Rasmus Hougaard y Jaqueline Carter en “The mind of the leader. How to lead yourself, your people,and your organization for extraordinary results", ofrecen una vía clara para crear organizaciones donde “las personas sean lo primero”, lo que demanda contar con líderes humanos, esto es que estén atentos a las necesidades de sus colaboradores, sean desprendidos y compasivos, que doten de un sentido al trabajo a realizar, lo que favorecerá el conseguir el compromiso de sus profesionales y unos mejores resultados.
La fuerza laboral actual
cada vez más busca encontrar: un sentido al trabajo que realiza, relaciones
humanas enriquecedoras, felicidad, así como contribuir de forma positiva a la
sociedad, ya que como seres humanos tenemos estas necesidades básicas. Los
líderes deben ser conscientes de esta realidad y tal como destaca Javier Pladevall: “El liderazgo actual debe desaprender la gestión tradicional y
reaprender para ser humano”.
En 2016 un estudio
realizado por Mc Kinsey & Company realizado entre más de 52.000 directivos
mostraba que el 86% de éstos consideraban que eran inspiradores y buenos
ejemplos para sus profesionales, lo que contrastaba con la encuesta sobre
compromiso llevada a cabo por Gallup en dicho año en la que el 82% de los
trabajadores encuestados consideraban que sus líderes no eran inspiradores. En
el mismo estudio se reflejaba que sólo el 13% de la fuerza laboral global está
comprometida con su trabajo y el 24% se siente activamente descomprometida.
Investigaciones
realizadas por Dacher Keltner, profesor de psicología de la Universidad de
California ponen de manifiesto que muchos líderes cuando empiezan a sentir que
tienen poder dejan que sus cualidades más benevolentes comiencen a declinar y
es frecuente que interrumpan a sus colaboradores y no les escuchen, que
realicen muchas tareas simultáneas durante las reuniones, que alcen la voz y
que expresen comentarios insultantes hacia los demás, llegando a mostrar un
comportamiento grosero, egoísta y poco ético.
Peter Drucker decía que
no podemos dirigir a otras personas si no somos capaces de hacerlo con nosotros
mismos primero. El liderazgo, por tanto, comienza en nuestra mente. Si
entendemos cómo funciona nuestra mente podremos aprender a liderarnos con más
eficacia y entenderemos y lideraremos mejor a nuestros colaboradores.
Si como líderes queremos
conseguir que nuestras organizaciones florezcan debemos entender qué es lo que
realmente nos interesa a los seres humanos. Todos queremos ser felices, vivir
vidas que tengan un sentido y contribuir al bienestar de los demás.
Los autores han realizado
encuestas a más de 30.000 líderes de miles de organizaciones en más de cien
países, se han entrevistado con cientos de altos directivos y han revisado
miles de estudios de liderazgo desde el prisma de la neurociencia, el
desarrollo organizacional y la psicología y han encontrado que existen tres
cualidades que son fundamentales para los líderes en la actualidad que son:
1.-
LA PERCEPCIÓN CONSCIENTE O MINDFULNESS
A través de ella generamos una mayor eficiencia
mental, por lo que podremos desarrollar mejor nuestro potencial tanto a nivel
profesional y personal. La eficiencia en este contexto se refiere a la
habilidad de alcanzar nuestras metas, objetivos y deseos en la vida.
En el centro de la
práctica de mindfulness se encuentra el aprender a gestionar nuestra atención
y, por tanto, nuestros pensamientos. De esta forma somos capaces de mantenernos
centrados en aquello que escojamos y nos entrenamos en estar realmente
presentes.
Investigaciones recientes
han puesto de manifiesto que tiene un efecto positivo a nivel fisiológico (
fortalece el sistema inmunológico, disminuye la tensión y la frecuencia
cardiaca) y psicológico ( incrementa la densidad de las células grises en el
cortex cerebral, zona responsable del pensamiento racional y de la resolución
de problemas, lo que genera una mejora en la función cognitiva con un aumento
de la memoria, de la concentración y del tiempo de reacción) y sobre nuestro
rendimiento laboral.
A través de la práctica
repetida de las técnicas de mindfulness se produce una modificación en el área
de control cognitivo de la región frontal del cerebro lo que permite que
percibamos el mundo, nuestras emociones y a los demás sin las reacciones de
ataque-huida y tener una mayor resiliencia.
Este cambio a nivel
neurológico nos ayuda a percibir las situaciones y a tomar decisiones más desde
nuestra mente consciente evitando caer, así, en algunas de las trampas de
nuestros prejuicios inconscientes. Con una actividad prefrontal fuerte desactivamos
nuestra tendencia hacia la distracción y estamos más presentes, centrados y
atentos.
Existen dos aspectos
claves que son la capacidad de centrarnos en una tarea durante un periodo
amplio de tiempo sin ningún problema y la capacidad de realizar elecciones
sabias y adecuadas sobre dónde tenemos que centrar nuestra atención. Ambos son
complementarios, cuanto más centrados estemos, más conscientes seremos y
viceversa.
Se puede representar por
medio de una matriz dos por dos:
Centrado
|
|||
Piloto
automático
|
Flujo
|
Consciente
|
Consciente
|
Distraido
|
Creativo
|
||
Distraido
|
En la parte baja izquierda
del cuadrante ni estamos centrados ni conscientes. La mayor parte de los
errores surgen cuando nuestra mente está distraída. Como líderes si estamos distraídos
y en un estado de autopiloto no estamos presentes y atentos a las necesidades
de nuestros equipos, por lo que éstos no se sienten apoyados y su compromiso disminuye.
En la parte baja derecha
del cuadrante estamos conscientes pero nos distraemos con facilidad. Pueden
surgir buenas ideas pero sólo se convierten en soluciones innovadoras cuando
tenemos la capacidad de centrarnos para poder retenerlas y ejecutarlas, pasando
a la parte superior del cuadrante.
En la parte izquierda
superior del cuadrante estamos centrados pero nuestra mente está en estado de “piloto
automático” y nuestro estado mental puede definirse como de “fluidez”. Puede
ser útil para tareas rutinarias o para hacer ejercicio. El problema con este
estado es que no estamos atentos y por tanto podemos perdernos información
valiosa o tomar malas decisiones al no detectar nuestros prejuicios
inconscientes.
En el cuadrante superior
derecho estamos centrados en las personas con las que estamos y conscientes de la tarea a realizar.
2.-
EL ALTRUISMO
Los autores consideran el
altruismo como tener la sabiduría para
olvidarnos de nosotros mismos para liberar el flujo natural de energía que las
personas traen al trabajo. Combina un alto grado de autoconfianza y una
intención humilde de servir. La confianza aumenta porque los colaboradores ven
que no tenemos una agenda oculta. Desde el punto de vista del liderazgo se
manifiesta como humildad y voluntad de servicio.
En su libro “Good to great"” Jim Collins muestra que la humildad combinada con una voluntad fuerte es
un rasgo clave de los líderes que triunfan. La humildad, como demuestran sus
investigaciones permite controlar el ego para poner siempre primero las metas
de la organización sobre las propias y facilita que los líderes entiendan el
valor del servicio.
La humildad debe estar
unida a la seguridad en sí mismos en el caso de los líderes altruistas.
Las distintas alternativas
se pueden representar, también, por
medio de una matriz dos por dos:
Altruista
|
|||
Tímido/reservado
|
Pusilánime/pelele
|
Facilitador/conseguidor
|
Seguro
|
Narcisista
|
Egotista
|
||
Egoista
|
En la parte izquierda inferior
del cuadrante tenemos a aquellas personas que tienen poca confianza en sí
mismos pero que se preocupan mucho por sus propios intereses, características
de los narcisistas. Todo gira alrededor de ellos. Pocos de los que se
encuentran en este cuadrante se convierten en líderes. Existen excepciones,
pero como suelen obtener malos resultados no suelen durar mucho en el puesto.
En la parte derecha
inferior del cuadrante las personas tienen una gran confianza en sí mismas pero
se mueven por deseos y metas egoístas. La fortaleza de la autoconfianza se
emplea para lograr ganancias personales. Los líderes con estas características
pueden conseguir buenos resultados, pero sólo a corto plazo y pueden llegar a
ser destructivos, tanto para sí mismos como para su organización por el riesgo
de erosión de sus principios éticos debido a la influencia del poder mal
entendido. El poder tiene la facultad de corrompernos y hacernos más egoístas.
En la parte superior
izquierda del cuadrante nos encontramos
con las personas que no miran por sus intereses y corren, por tanto el riesgo
de “quemarse” o que se aprovechen de ellas.
Por último, en la parte
superior derecha del cuadrante nos encontramos con la poderosa combinación del
altruismo y la autoconfianza. No existe el riesgo de que se aprovechen de estas
personas porque saben defender su opinión si es necesario y al no moverse por
sus propios intereses tienen la capacidad de centrarse en el bienestar de sus
colaboradores y de la organización, facilitando el que los demás puedan
realizar su trabajo y brillar, liderando para el largo plazo. Al tener
seguridad en sí mismos no anhelan el reconocimiento externo y son capaces de
conceder el crédito por los logros a los miembros de su equipo. Inspiran y
cultivan un sentimiento de inclusión, ofreciendo un servicio en lugar de
esperar que los otros les sirvan. Su misión es contribuir a un bien mayor.
3.-
LA COMPASIÓN
Los autores la definen
como la cualidad de tener intenciones positivas hacia los demás para que sean
más felices y ayudarles a aliviar sus problemas. Implica la habilidad de
comprender las perspectivas de los demás y utilizarlas como catalizadores para
acciones de apoyo. Se diferencia de la empatía en que demanda acciones, así
como desde una perspectiva neurológica ya que la compasión nos permite mantener
la racionalidad, tener una imagen más amplia y tomar mejores decisiones en
relación con los demás por un bien común, mientras la empatía estrecha nuestro
campo visual hacia personas o causas individuales.
La compasión con
frecuencia se confunde con una actitud blanda o débil pero no es verdad. No
consiste en dar a los demás, sino que requiere el coraje y la fortaleza para,
en ocasiones, mantener conversaciones complicadas o tomar decisiones difíciles.
Implica, por ejemplo, dar un feedback realista y sincero, aunque sea duro.
En relación con el
liderazgo los líderes compasivos son
percibidos como mejores y más fuertes que los que no lo son. Si actuamos con
compasión las personas a las que lideramos confiarán en nuestras acciones y
juicios porque saben que tenemos intenciones positivas.
Si combinamos la compasión
con la sabiduría ayuda a crear la matriz de la compasión:
Compasivo
|
|||
Ignorante
|
Ingenuo
|
Benevolente
|
Sabio
|
Incompetente
|
Manipulador
|
||
Indiferente
|
El cuadrante inferior
izquierda representa la falta tanto de compasión como de sabiduría. Sin compasión
nos mostramos indiferentes y sin sabiduría nos convertimos en ignorantes, por
lo que los líderes que se encuentran en este cuadrante son totalmente incompetentes.
En el cuadrante superior derecho nos encontramos con
personas que son compasivas pero que carecen de la sabiduría necesaria para
discernir y juzgar el impacto de sus acciones. El resultado es que terminamos
dañando la causa que queremos apoyar. Las personas y las organizaciones que se
centran exclusivamente en la compasión terminan creando situaciones de
ingenuidad y de errores bien intencionados. Si por ejemplo, nuestra empresa
está en bancarrota y tenemos compasión pero no sabiduría podemos decidir no
despedir a unos pocos para salvar el trabajo de la mayoría.
El cuadrante inferior
derecho se presenta en las personas con competencias y experiencia pero que no
tienen un propósito claro. Es un lugar peligroso. La crisis financiera de 2008
fue resultado de que demasiadas organizaciones y líderes operaban desde este
cuadrante. Los líderes manipuladores que se encuentran en este cuadrante pueden
obtener resultados a corto plazo pero a largo plazo las personas no les
considerarán sus líderes y no les seguirán.
El cuadrante superior
derecho combina la compasión y la sabiduría lo que genera un liderazgo
benevolente, en el que las actuaciones son compasivas pero sin perder de vista
el impacto de las mismas. La sabiduría es el juicio reflexivo que permite que
mantengamos en mente los objetivos estratégicos y los indicadores mientras
actuamos para conseguir el máximo de beneficios y felicidad para las personas
involucradas.
Los autores defienden que
un liderazgo caracterizado por estos tres atributos nos va a permitir estar
atentos y presentes para detectar qué es lo que motiva a nuestros
colaboradores, facilitarles el espacio y el apoyo para que se puedan
desarrollar y conseguir su confianza porque saben que tenemos sus mejores
intereses en mente.
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