Joseph Grenny en hbr.org
del pasado 5 de agosto plantea que definimos los contornos de nuestro carácter
y la forma de nuestra vida por la manera en que decimos no, como por ejemplo cuando
decimos no ante demandas que pueden comprometer nuestros valores estamos
asegurándonos de que de este modo los reforzamos.
Aunque es importante
saber decir no en muchas ocasiones tememos hacerlo. Decir no es duro porque
somos una especie que considera que expresar acuerdo es una muestra de afecto y
negarnos a algo implica un rechazo. Cuando las personas no están de acuerdo con
nosotros, normalmente y frecuentemente de forma incorrecta lo interpretamos
como un signo de enemistad. Aquellos que declinan nuestras invitaciones,
muestran su desacuerdo con nuestras ideas o se oponen a nuestros planes los
consideramos como amenazas, por lo que pensamos que los demás sentirán lo mismo
si les decimos que no a algo.
El autor destaca que existen
6 condiciones que incrementan este riesgo percibido. Éstas son:
a).- Somos los nuevos. Si
nuestra reputación está sin consolidar en un grupo o ante un compañero éstos pueden
sacar conclusiones sobre nuestra personalidad de esa única interacción y pensar
que somos egoístas, cerrados o tercos.
b).- Nuestra marca
personal ya está comprometida. Decir no es todavía más arriesgado si nuestra
reputación pasada facilita interpretar nuestra posición como una expresión de
nuestras flaquezas en lugar de una respuesta ante unos hechos. Por ejemplo es
más difícil decir no a un nuevo proyecto si tenemos la etiqueta de ser vagos,
egoístas o cerrados.
c).- Nuestra lealtad está
siendo evaluada. Los equipos al tomar decisiones pueden equiparar desacuerdo
con deslealtad. El estar de acuerdo con una posición se puede ver como una
prueba del compromiso con los intereses del equipo.
d).- Nos encontramos frente
a un líder poderoso e inseguro. Resulta complicado
decir no a un líder que puede inferir que nuestro desacuerdo con su gran idea
demuestra una falta de respeto a su autoridad. También, si el líder es inseguro
puede personalizar nuestras reservas y concluir que no estamos en desacuerdo
con sus ideas sino con él.
e).- Nos enfrentamos a
una decisión grupal. Es duro decir no cuando el resto del equipo se siente
dominado por la euforia del consenso. Los grupos pueden inconscientemente
empezar a valorar más la conexión que los resultados. Cuando esto ocurre los
que disienten parece que están intentando arruinar la situación y nuestra
oposición no será bienvenida.
f).- El equipo se
encuentra exhausto ante el proceso de decisión. Si no se tiene cuidado se puede
comenzar a valorar más la resolución del proceso que los resultados por lo que
no se acepta bien que alguien manifieste sus reparos y dudas.
Entender la psicología
del problema es clave para mitigar estos riesgos. Puede ser inevitable que los
demás se sientan desilusionados por nuestra respuesta pero nuestro objetivo
debe ser que la decepción no aumente y
se convierta en insulto. Grenny propone una serie de recomendaciones para
inocularnos ante posibles atribuciones negativas cuando disentimos. Éstas son:
1.-
Argumentar nuestras razones. No decir simplemente no
sino compartir nuestros datos y hechos, nuestra lógica y el razonamiento detrás
de nuestra decisión y sobre todo los valores que motivan nuestra conclusión. Si
no lo hacemos los demás pueden llenar el vacío que dejamos con sus miedos y
prejuicios.
2.-
Transmitir que simpatizamos con los valores que nuestra posición compromete. Las
decisiones rara vez son tan simples como blanco o negro o correcto, incorrecto.
Por ejemplo podemos decir ante una situación en la que es necesario disolver un
equipo que trabaja en un proyecto social: “Lamento profundamente el tener que disolver
el equipo. Estoy de acuerdo con aquellos que creen que la sociedad agradecería
que se mantuviese para seguir haciendo el bien pero no veo como lo podemos
hacer si no tenemos un propósito bien definido”.
3.-
Proyectar una actitud segura pero no agresiva. Alienamos
más que convencemos si hacemos afirmaciones contundentes del tipo: “La única conclusión razonable a la que podemos llegar es …..” , o “ La
respuesta correcta es ….”, es mejor
mostrar que somos personas reflexivas que hemos llegado a una conclusión. Preámbulos
como “ He llegado a la conclusión de que
…..” o “Creo,,,,,” demuestran una combinación de resolución y humildad que
evita provocar conflictos innecesarios.
4.-
Pedir permiso para decir no. Cuando decimos que no a
una persona con autoridad especialmente si es alguien que puede interpretar
nuestra disensión con rechazo pues ser aconsejable pedir permiso para decir no.
Esto permite que reconozcamos su autoridad mientras mantenemos nuestra
integridad. Podemos decir , por ejemplo: “ Me has pedido que asuma un nuevo
proyecto pero pienso que es una mala idea y me gustaría decirte mis razones”.
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