William Ury, en “Possible.How we survive and thrive in an age of conflict”, plantea que existe un “camino de lo
posible”, compuesto de tres victorias a lograr durante el mismo, para superar
los conflictos.
La primera consiste, como hemos empezado a comentar en entradas anteriores, en “ir al “balcón” que se centra en considerar
que, quizás, el mayor poder que tenemos cuando nos enfrentamos a situaciones
difíciles es el de escoger no reaccionar e ir “al balcón”. Al hacerlo ejercitamos
tres poderes naturales que poseemos:
el primer poder es el de hacer una pausa, parar y reflexionar antes de actuar.
El segundo poder es el de hacer ZOOM HACIA DENTRO
de nosotros mismos, para
centrar nuestra atención en lo que realmente queremos, analizando en
profundidad cuáles son nuestros intereses y necesidades.
¿Qué es lo que realmente quiero? Parece ser una pregunta sencilla, pero
la respuesta con frecuencia resulta poco clara, especialmente cuando estamos
atrapados en un conflicto, ya que podemos pensar que sabemos realmente lo que
queremos pero puede no ser verdad.
Como resultado de no saber lo que queremos de verdad es fácil que
actuemos de forma contraria a nuestros intereses más profundos. Es esta la
razón por la que con frecuencia nos encontramos ante situaciones en las que
todos pierden.
Nuestro primer poder natural: hacer una pausa, nos facilita tiempo y
espacio para que ejercitemos nuestro segundo poder natural: Hacer un zoom hacia
dentro que implica que nuestra atención la vamos a poner en aquello que realmente
deseamos.
En el lenguaje de la negociación significa que nos vamos a centrar en
los intereses que están por debajo de nuestras posiciones. Las posiciones
representan lo que decimos que queremos. Los intereses son las motivaciones
subyacentes, nuestros deseos, aspiraciones, preocupaciones, temores y
necesidades. Mientras las posiciones son lo que decimos que queremos, los
intereses son las razones por las que queremos lo que queremos.
Las posiciones pueden ser directamente opuestas, pero los intereses
puede que no sean tan opuestos. Simplemente pueden ser diferentes. Las
posiciones cierran posibilidades, mientras los intereses pueden abrir nuevas
posibilidades.
Si imaginamos un iceberg las posiciones son la parte visible del mismo
que afloran sobre la superficie del agua mientras los intereses yacen debajo de
la misma. Lo que no vemos es mucho más grande que lo que vemos. Después podemos
imaginar que que los intereses que somos capaces de identificar se encuentran
en la parte media del iceberg debajo de la superficie, pero si queremos abrir
nuevas posibilidades en conflictos aparentemente imposibles de resolver puede
ser que tengamos que sumergirnos a más profundidad para llegar a la parte más
baja del iceberg, donde residen nuestras necesidades y valores. En estas
profundidades podemos hallar el secreto para transformar conflictos difíciles.
Para llegar a alcanzar estas motivaciones profundas debemos hacer un
zoom hacia nuestro interior y centrar nuestra atención en lo que yace debajo de
nuestras posiciones.
Si nos hacemos la mágica pregunta en la que nos centramos en averiguar
lo que realmente queremos estaremos profundizando en nuestras motivaciones y,
aunque como resultado, no podamos obtener lo que planteamos en nuestras
posiciones, puede ser que encontremos maneras de avanzar para conseguir
nuestros intereses subyacentes. Pero esto solo es posible si hemos acometido el
duro trabajo de descubrir esos intereses. Conocer y adentrarnos en nuestras
motivaciones reales nos abre la posibilidad de alcanzar un acuerdo mutuamente
satisfactorio que aborde los intereses de todas las partes implicadas.
Con frecuencia no es suficiente el hacernos la pregunta una sola vez.
Para llegar a la parte más profunda del iceberg puede ser que tengamos que
repetir sucesivamente por qué deseamos hacer algo varias veces.
Durante los conflictos con frecuencia nos encontramos tan ocupados
tomando posiciones que perdemos de vista nuestras necesidades humanas básicas.
Pero los conflictos que verdaderamente nos preocupan , sean grandes o pequeños,
no suelen ser debidos a la necesidad de satisfacer intereses superficiales,
suelen estar movidos por motivaciones más profundas.
En el nivel más profundo descubriremos menos conflicto y más posibilidades
que en el nivel superficial de las posiciones o en el nivel medio de los
intereses. Por tanto debemos continuar haciendo un zoom hacia nuestro interior
hasta que lleguemos al nivel de las necesidades básicas humanas.
Las emociones y las sensaciones ofrecen, quizá, el indicador más seguro
de que hemos puesto al descubierto necesidades básicas. El tono de voz puede
ser revelador, porque transmite emociones. En las negociaciones solemos pensar
que las emociones se meten en medio e interfieren. Pero las emociones y las
sensaciones físicas que les acompañan, transportan una información vital sobre
las motivaciones más profundas que experimentamos. El miedo, la ira y la
frustración pueden ser signos de que algunas de nuestras necesidades básicas no
se están cubriendo. Si hacemos una pausa y escuchamos y observamos nuestras
emociones y sensaciones , podremos encontrar lo que nos están queriendo decir.
Ury comenta que en situaciones de conflicto le resulta muy útil hacer un
zoom hacia dentro e identificar qué emociones y sensaciones está percibiendo.
Cuando se siente enfadado, por ejemplo, piensa que es porque una barrera
importante se ha podido traspasar y se plantea qué necesidad básica suya no está
siendo satisfecha. Hacer una pausa le facilita la distancia emocional necesaria
para digerir información valiosa sobre sus necesidades sin mostrarse reactivo.
Al llegar a su necesidad más profunda con frecuencia experimenta una sensación
de alivio emocional y de amplitud abriéndose en su tórax, sus hombros se
relajan y siente un “si” saliendo de su intestino (zona que algunos científicos
consideran el segundo cerebro). Estas emociones y sensaciones le informan de que está en el camino correcto.
El tercer poder consiste en
hacer “zoom hacia fuera”. En este
mundo tan profundamente dividido seguramente no existe un poder más importante
que activar que el de hacer zoom hacia fuera para tener una visión más amplia.
Si queremos abordar los retos actuales con los que nos enfrentamos con la curiosidad, creatividad y colaboración que
requieren, tenemos que liberarnos de nuestras creencias limitantes sobre lo que
es y no es posible.
Ante un conflicto debemos hacer el zoom hacia fuera para comenzar por
identificar a todas las partes implicadas, tanto las personas que lo están directamente ,como las afectadas indirectamente. Debemos preguntarnos si nos
estamos olvidando de alguien, si estamos dejando a alguien fuera, a quién debemos
incluir, quién nos puede bloquear y cómo puede hacerlo y quién puede ayudarnos y
cómo lo puede hacer.
Para ello tenemos que ser conscientes de que lo que limita nuestra
perspectiva cuando estamos inmersos en un conflicto es la idea de que solo
existen dos partes “sentadas” en la mesa de negociación, que el objetivo es
llegar a un acuerdo, que el tiempo del que disponemos es corto y que la
solución pasa por un juego de suma cero en el que más para una parte implica menos para
la otra.
Las posibilidades para avanzar son así muy limitadas. Si hacemos zoom
hacia fuera de la “mesa” podremos contemplar al menos que existen tres “mesas”,
dependiendo de cuántas partes existan. Además de la “mesa” principal, tenemos al
menos dos “mesas” adicionales de partes interesadas internas asociadas a cada
parte principal.
Por tanto para gestionar un conflicto debemos comenzar por preparar un
mapa que incluya a todas las partes interesadas para ver quiénes componen tanto
la “mesa principal” como las internas, considerando a todas las personas que se
pueden ver afectadas de una manera u otra por el conflicto y pueden influir en él.
Después debemos volver a hacer zoom hacia fuera para preguntarnos cuál
es nuestro BATNA ( mejor alternativa a un acuerdo negociado) , que implica
nuestra mejor alternativa de acción para satisfacer nuestros intereses si no
podemos llegar a un acuerdo. Tendremos que pensar pues en cómo puedo satisfacer
mis intereses si no llego a un acuerdo, cómo puedo desarrollar mi BATNA para
que sea el mejor posible. También tenemos que plantearnos cuál es nuestro WATNA
( peor alternativa posible a un acuerdo negociado) y cómo puedo evitar lo peor
e intentar alcanzar lo mejor.
El propósito de una negociación, puede que no sea siempre llegar a un
acuerdo sino explorar con la otra parte si podemos satisfacer nuestras
necesidades a través de una negociación mejor que sin ella, esto es a través de
nuestro BATNA, que podría ser nuestro plan B. Desarrollar nuestro BATNA nos da
la seguridad de que independientemente de lo que ocurra en la negociación,
contamos con una buena alternativa que nos hace menos dependientes de la otra
parte para satisfacer nuestras necesidades.
Tener en cuenta, también, nuestro WATNA o peor escenario posible nos va
a servir, paradójicamente para conseguir una mejor y más realista perspectiva,
ya que nos hace enfrentarnos a las posibilidades negativas y como resultado
buscar alternativas positivas que eviten que la peor alternativa ocurra.
Debemos, también, hacer un zoom hacia fuera hacia el futuro para intentar contemplar
cómo puede ser y qué pasos hay que ir dando para llegar al que consideremos
como deseado.
Finalmente hacer un nuevo zoom hacia fuera y reflexionar sobre el “juego”
en el que estamos involucrados. Esta es quizás la mayor oportunidad de todo
este concepto: ¿Qué podemos hacer para cambiar el juego y que deje de ser una
batalla ganar-perder para convertirse en un juego de conflicto constructivo y
de cooperación.
Si entendemos el conflicto como una especie de juego con jugadores,
reglas y metas nos podemos preguntar si estamos jugando el juego correcto. En
estos tiempos divididos que estamos viviendo, tendemos a reducir el conflicto a
una lucha suma cero entre “nosotros” y “ellos”, pero ésta no es la mejor forma
realmente de alcanzar lo que verdaderamente queremos. Podemos elegir jugar un
juego mucho más adecuado que nos pueda beneficiar a todos. Ganar y perder puede resultar divertido en el
ámbito deportivo o de los juegos de cartas, pero cuando afecta a las relaciones
humanas interdependientes, sea en la familia, trabajo o comunidad, el resultado
con frecuencia es que todos pierden.
Con un poco de creatividad los resultados pueden ser de suma positiva,
con alguna ganancia para todos.
Si nos hacemos todas estas preguntas seguramente descubriremos nuevas
posibilidades que no habíamos considerado hasta el momento. Hacer zoom hacia
fuera es la etapa culminante de “ir
hacia el balcón”, nuestra primera victoria en el camino hacia lo posible. Desde
el balcón podemos ver la silueta del “puente dorado”. Ésta es la siguiente
victoria a lograr: una victoria con los otros.
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