El boletín del Center for Creative Leadership del presente mes de octubre
recoge un artículo publicado el 14 de agosto en Fortune, en el que John Ryan
presidente del centro mencionado planteaba la siguiente pregunta:
¿ES OBAMA O ES ROMNEY
EL MEJOR LÍDER? ¿CÓMO DECIDIR?
A continuación hacía referencia a las 5 cualidades de liderazgo que
considera son las más relevantes para ejercer como presidente de los Estados
Unidos de América
1.- CONOCIMIENTO DE UNO MISMO.
El liderazgo eficiente comienza con el conocimiento real y la aceptación
de las propias debilidades y fortalezas. Normalmente no somos buenos jueces en
ambas áreas por lo que en el caso de los candidatos debemos fijarnos si se
rodean de personas que les van a decir con sinceridad lo que tienen que saber
sobre su desempeño o de aquellos que les van a decir lo que ellos quieren oír y
si son capaces de introducir las modificaciones positivas necesarias en función
de ese feedback.
John Ryan menciona el caso de George Washington que antes de ser
presidente se caracterizaba por no controlar bien sus emociones y reacciones lo
que le llevaba con frecuencia a hacer y decir cosas absurdas, pero supo
rodearse de personas de confianza que le intentaban controlar y que le convencieron
para que se esforzase en controlar y superar su problema. Al ser elegido como
presidente lo había corregido casi en su totalidad.
2.- VISIÓN.
Una visión atractiva del futuro inspira, clarifica y centra el trabajo de
los individuos, organizaciones y naciones. Hay que observar cuáles son las
visiones de éxito de los candidatos, si tienen alguna o si sus metas son
modestas y tácticas. Con el objetivo de ganar una elección los candidatos
pueden pedir esfuerzos a las personas sin dar buenas razones que los
justifiquen.
Franklin D. Roosevelt, es el ejemplo
que pone el autor para ilustrar esta habilidad, ya que demostró que tenía una
visión radical del camino por el que debía guiar a su país. En los oscuros tiempos
de la Gran Depresión creyó que los Estados Unidos podían marcar los pasos para conseguir décadas de
prosperidad equilibrando los extremos entre el capitalismo industrial y el
socialismo. Desarrolló el “New Deal” buscando un camino intermedio entre
crecimiento y seguridad y con el objetivo de sostener a las capas más pobres
de la población, reformar los mercados financieros
y redinamizar una economía estadounidense herida desde el
crack de 1929 por el desempleo y las quiebras en cadena. En
la época previa a la segunda guerra mundial quiso que el país abandonase el
aislamiento y pasase a un intervencionismo internacional, consiguiendo con su
liderazgo a través de este conflicto redefinir el papel de su país en la esfera
mundial.
3.-
CONSTRUIR UN EQUIPO.
Los líderes de
primera categoría mundiales son conscientes de que no pueden ser excelentes en
todo ni pueden conocer todas las
disciplinas en una época de evolución ininterrumpida de la información y del
conocimiento. Por este motivo construyen equipos que compensen sus debilidades
en los campos del conocimiento, perspectiva y experiencia. Es conveniente
observar que clase de equipos han creado Obama y Romney. ¿Sus colaboradores más
cercanos brindan nuevas ideas, provienen de diversos sectores y ofrecen
perspectivas diversas y contradictorias al equipo? o por el contrario ¿Piensan todos igual?
Como ejemplo el autor analiza la figura de Abraham Lincoln, que según
recoge Doris Kearns en su libro “Team of Rivals” llegó a Washington en 1861sin
tener muchos amigos influyentes ni mucho conocimiento sobre el funcionamiento
de los círculos políticos de la capital. Decidió rodearse de un grupo de
políticos de prestigio que incluían algunos de sus principales enemigos. Este
equipo estaba siempre luchando por presentar un frente unido pero estaba
compuesto por los políticos más experimentados y con mayor talento que existían
en ese momento. Al invitar a expresar los desacuerdos libremente y así poder
contemplar las situaciones desde varias perspectivas Lincoln consiguió aumentar
su habilidad para tomar decisiones bien documentadas en la difícil época de la
guerra civil.
4.- APRENDER DE LOS
ERRORES.
Tomar decisiones es una de las tareas centrales del liderazgo y
desarrollarla correctamente requiere que a veces se cometan equivocaciones.
Todos los presidentes las han cometido en alguna ocasión. La pregunta es:
¿Obama y Romney saben aprender de los errores y con cuánta rapidez? Y todavía
más importante: ¿Están dispuestos a admitir que los han cometido?
El ejemplo que plantea para esta habilidad es el de George Washington que
parece ser que no era un hombre que fuese brillante a la hora de tomar
decisiones estratégicas o tácticas. Tenía tendencia a la indecisión y cometió sorprendentes
errores de juicio en los primeros años de la guerra de la independencia. Pero
era muy persistente y tenía la habilidad de examinar rápidamente lo que había
ido mal en el campo de batalla, aprendiendo de los errores y no repitiéndolos
nunca más. Fue un hábito que siguió aplicando con grandes éxitos posteriormente
en sus relaciones diplomáticas posteriores y con el Congreso estadounidense y
que le hizo mejorar sus capacidades de liderazgo.
5.- TRABAJAR CON TODOS
LOS GRUPOS DE INTERÉS.
Los candidatos deben ser conscientes de que no sólo tienen que considerar
a la población general para conseguir que las cosas se hagan. Existen otros
grupos como los políticos, los medios de información, los grupos de interés y
otras naciones entre otros. En estos
tiempos de incertidumbre ningún partido tiene todas las respuestas a los retos
a los que se enfrenta el país, por lo que se impone la necesidad de escuchar a
todas las partes y de alcanzar compromisos si fuesen necesarios y para
conseguirlo los candidatos deben saber navegar por el sistema político. La
pregunta que habría que hacer es: ¿Existe evidencia de que tanto Obama como
Romney tienen esta capacidad?
John Ryan termina poniendo el ejemplo de Dwight Eisenhower, que de sus días desempeñando
puestos claves en el ejército de los Estados Unidos que condujeron a la
victoria de las fuerzas aliadas en la segunda guerra mundial obtuvo una gran
experiencia para liderar grandes organizaciones. Utilizó estas habilidades en
su ejercicio como presidente. Se rodeó de consejeros brillantes que ofrecían
diversos puntos de vista y que los debatían mientras él escuchaba. Logró tener
la reputación de que aceptaba y buscaba los puntos de vista de distintos grupos
de interés, de que estaba cómodo con los desacuerdos y de que conseguía que
grupos dispares de personas trabajasen juntos.
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