Kevin Murray, en el libro “The language of leaders. Howtop CEOs communicate to inspire, influence and achieve results”, que estamoscomentando, plantea que existen 12 principios de comunicación que los buenos líderes, que tienen claro que deben inspirar para conseguir que sus colaboradores obtengan grandes resultados, utilizan en mayor o menor grado. Son los siguientes:
1.- Aprender a ser
nosotros mismos, centrándonos en ser mejores líderes y comunicadores.
2.- Transmitir una
misión atrayente y un poderoso conjunto de valores.
3.- Combinar lo
anterior con una visión atractiva del futuro que comunicamos constantemente
para movilizar los comportamientos en el presente.
4.- Mantener a nuestros
profesionales centrados en las relaciones
clave de las que la organización depende para su éxito e impulsar, como
una prioridad, la construcción de confianza en esas relaciones.
5.- Conseguir que la
obtención del compromiso sea un objetivo estratégico.
6.- Asegurarnos de
comprender a nuestra audiencia antes de intentar comunicarnos con ella.
7.- Escuchar de forma
activa y aprender a hacer las preguntas correctas.
8.- Buscar mensajes
potentes para comunicar nuestras ideas.
9.- Utilizar historias
y anécdotas para inspirar los comportamientos adecuados.
10.- Ser conscientes de
las señales que transmitimos de forma no verbal.
11.- Prepararnos
adecuadamente para comunicar. Nuestra reputación está en juego.
12.- Aprender, ensayar,
revisar, mejorar, siempre con la finalidad de llegar a ser un mejor
comunicador.
Kevin Murray profundiza en los capítulos posteriores de su libro cada
uno de estos principios:
I.-
APRENDER A SER NOSOTROS MISMOS, CENTRÁNDONOS EN SER MEJORES LÍDERES Y
COMUNICADORES.
La autenticidad es
crucial en un líder. Los seguidores no se comprometerán si no creen en él y en
su integridad. Deben sentir su pasión y creer que él cree en lo que transmite.
Cuando somos capaces de tener claro cuáles son las cosas que nos importan
podemos hablar de ellas de forma apasionada.
Los líderes se mueven
en un ecosistema de personas interdependientes y tienen seguidores, consejeros,
competidores, compañeros, clientes, accionistas,…, y deben saber cómo comunicar
adecuadamente con cada una de estas audiencias. Los seguidores pueden
considerarse como la audiencia más importante y quieren contar con un líder en
el que puedan creer. Responden mejor ante líderes que tienen una clara visión
estratégica, que hablan de forma sencilla y sincera y si es necesario con coraje
y principios. Prefieren líderes que les defienden, con un amplio abanico de
valores que se centran en la honestidad y la actitud abierta y de respeto hacia
los demás, accesibles y genuinamente humildes, que sepan mostrar vulnerabilidad
en las ocasiones en que sea necesaria, que les escuchen y respeten sus
opiniones y que les den energía y les transmitan pasión por lo que hacen. En
definitiva quieren líderes que les inspiren.
La autenticidad es un
factor fundamental para conseguirlo y para ello debemos:
1.- Conocer nuestras
fortalezas y debilidades. Tenemos que tener claro cuáles son las creencias que
subyacen a nuestras fortalezas y cuál es nuestro propósito para conseguir
hablar desde el corazón.
2.- Obtener la
confianza de nuestros colaboradores. No podemos liderar si no confían en
nosotros y las personas no pueden confiar si no saben quiénes somos, por lo que
hay que procurar:
a).- Ser visibles:
mostrarnos y ser accesibles.
b).- Tener confianza en
nosotros mismos.
c).- Tratar a las
personas con respeto e interesarnos por ellas.
d).- Ser consistentes.
e).- Ser siempre
honestos y admitir nuestros errores o que no tenemos siempre las respuestas.
3.- Ser un modelo de
los comportamientos que queremos que los demás adopten.
4.- Ser sinceros con
nosotros mismos.
Si somos auténticos
podemos demandar autenticidad en los demás. La autenticidad implica descubrir
el estilo personal apropiado para ser un buen comunicador, ya que sólo cuando
conocemos cuáles son nuestras verdaderas fortalezas y operamos desde nuestro propio
sistema de valores podremos saber y comunicar de forma apasionada que es lo que
es correcto para nuestra organización. El éxito o fracaso de cualquier
estrategia depende significativamente del compromiso emocional de los
profesionales y directivos de primera línea. Los líderes, por tanto, deben ser
capaces de articular estrategias que no sean exclusivamente intelectualmente
rigurosas, sino que, también, apelen a
las emociones.
II.-
TRANSMITIR UNA MISIÓN ATRAYENTE Y UN PODEROSO CONJUNTO DE VALORES.
Si como hemos visto en
entradas anteriores los líderes deben crear más líderes dentro de su
organización deben facilitarles un marco para el liderazgo y la acción, que les
ayude a saber cuándo tienen que tomar decisiones y cómo hacerlo de la forma más
adecuada. Para ello tienen que conocer cuál
es la misión de la organización,
los valores y creencias que tienen que intervenir a la hora de tomar
decisiones y la visión que hay que intentar alcanzar.
Por esta razón los
líderes deben articular una misión sencilla, clara, memorable y atrayente que muestre el propósito de la organización y los comportamientos que
se esperan de todos los principales grupos de interés.
Como aspectos claves en
este apartado Murray destaca:
a).- La necesidad de
que la misión de la organización vaya más allá de obtener unos resultados
económicos y que incluya el propósito de alcanzar metas importantes, que
marquen una diferencia y que influyan positivamente en la sociedad.
b).- Los líderes que
transmiten y actúan conforme a un
conjunto de valores basados en la honestidad, la apertura y el respeto a los
demás son los más inspiradores.
c).- Los valores
compartidos generan confianza y liberan a los profesionales para que puedan
convertirse en líderes, dentro de un marco que facilita la creatividad y la
agilidad.
d).- Nuestros
comportamientos dicen mucho más sobre nosotros que nuestras palabras, por lo
que debemos tener cuidado y procurar definir y vivir los valores que queremos
que se adopten en la organización.
e).- El impacto de los
valores debe ser medido y aquellos profesionales que no se comportan de acuerdo
con los mismos deben incorporarlos o si no lo hacen deben abandonar la
organización.
III.-
DEFINIR EL FUTURO PARA GUIAR EL PRESENTE.
Los líderes deben
dedicar mucho tiempo a hablar del futuro si quieren moldearle. Articular la
visión es muy importante, ya que un aspecto central del liderazgo es saber
adónde se quiere llegar desde el punto en que nos encontramos. Una vez decidido
cuál es el futuro debemos asegurarnos de que los demás lo ven de la misma forma
y para ello debemos comunicar una visión clara y lo que tenemos que hacer para
alcanzarla, junto a los beneficios que obtendrán todos los grupos de interés.
El futuro debe ser
descrito en términos racionales (los números) y emocionales (cómo será para
todos aquellos que estén implicados) si queremos inspirar. Los líderes deben
explicar no sólo el futuro sino, también, las razones para el cambio y
transmitir esperanza y optimismo a través de sus palabras, fusionando la visión
futura (lo que supondrá el éxito) con la misión (las cosas importantes que
tenemos que hacer) y con los valores (cómo lo vamos a hacer).
4.-
MANTENER A LOS PROFESIONALES CENTRADOS EN LAS RELACIONES CLAVE DE LAS QUE LA ORGANIZACIÓN DEPENDE PARA
SU ÉXITO E IMPULSAR, COMO UNA PRIORIDAD, LA CONSTRUCCIÓN DE CONFIANZA EN ESAS
RELACIONES.
Una buena reputación es
un activo intangible que tiene un inmenso valor económico. Su pérdida es
considerada por los líderes como el principal riesgo que puede sufrir una organización
y es la razón de la necesidad de construir culturas con un marco sólido de
valores, conocidos por todos, que
permitan a los profesionales hacer lo correcto en toso momento. Generar
confianza es fundamental, tanto a nivel de las relaciones internas como de las
externas. Los equipos no pueden ser eficientes si no existe confianza entre sus
miembros.
El mayor riesgo no está
tanto en la pérdida de la reputación sino en sus consecuencias,
fundamentalmente la destrucción de las relaciones de las que depende el futuro
de la organización. El estudio, “Creando valor de los activos intangibles”,
publicado en 2001 por el Departamento de Comercio e Industria del Reino
Unido, que sigue siendo de actualidad identificaba siete áreas de valor
intangible para los líderes dentro de una organización:
1.- Las relaciones.
2.- El liderazgo y la
comunicación.
3.- La cultura y los
valores.
4.- La reputación y la
confianza.
5.- El conocimiento.
6.- Las habilidades y
competencias.
7.- Los procesos y
sistemas.
Con respecto a las
relaciones decía que: “Sólo si una organización tiene la capacidad de
desarrollar una estrategia eficaz para manejar y mantener excelentes relaciones
con todos sus grupos de interés, podrá alcanzar todo su potencial”. Mantener un
diálogo fluido y abierto con los grupos de interés que permita conocer sus
ideas y perspectivas supondrá que estaremos mejor informados y que recibiremos
feedback de calidad, no sólo de los aspectos negativos sino de sugerencias de
mejora.
El autor propone como ideas clave para los líderes en este apartado:
a).- Las relaciones son
el motor del éxito, por lo que hay que mantener un seguimiento continuo del
estado de las que son consideradas clave.
b).- La necesidad de
definir un mapa de estas relaciones y de encontrar formas de escuchar a estas
personas y de mantenernos informados sobre lo que piensan y sienten.
c).- La importancia de
contar con mecanismos para conocer cuál es la reputación de nuestra
organización en el mundo exterior.
d).- La opinión de los
consumidores es importante. Diseñar vías para que tengan “voz” dentro de la
organización y ayudar a que los profesionales de la misma “sientan” de la misma
forma que éstos.
e).- Es imprescindible
que los líderes “vivan” la reputación que quieren obtener. Un paso previo es su
definición y comunicación.
f).- La necesidad de
conocer, en todo momento, si se está produciendo una diferencia entre las
promesas que hemos hecho a nuestros grupos de interés y las experiencias que
éstos están percibiendo y actuar para corregirla si se presenta.
g).- La confianza debe
ser un objetivo estratégico, que debe ser medido.
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