Ranya Nehmen en “The chamaleon leader. Connecting with millennials”, que estamos comentando, plantea
que entre las 9 características que
demandan fundamentalmente los millennials en sus líderes además de la
capacidad de comunicación, la honestidad, el sentido de responsabilidad y la
capacidad de motivación, tenemos:
V.-
LA CAPACIDAD DE ESTAR PRESENTE
Consiste,
esencialmente, en la consciencia de dónde estamos y de lo que estamos haciendo
en cada momento, no pensando en el pasado ni proyectándonos en el futuro, de
forma que nuestra mente serena, reflexiva y abierta se torne contagiosa para
los que nos rodean.
Para ello la autora
recomienda seguir las siguientes recomendaciones:
1.- Dedicar unos
minutos todos los días para reflexionar.
2.- Estar presentes,
durante este tiempo, centrándonos en el ahora, en lo que somos en cada momento,
en lo que sentimos y en los pensamientos
que nos vienen a la cabeza.
3.- Utilizar la
respiración para centrar nuestra mente. Cada vez que ésta se disperse centrarnos
en nuestra respiración, en inspirar y espirar, durante unos minutos. Inspirar
profundamente por la nariz, mantener la respiración durante unos segundos y
exhalar con la boca abierta. Cuando la mente está serena podemos llegar a tener
momentos muy creativos.
VI.-
CONDUCTA ÉTICA
Cuando observamos a los
millennials la ética no se puede interpretar como un idealismo juvenil sino en
la creencia profunda de que las personas y el planeta deben ser tratados con
respeto. La encuesta realizada sobre este colectivo por Deloitte en 2018 mostró
que menos de la mitad de los millennials encuestados creían que las
organizaciones se comportan éticamente y están comprometidas en la mejora de la
sociedad. El 86% de ellos pensaban que el éxito en los negociso debe medirse no
solo por los resultados financieros sino que debe tener en consideración
aspectos tales como el respeto a los trabajadores, a los clientes y al medio
ambiente, así como la integridad y la transparencia.
Los millennials se
sienten atraídos hacia compañías que contribuyen a construir un mundo mejor y
son socialmente responsables. Entre ellos existe una gran preocupación por
temas como la pobreza, el hambre, el entorno, el calentamiento global, la
importancia de la sostenibilidad, los derechos humanos y la educación. Las organizaciones que no compartan estos
valores de cambio social no resultarán atractivas para trabajar en ellas.
Por ejemplo, según un
estudio realizado por Cone Communications en 2015, un 45% de ellos cambiarían
de marcas para apoyar una causa, un 87% comprarían un producto que ofrezca un beneficio social o ambiental y un 62% estarían dispuestos a
aceptar un recorte en su salario para poder
trabajar en una empresa socialmente responsable.
Al igual que están
preocupados y buscan marcas éticas a la hora de efectuar sus compras desean
trabajar con un líder que tenga un comportamiento ético.
VII.-
LA CAPACIDAD DE ESCUCHA ACTIVA
Los millennials quieren
que sus opiniones, perspectivas y conocimientos sean escuchados y cuenten.
Muchas de las decepciones que experimentan en el mundo laboral están
relacionada con la falta de una escucha activa: sienten que no son oídos y que
no se les pregunta su opinión.
Desean que sus líderes
les pregunten cuáles son sus pensamientos y que dediquen tiempo a escucharles
sin interrupciones y les pregunten, después, lo que consideren necesario para
entenderles bien.
El respeto, es uno de
los componentes vitales de la escucha y los millennials es un aspecto que
valoran mucho. Si respetamos a los demás y les escuchamos, ésos nos respetarán
a nosotros. La escucha activa mejora las relaciones porque se crean conexiones
más sólidas, genera buen ambiente y entendimiento y puede eliminar los
conflictos potenciales que pueden surgir por una mala comunicación. Como
líderes no seremos capaces de generar confianza y establecer buenas relaciones
con el equipo si no aprendemos y practicamos el arte de la escucha activa.
Nehmeh ofrece las
siguientes recomendaciones:
1.- Prestar nuestra
atención plena. Estar realmente presente cuando la otra persona está hablando (
no pensar en otras cosas).
2.- Hacer una pausa
antes de responder para poder reflexionar sobre lo que nos están diciendo.
3.- Observar las
respuestas de la otra persona e intentar crear una buena sintonía con ella.
4.- Mostrarnos
realmente inquisitivos y curiosos. Hacer preguntas para resumir y aclarar lo
que entendemos sobre el asunto a tratar.
5.- Escuchar con
nuestro cuerpo. Prestar atención a las señales no verbales. Mirar de cara a la
persona estableciendo contacto visual.
6.- Dejar a nuestro ego
a un lado. Cuando estamos escuchando activamente el foco debe estar en la otra
persona y debemos dejarnos a nosotros completamente fuera de la ecuación.
VIII.-
INTELIGENCIA EMOCIONAL
La inteligencia
emocional consiste en la capacidad de la persona para detectar y reconocer sus
propios sentimientos y los de los demás
y de responder a ellos de forma racional.
Daniel Goleman, experto
en la materia y autor entre otros libros de “Working with emotional intelligence” mantiene que: “ La inteligencia emocional es el doble de
importante que el cociente intelectual o que la maestría técnica para determinar un desempeño
“estrella”.
En este mundo
hiperconectado en el que vivimos la mayor parte de nosotros tiene que
enfrentarse a la adversidad diariamente por lo que comprender lo que está
pasando en nuestro entorno interno y externo es crucial. Ser consciente de que
nuestras emociones pueden dirigir
nuestra conducta y tener un impacto, tanto positivo como negativo, al tiempo
que aprender cómo gestionar esas emociones, las propias como las de los demás,
especialmente en entornos de alta presión es una competencia clave que hay que
dominar como líderes.
Los millennials quieren
sentir que pueden contar con el apoyo de sus líderes.
Si queremos desarrollar
nuestra inteligencia emocional la autora sugiere que prestemos atención a
nuestros:
1.- Conocimiento de
nosotros mismos. Para ello debemos reflexionar sobre si somos conscientes de
nuestras propias emociones, si dedicamos tiempo para pensar sobre ellas y para
examinarlas. Con frecuencia lo que ocurre es que la mayoría de las personas
estamos muy ocupadas y no dedicamos tiempo para hacerlo. Y es crucial que lo
hagamos no solo para nuestra vida laboral sino para la personal. Esto implica
examinar cómo reaccionamos ante situaciones específicas y cómo reaccionamos
ante los demás.
2.- Autorregulación. La
consciencia de nuestras propias emociones es el primer paso. El segundo
consiste en la monitorización de nuestros propios sentimientos y controlarlos
para que ellos no nos controlen a nosotros. Si somos reconocidos como líderes
que mantenemos la calma en situaciones estresantes esta estabilidad emocional
favorecerá el que los demás confíen en nosotros.
3.- Conciencia social.
Debemos escuchar, observar, comprender. Utilizando la escucha activa y la
observación seremos más capaces de empatizar y comprender las necesidades y
emociones de los demás. Ser socialmente consciente significa que entendemos las
dinámicas que se establecen entre las personas y que podemos leer correctamente
entre líneas.
4.- Habilidades
sociales. Los líderes con alto nivel de inteligencia emocional saben que cada
persona es distinta y que, por tanto, deben adaptar su estilo de comunicación
para cada ocasión.
Un buen nivel de
inteligencia emocional amplia y mejora
las relaciones , genera una mejor comunicación entre las personas y
favorece la capacidad para gestionar conflictos porque no solo somos
conscientes de nosotros mismos sino que comprendemos las decisiones,
necesidades y deseos de los demás.
IX.
CAPACIDAD PARA RESOLVER PROBLEMAS
Los millennials suelen
ser dinámicos y proactivos y no quieren dedicarse a contemplar los problemas
durante mucho tiempo, quieren resolverlos con diligencia y eficacia. Para ello
les gusta que se recurra a soluciones
creativas e innovadoras y, con frecuencia, que se salgan de lo normal.
Nehmeh recomienda
seguir los siguientes pasos al enfrentarnos a un nuevo problema:
1.- Identificar el
obstáculo al que nos enfrentamos en el entorno laboral. Por ejemplo, puede
estar relacionado con un cliente, profesional, con la comunicación o con falta
de motivación.
2.- Establecer la forma
en la que vamos a informar al equipo sobre la existencia del obstáculo ( por
ejemplo en una reunión a primera hora de la mañana, en una reunión del staff,….). es mejor ser inclusivo y
abierto salvo que el problema sea de índole personal.
3.- Pensar en diversas
formas de presentar el obstáculo al equipo
para que lo vean como algo que puede ser resuelto si todos colaboran y
trabajan juntos. En esta fase se puede utilizar la técnica de mindmapping.
4.- Anticipar nuevos
obstáculos que puedan surgir durante la reunión, como por ejemplo la falta de
sugerencias por parte de un miembro del equipo o que interpreten que ese no es
su problema.
5.- Recordar aquellos
rasgos que los millennials esperan de su líder y actuar en consonancia.
Los millennials son
realistas y optimistas por naturaleza y quieren conocer las decisiones que se
tomen, sean buenas o malas. Para ellos es la experiencia y la curva de
aprendizaje lo que cuenta. Una vez que una decisión ha sido tomada e
implementada desean saber lo que pueden
aprender de la resolución del obstáculo y cómo lo pueden hacer mejor la
siguiente vez que se presente. Es conveniente mantenerles al día del progreso
de los proyectos y ser honestos con ellos sobre lo que funciona y especialmente
sobre lo que no lo hace. No hay que suavizar y disfrazar los resultados si no son los esperados. De lo
que se trata es de conocer el proceso y al final contar con la experiencia, el
aprendizaje y el crecimiento que éste puede ofrecer. Aunque la decisión falle
siempre será una oportunidad de aprendizaje.
Como conclsuión la
autora plantea que el líder que necesitan los millennials sería un LÍDER “NODAL” que sería la persona que
es central para que la información fluya
entre los diferentes miembros del equipo, la que interacciona con todos y está
ligada a todo el equipo y sin la cual el circuito dejaría de funcionar.
El líder “nodal”
entiende a cada uno de los miembros de su equipo, conoce sus fortalezas y
debilidades, su dinámica dentro del
equipo, como funcionan, sus diferentes perspectivas y les facilita un entorno
seguro en el que todos pueden dar su opinión y hablar de sus ideas sin miedo ni
repercusiones. Al mismo tiempo es responsable de tener la visión global para
alinear las metas del equipo con las de la organización y de asegurarse que
todo el equipo está conectado con el propósito de la misma.
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