Cass R. Sustein,
profesor en la Escuela de derecho de Harvard y Reid Hastie, profesor de
Ciencias del Comportamiento en la escuela de Negocios Booth de la Universidad
de Chicago en la edición de diciembre de Harvard Business Review, plantean
soluciones para evitar que los grupos en el momento de tomar decisiones cometan
más errores que los que cometerían los miembros del equipo a nivel individual.
Aristóteles, defensor de la inteligencia colectiva, destacaba la importancia de los grupos
diciendo: “Cuando son muchos los que contribuyen en un proceso de deliberación,
cada persona puede aportar su parte de bondad y de prudencia moral,…, algunos
serán capaces de apreciar una parte, otros otra y entre todos podrán ver el
conjunto”. La clave se encuentra en la agregación de información: las distintas
personas captarán partes distintas y si éstas se agregan correctamente
facilitarán que el grupo sepa más y mejor que cualquier individuo.
Desgraciadamente los
grupos con frecuencia no responden a este potencial. El pensamiento grupal es
uno de los principales riesgos. Diversas investigaciones tratan de explicar
este hecho. Otras se han centrado en las debilidades y fortalezas de los grupos
a la hora de tomar decisiones. Éstos se equivocan por dos razones
fundamentalmente:
a).- La primera se
tiene que ver con las señales que
relacionan las informaciones. Espontáneamente las personas aprenden unas de
otras. El problema en los grupos es que éstos se pueden equivocar si algunos de
los miembros reciben señales incorrectas de otros miembros.
b).- La segunda tiene
que ver con la presión por mantener la
reputación, que lleva a que las personas se callen o cambien sus ideas para
evitar una penalización, que en ocasiones puede ser exclusivamente la
desaprobación de los demás, pero que si éstos tienen poder pueden ocasionar
graves consecuencias a nivel personal.
La consecuencia es que
los grupos se pueden encontrar con cuatro problemas distintos pero que pueden
estar conectados:
1.-
LA AMPLIFICACIÓN DE LOS ERRORES. Los grupos no sólo no
corrigen los errores de sus miembros, sino que los aumentan. Los estudiosos del
comportamiento han encontrado algunos prejuicios comunes que conducen a
errores:
a).- La falacia de la
planificación, que hace, por ejemplo,
que subestimemos el tiempo que lleva completar un proyecto o el
presupuesto necesario.
b).- El exceso de
confianza que nos lleva a creer que nuestras predicciones son más exactas de lo
que realmente son.
c).- La disponibilidad
hace que aceptemos aquello que nos viene a la mente primero, porque lo
consideramos memorable o porque responde a experiencias recientes.
d).- El egocentrismo
que nos lleva a que consideremos que lo que creemos o nos gusta es lo que los
demás deben creer o apreciar.
e).- La forma de
presentación de una idea o propuesta que va a influir en la toma de decisiones.
Por ejemplo aceptamos mejor una intervención quirúrgica si nos dicen que tiene
un 90% de posibilidades de éxito que si nos plantean que la posibilidad de
fracasos es del 10%.
Evidencias
experimentales demuestran que los grupos caen también en estos errores. Por
ejemplo los psicólogos Roger Buehler, Dale Griffin y Johanna Peetz han encontrado que la falacia de la
planificación se exacerba en los grupos, ya que éstos se muestran más
optimistas que los individuos al estimar
el tiempo y los recursos necesarios para completar una tarea.
En otros casos, por el
contrario, como con los prejuicios derivados del egocentrismo, son capaces de
mitigarlos, ya que si el individuo consulta con el grupo puede descubrir que
sus preferencias pueden no ser compartidas por los demás.
2.-
EL EFECTO CASCADA. Los miembros del grupo apoyan o siguen
las directrices de los que hablaron primero. La mente humana está programada
desde el nacimiento para sincronizar con e imitar a otras personas. Existen dos
tipos de cascadas que producen errores en los grupos:
a).- La de la
información, en la que las personas silencian sus opiniones por deferencia a
las facilitadas por otros.
b).- La de la
reputación en la que los miembros de un grupo no opinan por temor a ser
censurados por los demás. En ella aunque los integrantes del grupo piensen que
saben lo que es correcto aceptan las decisiones del grupo para mantener la
buena opinión de los demás y no ser considerados como conflictivos o “raros”.
3.-
LA POLARIZACIÓN. Los miembros del grupo adoptan posturas
más extremas que las que mantenían en un principio. Aparece con frecuencia en los
grupos de deliberación. Los primeros experimentos sobre los efectos
polarizadores de la deliberación se centraron en la toma de decisiones sobre comportamientos de riesgo. Se encontró que las
personas que tienen tendencia hacia las conductas de riesgo reforzaban su
postura tras deliberar con otros. Por ejemplo aceptando un nuevo trabajo,
invirtiendo en fondos de riesgo,… Posteriormente se demostró que este hecho
ocurría cuando el grupo era más conservador. Se potenciaban posturas más cautas
que las que se tomarían a nivel individual.
La polarización se
produce fundamentalmente por tres razones:
a).- Los argumentos que
surgen en el seno de un grupo que tienen una predisposición inicial determinada
se orientan inevitablemente en esa dirección.
b).- Los miembros de
los grupos quieren ser contemplados de forma favorable por sus compañeros, por
lo que cuando escuchan lo que los demás
manifiestan ajustan aunque sea mínimamente su posición para acercarla a la que
es dominante como un acto de preservación.
c).- La relación
existente entre confianza, extremismo y la confirmación de nuestras opiniones
por los demás. Cuando a las personas les falta confianza tienden a ser
moderados. Al ganar confianza las personas suelen ser más extremistas en sus
creencias, porque el factor moderador de la incertidumbre sobre si tienen razón
o no se elimina. Si reciben el apoyo y la confirmación de sus ideas por parte
de otros miembros del grupo se incrementa su extremismo.
4.-
EL FOCO EN LO CONOCIDO. Los miembros del grupo se centran
en aquello que todos conocen previamente obviando información crítica que sólo
poseen unas pocas personas, ya que prefieren recibir información “sabida por
todos” y escuchar a los que la transmiten, porque tienen un mayor nivel de
credibilidad que enfrentarse a ideas que pueden parecer extrañas o muy
innovadoras. Es mejor lo “malo conocido” que lo “bueno por conocer”, que puede
tener sus riesgos o exigir mayores esfuerzos.
Una meta fundamental a
alcanzar en la toma de decisiones grupal es la de asegurar que los grupos agreguen
toda la información que sus miembros poseen sin dejar que se interpongan
señales deficientes de información y las presiones sobre la reputación. Los
autores proponen las siguientes actuaciones:
1.-
Silenciar al líder. Los líderes con frecuencia provocan
autocensuras al manifestar de forma
temprana sus ideas con lo que promueven la conformidad con sus opiniones. Deben
procurar fomentar que los miembros de sus equipos faciliten todo tipo de información, aunque no coincida
con la suya y esperar a contar sus ideas hasta que todos hayan expuesto las
suyas.
2.-
Fomentar el pensamiento crítico. Las personas no suelen
manifestar opiniones discordantes si piensan que pueden ser penalizadas por
ello. El líder debe estimular desde el principio la aparición de información
relevante, aunque vaya en contra de la postura oficial dominante, para
facilitar el que los miembros del equipo expongan libremente sus pensamientos.
3.-
Reconocer y recompensar los éxitos grupales. Las personas se callan
con frecuencia porque no perciben que exista ningún beneficio al hablar. El reconocimiento y la recompensa de los
éxitos del equipo en su conjunto va a facilitar el que todos su miembros
colaboren con toda la información que poseen, aunque no encaje con la
“correcta”, para conseguir alcanzar los objetivos del grupo y triunfar.
4.-
Asignar roles. Diversos experimentos han demostrado que
los prejuicios existentes para compartir información en un grupo disminuyen si
a cada miembro del mismo se le asigna un rol específico, acorde con su
experiencia y conocimientos.
5.-
Designar un “abogado del diablo”. La función del mismo
será la de defender una postura contraria a la mantenida por el grupo.
6.-
Formar equipos que mantengan ideas
distintas. Pueden actuar de dos formas:
a).- Tratar de derrotar
al equipo principal en una misión simulada.
b).- Preparar una
argumentación sólida y fundamentada contra un plan o propuesta.
Son muy útiles si
verdaderamente tratan de detectar
errores y explotar vulnerabilidades y reciben incentivos claros para
hacerlo.
7.-
Utilizar el método Delphi. Esta metodología mezcla las
ventajas de la toma de decisiones a nivel individual y el aprendizaje social. El anonimato ayuda a vencer la presión social
y reduce la posibilidad del silencio autoimpuesto.
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