Hablemos
de liderazgo cumple dos años y para celebrar este segundo aniversario vamos a
seguir analizando un estilo de liderazgo, el de servicio, que parece que cada
vez es más necesario, en todos los niveles de las organizaciones, ya sean
políticas, públicas o privadas, si queremos salir de la crisis que estamos
viviendo.
En la
entrada anterior hemos visto distintos aspectos teóricos de este modelo de
liderazgo, pero si como escribe Jim Haskett,
en HBR Blog Network del pasado 1 de mayo,
todos pensamos desde Lao-Tsé a
Max de Pree, director del centro de liderazgo
que lleva su nombre, que es maravilloso, por qué, se pregunta
Haskett, es un estilo que poco implantado a nivel de las altas
direcciones de las organizaciones.
El
autor recuerda que ya Lao-Tsé, en sus escritos en el siglo V a. c.,
planteaba que el gobernante más excelso es aquel del que apenas se conoce su
existencia y que cuando termina su tarea y se han alcanzado los objetivos del
colectivo que lidera, los integrantes del mismo dicen: “Lo hemos conseguido por
nosotros mismos”.
En ocasiones,
se ha relacionado, de forma correcta o errónea, al liderazgo de servicio con el
concepto de una estructura organizacional piramidal invertida en la que
la alta dirección tiene que dar cuentas de su gestión a los niveles más bajos
de dirección o a organizaciones en las que predominan valores teológicos.
En la
actualidad un grupo de psicólogos organizacionales, liderados por Adam Grant,
están intentando medir el impacto del liderazgo de servicio en los líderes.
Grant describe los resultados de su investigación en su último libro, “Give and take”, que sugieren que los líderes que adoptan este modelo no sólo están mejor
considerados por sus profesionales y se sienten satisfechos consigo mismos al
finalizar la jornada, sino que son, también, más productivos. El autor mantiene
la tesis de que esto ocurre por diversas razones:
1.-
Estos líderes son beneficiarios de una red de contactos importantes que les
facilita información y perspectivas que les hacen más eficientes y productivos
en lo que hacen aunque dediquen gran parte de su tiempo a compartir lo que
aprenden y a ayudar a sus colaboradores a desarrollarse profesionalmente y a
contemplar nuevas formas de hacer las cosas.
2.-
Este tipo de líderes no pierden mucho tiempo pensando a quién dar y en qué
orden. Ayudan a todos los profesionales de su organización. Puede ser agotador
pero también muy enriquecedor. Grant plantea que es un comportamiento muy
recomendable, pero que debe tener límites si se detecta la existencia del
profesional que sólo recibe continuamente y no está dispuesto a aportar nada a
los demás.
No
podemos olvidar, tampoco, que este año ha venido, también, marcado por la
necesidad de ser creativos para buscar nuevas formas de hacer las cosas y de
utilizar racionalmente los recursos que tenemos a nuestra disposición,
recordando que querer es poder y la importancia de una actitud positiva. La
siguiente imagen es un ejemplo claro y nos puede servir de reflexión.
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