Frances Frei y Anne Morriss en “Unleashed. The unapologetic leader´s guide to empowering everyone around you”, que estamos comentando, plantean que para
desarrollar a los colaboradores es necesario que los líderes actúen con
justicia.
Liderar con justicia implica
conseguir una complicada mezcla de fortaleza y empatía, de autoridad y sentido
del deber.hacia los demás. Las autoras defienden la premisa de que los líderes
son más eficaces al “empoderar” a los demás cuando crean un contexto que
describen como de altos estándares y profunda devoción.
La mayor parte de los
líderes gravitan hacia la fidelidad o severidad. Para descubrir cuál es nuestro
patrón podemos hacernos las siguientes reflexiones en relación con:
A).-
FIDELIDAD: ¿Quién ocupa un lugar privilegiado en nuestras
vidas, pero paga un precio muy bajo por hacerlo?, ¿Quién obtiene lo que quiere
de mí (estatus, libertad, regalos, etc) con relativamente pocas condiciones a
cambio? Puede que sea nuestro jefe o un compañero con el que hemos trabajado
durante mucho tiempo. Tenemos que ser conscientes de si protegemos regularmente
a alguien de las crudas realidades como por ejemplo, de lo que los demás
experimentan con ellos.
B).-
SEVERIDAD: ¿Quién está recibiendo la versión más dura de mí?
¿La más impaciente e intolerante con los fallos e imperfecciones? Puede ser que
sintamos que tenemos la misión de enseñar a alguien lo que es la
responsabilidad personal, pero normalmente, independientemente dela
racionalidad de nuestra conducta, esta severidad puede implicar que estamos
dedicando demasiado tiempo a justificar nuestro comportamiento.
C).-
ABANDONO – DESCUIDO: ¿Qué nombre tenemos dificultades para
recordar?, ¿A quién hemos considerado que no merece la pena dedicar nuestro
tiempo y atención? Podemos pensar que los afectados no perciben que queremos
relegarlos pero si lo hacen, Los líderes deben procurar tener este cuadrante lo
más pronto posible.
D).- JUSTICIA: ¿Quién
muestra cerca de nosotros la mejor versión de si mismo con sinceridad y tiene
ganas de crecer y hacer un trabajo excelente?, ¿Cómo me siento cuando estoy
cerca de estos colaboradores? Si nos sentimos como superhéroes es un indicador
de que actuamos con justicia, ya que las personas crecen en nuestra presencia
porque experimentan nuestra convicción de lo que esperamos de ellos.
Este ejercicio es útil
para intentar conocer cómo nos pueden percibir los demás. La mayor parte de
nosotros nos encontramos en el cuadrante de justicia cuando lo consideramos
emocionalmente conveniente. Abrazamos la justicia cuando las condiciones son
óptimas y por ejemplo no nos va a producir la situación muchas molestias, pero
esta convergencia de circunstancias raramente coinciden con nuestras mayores
oportunidades para liderar.
Lo verdaderamente importante
en relación con nuestra habilidad para “empoderar” a los demás” es nuestra capacidad para movernos hacia la
justicia en el momento en que puede marcar una diferencia.
El primer paso en el
camino hacia nuestro desarrollo como líderes consiste en abandonar una serie de
creencias estrictas sobre quiénes somos y más importante aún, sobre quiénes no
somos. Debemos ponernos en disposición de cuestionar las reglas que hemos
escrito para nosotros sobre las líneas duras y los límites de nuestra
identidad. En relación con el liderazgo tendemos a tener patrones y
preferencias pero es raro que estemos atascados, por ejemplo, en la severidad
inflexible. Lo normal es que dependa de la situación.
Todos poseemos la
fortaleza para liberarnos de las identidades de liderazgo que hayamos tenido en
el pasado para evolucionar hacia la justicia, superando las tensiones y
dificultades que tendremos que experimentar en el camino y con el horizonte de
ser capaces de “empoderar” a los demás.
Las autores proponen
una serie de recomendaciones para marcar una serie de estándares elevados.
Estas son:
1.- Establecer
proyectos de grupo. Si tenemos problemas con la fidelidad una forma indolora de
comenzar es elevando el estándar colectivo. Para ello debemos reunir a nuestro
equipo y describir sus metas y las razones de nuestras nuevas expectativas.
Procurar decidir juntos cómo alcanzar las metas compartidas y cómo quiere el
equipo ser responsable y evaluado por los resultados alcanzados.
2.- Celebrar los
éxitos. De forma pública reconocer a las personas que hacen lo que se espera de
ellas utilizando palabras sinceras. Conseguir que quede claro para todos cómo
pueden recibir el reconocimiento.
3.- Tratar a los demás
como si ya fuesen lo mejor que pueden llegar a ser. No debemos mantenernos solo
abiertos a la idea de que alguien puede evolucionar algún día. Debemos asumir
que ya lo ha hecho, por ejemplo asignándoles un proyecto complicado y
explicándoles que solo si dan lo mejor de sí mismos lo van a conseguir. Tenemos
que hacer cualquier cosa que demuestre que el futuro ya está aquí.
4.- Pedir a los profesionales de alto desempeño que
ayuden a sus compañeros a través de actividades como coaching o mentoring.
5.- Realizar reuniones
de seguimiento y de evaluación para discutir lo que se podía haber hecho mejor
como equipo, aunque las cosas hayan ido bien.
6.- Establecer mejores
metas utilizando por ejemplo el enfoque SMART que pide que los objetivos sean
específicos, medibles, alcanzables, relevantes y con un tiempo definido.
7.- Transmitir nuestras
expectativas. Comunicar a todos los que nos rodean lo que queremos lograr en un
nivel de detalle acorde con la relación.
8.- Eliminar las
ineficiencias. Dejar claro que el tiempo es demasiado valioso como para
perderlo. Descubrir qué es aquello que
los colaboradores se resisten a hacer por temor y aliviar sus miedos.
9.- Actuar con coraje,
como por ejemplo hacer algo que no hemos hecho nunca para dejar claro que las
creencias y normas pueden cambiar empezando por nosotros.
10.- Ser el ejemplo.
Ser un modelo de los estándares y conductas que queremos que adopten los que
nos rodean.
Cuando nos encontramos
que hemos caído en la negligencia tenemos esencialmente dos posibilidades:
invertir en la relación o respetuosamente acabar con ella. Mantener una
situación de indiferencia y descuido con respecto a los demás es generalmente
una opción tóxica para nosotros y para los demás. Un patrón de negligencia que
se observa es la decisión subconsciente de ignorar a alguien de quien nos
tenemos que separar pero que todavía está en nuestro ecosistema y por ejemplo
procuramos aislarnos de la incomodidad del proceso de separación deshumanizando
a la persona, a veces hasta con pequeños gestos como evitando el contacto
visual.
El camino de la
negligencia a la justicia puede parecer muy largo, pero como la mayor parte de
las elecciones que transforman nuestra experiencia, puede ser atravesado en un
instante. Depende de nuestra decisión.
Las autoras sugieren
las siguientes acciones para transmitir nuestro compromiso:
a).- Prestar nuestra
total atención, por ejemplo dejando nuestros móviles atrás. En un mundo en el
que las distracciones tecnológicas son la norma el conceder a alguien nuestra
atención completa es una de las mejores señales de que nos preocupamos. Debemos
utilizar estos aparatos para acercarnos a las personas que están distantes no
para alejarnos de las que tenemos cerca.
b).- Mostrar curiosidad
e interés por las vidas de los que nos rodean. Preguntarnos por ejemplo, las
razones por las que nuestros compañeros han hecho determinadas elecciones o qué
es lo que les ha sorprendido o deleitado en el camino. Si no sabemos cómo
iniciar la conversación podemos comenzar pidiendo que nos hablen sobre sí
mismos.
c).- Experimentar la
realidad de los demás. Asumiendo que sabemos lo que nuestros colaboradores
hacen durante el día es frecuente que caigamos en el cuadrante de la severidad
y pensemos que no están haciendo las cosas correctas. Debemos encontrar la verdad
con una indagación activa que nos permita ver si dedican su tiempo a
actividades no óptimas para ayudarles a priorizar mejor.
d).- Preguntar cómo
podemos ayudar.
e).- Ayudar de forma
proactiva. Por ejemplo si vemos que alguno de los miembros de nuestro equipo
tiene una sobrecarga de trabajo seleccionar una de sus tareas que más
frustración le ocasione y pedirle que deje de asumirla.
f).- Ofrecer a los
colaboradores algo que comer o beber para crear momentos agradables.
g).- Facilitar tiempo
para el descanso y no pretender que el equipo trabaje sin pausas.
h).- reconocer que
existe vida fuera del trabajo, minimizando los requerimientos fuera del horario
laboral.
i).- Demostrar gratitud
sincera y específica. Agradecer a alguien por algo que hace nuestra vida mejor.
Ser específico sobre la acción y sus efectos y cómo su decisión ha marcado una
diferencia.
j).- Utilizar menos “yo” y más “nosotros”. El lenguaje importa de
forma que puede moldear realidades. Para comenzar debemos contar el número de “yo”
y “mi” afirmaciones que hacemos en el día. Reemplazarlas por un número adecuado
de “nosotros”.
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