Myles Downey, fundador de “The School of Coaching” , en su libro”Effective Modern Coaching: The principles and art of successful business coaching”, ofrece un enfoque práctico del coaching que facilite la potenciación de las fortalezas y el genio de los profesionales.
Coaching
puede significar diferentes cosas a las personas según sus vivencias individuales, lo que hacen y su experiencia
previa sobre lo que consideran que es coaching. Existe, por ejemplo, un enfoque ligado al mundo de los deportes y otro al de la psicología que mantiene que
sólo psicólogos o psicoterapeutas pueden hacerlo, pero la realidad es que cada vez que alguien
comenta con otra persona cómo se puede hacer algo está presente el coaching.
El
origen del término coaching procede de “coach” o carruaje que lleva a las
personas de un lado a otro. El nombre tiene su origen en la ciudad húngara de
Kocks, donde, parece ser, se
construyeron estos vehículos por primera vez. La primera vez que se utilizó la
palabra con un sentido similar al actual fue a mitad del siglo XIX ,
principalmente en las Universidades de Oxford y Cambridge, para describir la
figura de un tutor independiente que “transportaba” a un estudiante a través de
sus exámenes. Posteriormente se utilizó en la mitad del siglo XX en las
universidades americanas al referirse a los entrenadores deportivos. El
coaching en el mundo de las organizaciones empezó a desarrollarse
fundamentalmente en el Reino Unido a principios de la década de los 80 del
pasado siglo.
Como
consecuencia de las distintas fuentes, inspiraciones y aplicaciones existe gran
confusión sobre el término y existe el riesgo de que se defina más por los
inputs que las filosofías, modelos y enfoques aportan que por los resultados
que necesitamos en el mundo laboral.
El
output primario, para Downey, es el desarrollo del potencial pleno de cada
profesional. El autor prefiere utilizar la palabra genialidad a potencial en sus propuestas porque piensa
que tiene unos matices más trascendentes. El reto del coaching eficaz sería,
pues, el acceso y liberación de la genialidad de cada profesional.
Timothy Gallwey, considerado como el padrino del coaching actual, en sus obras “The Inner Game of Tennis” y “The Inner Game of Work”, plantea que siempre existe una distancia entre el potencial de una persona y su nivel de desempeño, propiciado por lo que él llama “interferencia”, lo que conduce a la fórmula:
Potencial
– Interferencia= Desempeño
Por
lo tanto una forma de aumentar el potencial sería reduciendo las
interferencias. Éstas aparecen en forma de: miedo (de perder, de ganar, de
hacer el ridículo), falta de confianza, esfuerzo excesivo, búsqueda de la
perfección, intentar impresionar a los demás, enfado y frustración,
aburrimiento, mente excesivamente ocupada. Una de las formas de reducir la
interferencia consiste en centrar nuestra atención, de forma que entremos en un estado mental que nos
permita aprender y lograr un desempeño mejor. A este estado Gallwey lo llama de
concentración relajada, al que otros autores consideran como un estado en el
que la mente fluye y que con frecuencia se asocia al desempeño de una actividad
física.
El
precepto fundamental del coaching eficiente es que el trabajo del coach está
condicionado fundamentalmente por las capacidades, el potencial y la “genialidad” que va a permitir el progreso de
las personas y por las interferencias que entren en juego. El coach debe ayudar
a que “los jugadores”, como los llama el autor, sean capaces de moverse y
avanzar por sí mismos.
Downey
propone la siguiente definición de
coaching:
Coaching es el arte de facilitar el
aprendizaje, el desempeño y el desarrollo de otra persona.
Coaching
implica una relación y la conversación que tiene lugar dentro de la misma puede
adoptar distintas formas dependiendo de la situación y de las necesidades del
“jugador”. Entre los diferentes enfoques conversacionales que pueden plantearse
en el transcurso de una sesión tenemos:
1.-
Centrados en resolver los problemas de los demás o directivos:
a).-
Instruir.
b).-
Aconsejar.
c).-
Guiar.
d).-
Ofrecer feedback.
En
estos casos se supone que el coach debe conocer previamente todas las
respuestas o debe ser capaz de encontrarlas. En ocasiones es necesario emplear
este tipo de coaching cuando el “jugador” está atascado o necesite algún tipo
de feedback o de consejo.
2.-
Centrados en ayudar a los demás a que resuelvan ellos mismos sus problemas:
a).-
Hacer preguntas que fuercen a la reflexión.
b).-
Resumir una situación.
c).-
Parafrasear.
d).-
Escuchar para entender.
La
función del coach en este enfoque va dirigida a despertar los instintos del
“jugador” para que éste aprenda por sí mismo y pueda llegar a desarrollar su
“genialidad”.
a).-
Establecer un “contrato” o acuerdo antes de comenzar a trabajar juntos.
b).-
Las dinámicas que se producen en el curso de la relación: cómo ve el “jugador”
al coach y viceversa y cómo estás percepciones se desarrollan y cambian a lo
largo del tiempo.
El
contexto es el elemento más olvidado porque el coach se suele centrar en el
“jugador” y en su historia y descuida los aspectos más periféricos de la
situación. En el ámbito laboral es muy importante e incluye la estrategia,
cultura, políticas de la organización, sus grupos de interés, las condiciones
económicas y del mercado,…
Downey
señala que se puede hacer coaching desde cuatro posiciones principales, que van
desde un enfoque más directivo a uno menos directivo y se basan en:
1.-
El conocimiento. Implica al conocimiento, la comprensión que viene de la
experiencia, la intuición y capacidad de pensar del coach. Para que en este
caso el coaching sea relevante el “jugador” debe estar dispuesto a escuchar al
coach.
2.-
El proceso. En este contexto el proceso es una serie de instrucciones que el
coach facilita que conducen al “jugador” por un camino.
3.- La estructura. Referida a las partes
fundamentales que constituyen algo. Existe estructura en el tiempo: pasado,
presente y futuro. En una sesión de coaching si el “jugador” manifiesta que el
pasado año fue el peor de su vida, el coach, desde un enfoque temporal puede preguntarle
cómo desea que sea el próximo año. La idea de los contrarios facilita otra
posible estructura: si algo es malo, cómo sería bueno, si una actitud es
negativa, cómo sería la actitud contraria.
4.-
Seguimiento del interés para ayudar a los jugadores a escoger hacia dónde
dirigir su atención y sobre qué quieren reflexionar.
Existe
un estado mental en el que conseguimos el máximo desempeño y aprendizaje. Carol Dweck, profesora de psicología en la Universidad de Stanford ,lo llama el
“estado mental de crecimiento” y es clave en un modelo de coaching eficaz. Una
de las principales funciones del coach es, como ya hemos comentado, ayudar al
“jugador” a entrar en el estado mental correcto ( de concentración relajada o
“flujo”), en el que las interferencias o han desaparecido o se han eliminado
casi totalmente. En este sentido Gallwey percibió la capacidad de las personas
de tener conversaciones con ellas mismas. Éstas suelen destacar por las
críticas, juicios y condenas que transmiten y suelen ir seguidas por una serie
de instrucciones sobre cómo actuar mejor. Por ejemplo, en el caso del tenis
serían del tipo:
“¡Idiota¡
sabes que tienes que darle a la pelota que tienes delante de ti”.
“Eres
tan vago”.
“Mantente
firme y adelanta la raqueta con antelación”.
Es
como si dos personas distintas estuviesen hablando. En cada “jugador” tenemos,
pues, dos personalidades: una que da las instrucciones ( nº 1) y otra que actúa
(nº 2). El autor las describe de la siguiente forma:
Nº 1:
es la voz interna de nuestros padres, maestros y de aquellos que ejercen algún
tipo de autoridad sobre nosotros. Busca controlar a la Nº 2 y no se fía de
ella. Se caracteriza por el temor, la tensión, la duda y el esfuerzo duro.
Nº 2: es
el ser humano en su totalidad, con toda su potencialidad y capacidades incluida
la del aprendizaje. Se caracteriza por la concentración relajada, por disfrutar
con lo que hace y por la confianza.
La
relevancia de este planteamiento estriba en que:
a).-
Como coach debemos intentar operar desde el Nº 2.
b).-
Como coach una de nuestras funciones es ayuda a que los “jugadores” alcancen y
operen desde este estado, para que puedan reflexionar mejor y ser más
intuitivos y creativos.
El
primero se apoya en la creencia de que nuestras habilidades están “grabadas en
la piedra” y son las que teníamos al nacer y no podemos hacer nada, lo que
conduce a dos tipos de conductas: la necesidad de estar probándonos a nosotros
constantemente (comportamiento destructivo a largo plazo) o la contraria de
darnos por vencidos, puesto que no hay nada que hacer (“soy como soy y no puedo
cambiar”).
El
segundo se centra en la creencia de que nuestras cualidades básicas se pueden
cultivar a través del esfuerzo.
En
su libro “Focus. Desarrollar la atención para alcanzar la excelencia”, Daniel Goleman sugiere que existen distintas vías para lograr llega a un estado de
flujo. Puede surgir cuando nos enfrentamos a una tarea que necesita que
utilicemos al máximo todas nuestras habilidades o si hacemos algo que nos
apasione, pero sea cual sea el camino el elemento común es la concentración
plena.
Cuando
el coach está ayudando al “jugador” a que se centre y entre en la personalidad
Nº 2, el “jugador”, poco a poco, va siendo más consciente de lo que está
sucediendo, siempre que no intente analizar los datos sino simplemente percibir
lo que ocurre y se va centrando en ello, con lo que va aprendiendo de forma
natural.
Una
parte muy importante de ser consciente es, pues, el acto de darnos cuenta de
algo sin juzgar y sin contaminarlo por emociones como el miedo, la duda, la
ambición o los deseos. No consiste en tratar de pensar y así elimina las
interferencias y permite procesar los datos y producir resultados que pueden
resultar sorprendentes.
Otra
forma de ayudar a alcanzar el estado de flujo es a través de la diversión, al
disfrutar con lo que hacemos y para ello Downey menciona la obra de Mihaly Csikszentmihalyi “Flow. The psychology of happiness” en la que este autor
identifica los siguientes aspectos como necesarios para alcanzar una
experiencia de flujo:
a).-
Existen metas claras en cada etapa del camino.
b).-
Existe un feedback inmediato sobre nuestras propias acciones.
c).-
Existe un equilibrio entre los retos y las capacidades requeridas para
lograrlos.
d).-
La acción y la consciencia de la misma se funden.
e).-
Las distracciones se excluyen.
f).-
No existe temor a fallar.
g).-
La actividad se convierte en “autotélica” (ella misma es la recompensa).
Gallwey
insiste en su libro “The inner game of work” en la idea de que el coaching es
el arte de crear un entorno, a través de la conversación y de una forma de
actuar, que facilita el proceso por el que una persona puede avanzar hacia unas
metas deseadas de forma enriquecedora. Requiere un ingrediente esencial que no
se puede enseñar: preocuparse no sólo por el resultado externo sino por la
persona a la que ayudamos con el coaching.
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