miércoles, 3 de junio de 2020

CÓMO SUPERAR LA FASE DE REGRESIÓN EN UN EQUIPO



Merete Wedell-Wedellsborg en hbr.org del pasado 22 de mayo plantea que para muchos directivos las primeras semanas gestionando una crisis les hace sentirse energizados y con un propósito, pero que semanas después esa energía se debilita, los problemas se vuelven más complejos y agotadores y el sentimiento positivo se evapora.

La autora explica estos cambios porque las crisis suelen seguir un patrón que se caracteriza por tres fases: emergencia, regresión y recuperación. Al comienzo cuando la emergencia es clara la energía de los equipos se incrementa y el desempeño sube, ya que la mayor parte de las personas tenemos reservas desconocidas. Los líderes tienden a convertirse en la mejor versión de ellos mismos y los equipos se unen instintivamente y se convierten en altamente productivos. Pocas personas cuestionan las decisiones de los líderes y el trabajo de los equipos es frenético pero armonioso.

Posteriormente surge la segunda fase: regresión. En ella las personas ya se sienten cansadas, pierden su sentido del propósito, empiezan a pelear por cosas nimias y olvidan hacer cosas básicas como comer o beber o lo hacen en exceso. El concepto de regresión describe cómo las personas regresamos a etapas menos maduras cuando nos enfrentamos a situaciones de presión. Es una de las formas en las que nuestra mente se defiende de la confusión e inseguridad volviendo a una zona de confort emocional. Esta fase es la más peligrosa para un equipo como muestran los estudios de psicología en zonas de combate: los eventos más estresantes para los soldados no suelen ser las misiones arriesgadas que requieren coraje y acción, sino las esperas cuando están en medio de ninguna parte, reparando equipos o realizando tareas administrativas para las que no se necesitan sus habilidades específicas. Parece ser que el aburrimiento, la falta de nuevas experiencias y la monotonía pueden resultar más estresantes que el combate.

Esta fatiga está surgiendo en los líderes y en sus equipos en la actualidad. Es una fase incómoda que hay que pasar.  El reto para los líderes consiste en atravesar esta etapa de forma constructiva para llegar a la fase de recuperación para reconstruir y preparar el futuro.

Wedell-Wedellsborg recomienda, para superar la fase de regresión:

1.- Identificar el grado de afectación nuestra y del equipo. Si no estamos seguros podemos buscar la evidencia en la forma en que transcurren las reuniones: la energía es baja, se tarda más en tomar decisiones o no se toman, la confusión y el conflicto aparecen por cosas sin importancia, el parloteo y los silencios florecen. Como líderes podemos mirarnos a nosotros mismos para buscar señales de esta regresión y preguntarnos si nuestras convicciones se han esfumado, si estamos cansados mental o físicamente, se sentimos la tentación de retirarnos o si nos cuesta controlar nuestro temperamento.

2.- Realizar las siguientes acciones:

a).-  Reorganizar el equipo y comenzar de Nuevo. Podemos liberar energía si modificamos la estructura del equipo y asignar nuevas responsabilidades.

b).- Calibrar las emociones del equipo, con el fin de promover un entorno en que sea seguro y legítimo exponer los distintos estados de ánimo de sus miembros para poder seguir avanzando.

c).- Pensar y hablar sobre cómo la organización puede ayudar a resolver algunos de los problemas más graves que la pandemia está poniendo de manifiesto. De esta forma se comienza a preparar el futuro y no nos enredamos en el desorden actual, anticipando lo que va a venir para ofrecer el mayor valor posible. En la psicología de crisis esto se conoce como “reorientación”.

La “reorientación” actúa como detonante para dirigir la atención del equipo hacia la fase de recuperación, ya que cambiamos la pregunta: “¿Cómo podemos manejar la crisis?” a “¿Cómo podemos salir de la crisis?”. De esta forma el equipo se va a volver a unir alrededor de una aspiración y un reto común.

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