantes de
la organización. Es una opción buena para grandes organizaciones que pueden
permitirse el ir rotando a su staff.
El ejército
estadounidense entrena a oficiales de su staff para que actúen como líderes y
como miembros de equipo para poder abordar red teaming “ad hoc”. El ministerio
británico de defensa, por otra parte cuenta con dos equipos permanentes de analistas que pueden incrementarse por
miembros externos seleccionados por la diversidad de perspectivas que pueden
llegar a ofrecer. Uno de los grupos se ocupa de desmenuzar un plan hasta sus
partes constituyentes y de extraer todas las creencias observables y no
observables sobre las que está basado. El segundo equipo coge estos datos
brutos y los transforma en una tabla que muestra las correlaciones y
dependencias que conectan cada una de esas creencias o presunciones. Analiza el
mapa, identifica los enlaces débiles y las inconsistencias y revisa sus
hallazgos con el primer grupo antes de preparar el informe final. El objetivo
es separar las ideas contenidas en el plan de la forma en que son presentadas
por su autor. El resultado final es un mapa del concepto que muestra con
bastante claridad si existe una lógica en el mismo o si existen ideas que parecen
muy atractivas y maravillosas pero que no tienen relación con el objetivo
final.
En el mundo de la empresa
se está comenzando a utilizar esta metodología, pero suelen ser experiencias
más informales hasta el momento. Independientemente del modelo que se elija el
equipo rojo debe estar situado en el nivel más alto posible del organigrama ya
que tienen un mayor impacto si están cercanos a los centros de decisión
mientras mantienen un cierto grado de separación de los altos directivos para
garantizar el espacio e independencia que necesitan para pensar de forma
diferente.
El tamaño óptimo de un
equipo rojo oscila entre 5 y 11 miembros para que la diversidad de perspectivas
no sea muy limitada. Si se incluyen más personas para abordar problemas muy
complejos se puede dividir el equipo en subgrupos y a cada uno se le puede
asignar una faceta distinta del problema para analizar.
Es esencial que esté
compuesto por profesionales con buenas habilidades analíticas y de pensamiento
crítico, que presten mucha atención a los detalles y con capacidad para ser
creativos. Necesitan tener la confianza y seguridad en sí mismos que les
permita cuestionar el estatus quo, así como el autoconocimiento necesario para
reconocer sus prejuicios y limitaciones. Deben ser, también, honestos y ser
capaces de resistir las presiones de la política organizacional.
Un buen candidato tiene
que ser:
1.- Inteligente.
2.-Imaginativo.
3.-Inquisitivo.
4.- Analítico.
5.- Lógico.
6.-Buen estratega.
7.- Seguro de sí mismo.
8.- De mente abierta.
9.- Consciente de sí
mismo.
10.- Buen comunicador.
Mark Mateski, fundador y
editor de “Red Team Journal” mantiene que: “El mejor miembro es aquel que
comprende que no existe una visión objetiva del mundo, lo que incluye su visión
personal. La habilidad de percibir, entender y empatizar con otras visiones y
percepciones es la principal característica
del buen “red teamer”, así como la
consciencia de sí mismo. En la práctica esto implica que constantemente se
somete a una rutina de autochequeo especialmente en relación con su ego y
prejuicios”.
Otro factor importante al
crear un equipo rojo es el de la diversidad, tanto de género, como de generaciones,
experiencias y conocimientos. Es conveniente buscar a personas que tienen una
formación inusual, una carrera profesional poco convencional o unas
determinadas características personales y profesionales, como por ejemplo haber
trabajado en el extranjero, que tienen experiencia de trabajo con un competidor
clave, de distintos departamentos. Cuanto más diverso sea un equipo más capaz
será de mirar al plan, estrategia o problema desde ángulos diferentes y de
encontrar aspectos que han podido pasar desapercibidos para el resto de
profesionales de la organización.
Los militares
estadounidenses creen que es aconsejable que al menos una persona del equipo
conozca en profundidad el tema que se está analizando porque va a evitar
preguntas y análisis innecesarios y a evitar que se cometan los errores de
principiante que suelen aparecer cuando las personas no están familiarizadas
con un tema. Por el contrario, en el ejército británico piensan que el contar
con un experto en el equipo puede favorecer que los resultados se orienten
hacia favorecer el estatus quo. En estos casos el resto de miembros encuentran
que es difícil cuestionarle por su vasta experiencia. En la OTAN los equipos
incluyen a expertos en los equipos rojos que trabajan analizando planes que requieren
un conocimiento técnico pero se aseguran de que no ejerzan una influencia
excesiva en el pensamiento del equipo y en los casos en los que no intervienen
expertos, antes de que las propuestas y hallazgos del equipo rojo se envíen al
equipo directivo se revisan por expertos en la materia.
Es conveniente que los
equipos no sean estáticos. Si las asignaciones no son permanentes es más fácil
asegurar que la organización cuente con perspectivas frescas y pensamiento
innovador.
La selección del líder
del equipo es muy importante ya que éste va a ser la conexión que exista entre
el equipo rojo y la alta dirección. El líder de un equipo rojo debe tener
habilidades excelentes para gestionar y comunicar. Tiene que ser alguien con la
suficiente fortaleza, confianza y seguridad en sí mismo para decir la verdad al
poder, para demandar los datos que el equipo necesita para poder funcionar y
para mantener a sus miembros alineados para cumplir en plazo todos los
requerimientos que les hagan.
Liderar a profesionales
con perspectivas poco ortodoxas puede ser complicado y constituir un reto. Requiere
paciencia, una mente abierta y la disposición a cuestionar las propias
creencias. El líder no sólo debe conceder la libertad para que los miembros
puedan explorar un problema desde distintas perspectivas, sino que también,
debe saber cuándo hay que detenerse. Tiene que saber cómo promover el
pensamiento divergente y cuando hay que cambiar y poner el foco en el
pensamiento convergente.
No hay que olvidar que es
fundamental que el líder de equipo rojo eficaz debe ser capaz de comunicar los
hallazgos y recomendaciones de éste en el momento oportuno y de la forma
adecuada para poder ser capaz de ayudar a moldear los planes dentro de una
organización y para poder guiar su proceso de toma de decisiones. Para
conseguirlo tiene que cultivar una relación estrecha con el alto directivo al
que tiene que informar directamente pero sin dejar que esa relación distorsione
los resultados.
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